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Poesía

Añil

'Y, porfiada, enderezo la fotografía/ donde apretábamos las caras/ contra el cristal:/ un vidrio peligroso que permanece/ intacto/ cuando todo estalla.'

Miami
Añil.
Añil. La prestampa

 

                                 "pero los cuadros siguen ahí y están llenos de objetos"
                                                                                               Arturo Carrera

                            "es como si dijéramos que la impresión azul viene del cielo"
                                                                                              Samuel Beckett


Pongo en su lugar los cuadros
y la canción:
"gira el mundo gira…",
porque cuando la tierra gira
—que es casi siempre—,
se desplazan.
Y esos milímetros cuentan para que el sol,
alumbre la otra habitación próxima al Este
donde en la botella que antes tuvo lirios,
ahora tan vacía como yo,
relumbra solo algún tono añil
que soy capaz de percibir.
Mientras gira también mi cabeza,
imperceptiblemente
sin su espacio infinito.
Por desgracia esos desplazamientos
van hacia el espejo,
y los veo cuajar contra un rostro
donde sobresalen
pequeñas estrías que el tiempo
marcará con surcos.
Poco a poco, los lugares se mueven
de sus lugares
—y de los lugares donde los pusimos
sin arrepentimientos—,
acompañándonos
como huéspedes indeseados:
huesos de las caderas
y de la pelvis,
o dedos de los pies
(sobresaliendo)
más allá de los zapatos,
petrificados.
Y la cabeza, ¡ay!, esa cabeza
"que nunca estuvo bien centrada tampoco"
—dijo ella a modo de justificación—.
Igual que esa luz que ronda los objetos,
se aparta poco a poco
y nos deja solos en el centro de algo
que desapareció
para que el centro no sirva de nada.
Llega esta forma (informe) donde aparezco
—diferente a mí sin ser más o menos yo
ni la que fui—.
Pero, por ahora, solo me rebelo
en la rutina de que un cuadro se sostenga
como una escena que alguna vez,
aconteció:
esa crueldad en miniatura de una vida,
llena de equivocaciones.
Y, porfiada, enderezo la fotografía
donde apretábamos las caras
contra el cristal:
un vidrio peligroso que permanece
intacto
cuando todo estalla.
Mientras las mariposas del verano
que los niños no pudieron atrapar
aquella vez
en una vida parásita dentro de un marco,
sobrevuelan
(mariposeando)
abismos del color
que de vez en cuando reflejarán,
lo que fuimos.

 


Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014) y Poemas de Navidad (Bokeh, Leiden, 2018) y Achicar (Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, México, 2021). Este poema pertenece al libro inédito Allí estaría la noche.

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