Back to top
Historia

La historia oficial vuelve a mostrar su intolerancia

El punto en discusión ahora es la muerte del líder sindical Jesús Menéndez, en 1948.

La Habana

Los gobernantes cubanos conciben la historia como una visión del pasado que les permita legitimar el control totalitario que ejercen sobre la sociedad. Por tal motivo, cualquier interpretación que se aparte de la historia oficial —la gubernamental— concita la condena de las autoridades.

Esa historia oficial, por supuesto, tiene también sus "vacas sagradas", que son defendidas a capa y espada, pues según el discurso oficialista "destruir la imagen de nuestros próceres y principales luchadores sociales se inserta en el empeño de despojar al pueblo de los valores patrióticos y revolucionarios que lo sustentan como nación" (1) Una de esas figuras sería el líder sindical y militante comunista Jesús Menéndez Larrondo.

En el número 2 de 2016 de la revista Espacio Laical aparece un artículo del historiador cubano Newton Briones Montoto, titulado "La muerte de Jesús Menéndez: una historia mal contada",  que contradice la versión oficial sobre la muerte del líder obrero, acaecida el 22 de enero de 1948 en la estación de trenes de la ciudad de Manzanillo. Además, el articulista encomia la labor del expresidente Ramón Grau San Martín, y expone facetas del oportunismo del Partido Socialista Popular (PSP), que agrupaba a los comunistas de la época. Tanto lo uno como lo otro habrían incrementado también el disgusto oficialista.

Según el punto de vista oficial, Menéndez fue ultimado a sangre fría por varios tiros en la espalda efectuados por el capitán del Ejército Joaquín Casillas Lumpuy. En cambio, Briones Montoto afirma que Menéndez disparó primero e hirió a un soldado, acción que fue respondida por Casillas Lumpuy.

Ni corto ni perezoso, el periódico oficialista Trabajadores publicó una respuesta al artículo de Briones Montoto; respuesta que apareció en dos partes, y que lógicamente se solidariza con la versión oficial.

En la primera de las respuestas ("A propósito de una historia mal contada", lunes 13 de febrero), la articulista se esfuerza por demostrar la falsedad de la hipótesis de Briones Montoto, aunque no emplea en demasía frases descalificadoras hacia su contraparte.

Sin embargo, la segunda entrega de Trabajadores ("Vicisitudes de una condena", lunes 20 de febrero) sí muestra la saña con que el castrismo reacciona cuando alguien asume una visión histórica diferente a la sustentada por la maquinaria del poder.

Se califica el artículo de Briones Montoto de falso, extemporáneo y dentro de la línea de los que pretenden "desmontar nuestra historia".  A propósito, lo de extemporáneo bien podría interpretarse como una advertencia de que semejante herejía, y otras por el estilo, nunca serán permitidas.

No es el propósito de este artículo tomar partido por una u otra versión. Se trata de un hecho que ni en su momento pudo ser suficientemente aclarado, no obstante haber sido Jesús Menéndez un congresista de la República en el instante de su  muerte.

Casillas Lumpuy continuó en el Ejército, e incluso fue ascendido, primero a comandante y después a coronel. En 1959 defendía la ciudad de Santa Clara cuando esta fue tomada por las tropas del Che Guevara. Fue hecho  prisionero, y seguramente habría sido fusilado como tantos otros colaboradores del Gobierno de Fulgencio Batista. Pero Casillas no esperó pasivamente a que eso sucediera. Intentó darse a la fuga y fue acribillado por sus captores.

Todo hace indicar que este diferendo podría derivar hacia una polémica mucho más amplia, con la participación de nuevos actores, pues ya se conoce que en la propia revista Espacio Laical, y en otros medios de prensa han aparecido o aparecerán trabajos acerca de ese suceso. 

Ojalá primen la cordura y el espíritu investigativo. Porque las ofensas y las descalificaciones, en el fondo, solo muestran carencia de argumentos.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.