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Desabastecimiento

Anuncian la muerte oficial de los mercados agropecuarios de oferta-demanda

En La Habana se está cumpliendo ese viejo axioma que establece que los precios topados generan desabastecimiento.

La Habana
Desabastecimiento en el Mercado de Santiago de las Vegas, La Habana.
Desabastecimiento en el Mercado de Santiago de las Vegas, La Habana. DDC

Durante una reciente visita del viceprimer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca por varios mercados agropecuarios de La Habana,  el funcionario encargado de atender los programas de Gobierno en la capital informó que la Empresa de Mercados Agropecuarios estaba en un proceso de desintegración, y que sus activos pasarían a la Empresa Provincial de Acopio, al tiempo que otros puntos de venta serán administrados por empresas agropecuarias estatales, cooperativas de créditos y servicios,  y unidades básicas de producción cooperativa.

La moribunda Empresa de Mercados Agropecuarios comprendía los mercados estatales, que siempre funcionaron con precios topados y fijados centralmente por las instancias gubernamentales, y aquellos mercados que trabajaban con precios libres, de oferta-demanda, y que en lo fundamental eran abastecidos por comercializadores privados.

Sin embargo, y aunque es ahora cuando se anuncia oficialmente la inminente desaparición de los mercados de oferta-demanda, ya en la práctica estos mercados habían dejado de existir desde hace varios meses, después que los gobernantes dispusieron que todos los tipos de mercados agropecuarios del país ofertaran sus producciones mediante precios topados, cerrando de esa manera los pequeño espacios de mercado que aún subsistían en el sector agropecuario.

Y por supuesto que se está cumpliendo ese viejo axioma que establece que los precios topados generan desabastecimiento. Un recorrido por cualquiera de los mercados que antaño funcionaban mediante el mecanismo de oferta-demanda —generalmente bien surtidos— nos permite comprobar la desolación actual.

Por ejemplo, en el antes abastecido mercado agropecuario del poblado habanero de Santiago de las Vegas, ya no se ve una vianda, ni un frijol, casi ninguna fruta (la única presente en las tarimas, el mango, tiene sus días contados según los vendedores), y de los productos cárnicos ya nadie se acuerda por esos contornos.  

Una de las tarimas "mejor abastecidas" de ese mercado exhibía únicamente unas zanahorias viejas y un raro surtido, denominado cúrcuma por sus vendedores y que, según ellos, tiene ciertas propiedades curativas. De más está decir que muy pocos compradores se acercaban a esa tarima.
 
Y mientras eso sucede en los mercados de precios topados, han surgido en ese poblado varios puntos de venta clandestinos, que comercializan según la oferta y la demanda, y que tienen las viandas y las frutas que escasean en los mercados reconocidos por el Gobierno. Entonces el problema no es tanto de déficit productivo, como de negativa de los productores a llevar sus producciones a mercados donde los precios de venta a la población no amortizarían sus costos de producción, o no les aportarían una ganancia adecuada.

Esta situación desmiente declaraciones del mandatario Díaz-Canel en el sentido de que la Tarea Ordenamiento no es responsable del desabastecimiento que hoy se observa por doquier en el país, y que tal anomalía es solo una consecuencia del "bloqueo" de EEUU.

Porque queda claro que los precios se toparon, entre otras cosas,  para que la inflación que generó la Tarea Ordenamiento no se tragara los nuevos salarios y pensiones que se aprobaron. Y, como hemos visto, los precios topados han generado un agudo desabastecimiento, en especial en los productos del agro.

Por otra parte, desconsuela pensar que mercados antaño gestionados por comercializadores privados, donde la variedad y calidad de los surtidos eran el pan nuestro de cada día, en lo adelante tengan como proveedor a la siempre ineficiente Empresa Estatal de Acopio, la que con frecuencia deja podrir en los campos los productos contratados debido a la carencia de medios de transporte, de envases, o por fallas organizativas.

A la postre, será el cubano de a pie, en la desgastante tarea de llevar todos los días un plato a la mesa, quien más sufra por la defunción de la Empresa de Mercados Agropecuarios.

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