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Opinión

El homenaje de España a Fidel Castro

El embajador español fue a ponerle flores al ex dictador con un objetivo claro: fomentar los negocios de su país en Cuba.

La Habana

Según el periódico santiaguero Sierra Maestra, el  embajador de España en Cuba Juan José Buitrago de Benito, visitó la tumba del dictador  en Santiago de Cuba, donde dejó flores, se hizo fotos posadas  y, entre otras cosas, manifestó  "sentirse honradísimo de… rendir el tributo debido al Apóstol y a Fidel (Castro)".

La piedra que sirve de sepultura a los restos del finado es asiduamente visitada por viajantes y turistas  internacionales, sea como parte del tour que pagaron, por curiosidad o porque desean dejar testimonio de su admiración por la figura que protagonizó diversas batallas "antiimperialistas" desde una cómoda y protegida poltrona en el Palacio de la Revolución en La Habana.

Que trasnochados "izquierdistas", "comunistas" y "revolucionarios" visiten la piedra, es parte del folclor tradicional del estalinismo defenestrado y  despreciado en todas partes.

Pero que un diplomático español de vasta experiencia, acreditado como embajador, vaya allí a rendir tributo a quien tiranizó Cuba por más de medio siglo y además diga que se siente honrado al hacerlo junto al Apóstol, es algo que no se explica por ninguna ingenuidad, sino como parte de la filosofía histórica de quienes todavía heridos por la derrota de España en la Guerra Hispano-cubano-americana,  se sienten admirados por el enfrentamiento de Castro a EEUU y aspiran a recuperar Cuba, como a su manera lo hace la cadena Meliá Hotels International.

El diplomático español fue nominado en enero de 2017 aunque tomó posesión en mayo. Entonces ServimediaMadrid indicó que "sustituirá en el cargo a Juan Francisco Montalbán en un momento crucial en Cuba con el deshielo de las relaciones con EEUU en el horizonte y la incertidumbre que para el devenir de este hito supone la llegada de Trump a la Casa Blanca".

Si bien el Gobierno español daba muestras públicas de su beneplácito por la normalización de las relaciones  del Gobierno de Obama con el castrismo, la comunidad de negocios española en Cuba se mostraba inquieta con la posibilidad de un aumento de las inversiones norteamericanas en la Isla, que pusiera en peligro el éxito de los negocios peninsulares en la mayor de las Antillas.

Los negociantes españoles han sido beneficiados con las políticas antiobreras de los Castros que contratan trabajadores cubanos a las empresas españolas y se apropian de sus salarios pagados en euros y pagan en unos pocos pesitos cubanos devaluados a los trabajadores cubanos, los cuales no tienen ninguna posibilidad de defender sus salarios y son doblemente explotados por los españoles y el Gobierno castrista.

Precisamente, uno de los grandes inconvenientes para las inversiones estadounidenses es la ausencia de la libre contratación, de manera que los negocios con los españoles les resultan doblemente satisfactorios.

No. El embajador no fue a Santa Ifigenia sin saber a lo que se exponía. Buscaba conscientemente  estimular el "fidelismo" en el Gobierno cubano y demostrar la convivencia española con el muerto-caudillo, como parte de su programa para continuar estimulando, por debajo de la manga, el alejamiento en las relaciones entre Cuba y EEUU y el fomento de los negocios españoles en Cuba.

España fue el principal instigador de la revisión de la cláusula de la Posición Común de la UE y según distintas fuentes, es el segundo socio comercial internacional de la Isla y el primer inversionista.

Sabía perfectamente el señor Buitrago que su tributo conjunto al Apóstol y al yacente en la piedra sería muy bien recibido por el Gobierno del general y que le traería un profundo rechazo en el seno de los cubanos y especialmente en la oposición y la disidencia. Pero esa segunda parte parece no importar mucho a la diplomacia rojiamarilla.

Los cubanos sabemos que otra cosa no podríamos esperar de negociantes sin escrúpulos, únicamente comprometidos con los muchos dólares que sacan de sus hoteles en Cuba.

No es casualidad que el pasado 17 de enero  la cadena española Meliá Hotels International haya firmado la apertura de 11 nuevos hoteles en Cuba, según expresó el vicepresidente del grupo, Gabriel Escarrer.  Con las nuevas instalaciones, Meliá llegará a 40 hoteles en la patria de José Martí, explotando en forma semiesclava a trabajadores cubanos.

Mientras tanto, EEUU no ha fabricado el primero.

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