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Poesía

Quiero irme callado...

'Hijos, quiero morir, ¿pero dónde los dejo?/ ¿En qué estante seguro de esta casa, así, solos,/ pequeños y encerrados sin saber en qué día/ dentro de tantos días que yo urdí para ustedes?'

Ciego de Ávila

Quiero irme irme callado en pleno mediodía
cuidando que mi sombra tampoco se dé cuenta.
No estar, no haber venido. Fuera de estas galaxias
hallarme, donde el agua nunca tiente mi boca
y no me alcance en siglos de una estrella la luz.

Hijos, quiero morir, ¿pero dónde los dejo?
¿En qué estante seguro de esta casa, así, solos,
pequeños y encerrados sin saber en qué día
dentro de tantos días que yo urdí para ustedes?
Quitarme ansío el pozo adulto de mis ansias.
Es lo único que quiero. Irme y, de ser posible,
ni tocar el camino: dejar completo el viento,
entero el mar, y limpio de mi mirada el pobre
horizonte que espera bocabajo a que venga
alguien y lo levante.

Pero a la vez no logro —y miren, cómo busco,
lo intento ahora mismo— dejarme de pensar,
pesarlo todo rápido y pensarme y pasar
la cuerda... ustedes, única soga bajo mis pasos.
Al final solo a ustedes reconozco, estirándose
ahí, en la claridad circular de todas las cosas
bajo mi pensamiento negro que era un relámpago.

¿Cómo, sobre qué lado de un árbol los acuesto
y acomodo, y los cubro con qué imagen no vista,
cuando me es imposible desde el final volver
pues me he ido —nunca estuve— de nada y para siempre?

Después que pasé el mar, los palios y hasta el cielo,
después que he atravesado el imperio podrido
y me expulsé de un sueño pendiente, un café fuerte
que se cuela en alguna parte de nuestra casa,
incluso de la nieve como intocada novia,
estoy frente al abismo, no puedo dar un paso.
Los escucho soñar en el cuarto en penumbra.
Debía ser más fácil cruzar sin hacer ruido
la agitada inocencia donde los niños duermen.


Francis Sánchez nació en Ceballos, Ciego de Ávila, en 1970. Sus últimos libros de poemas publicados son Extraño niño que dormía sobre un lobo (Letras Cubanas, La Habana, 2006) y Epitafios de nadie (Oriente, Santiago de Cuba, 2008).

Otros poemas suyos: Héroes, no lloro por ustedes, Primera función, Castrato y Los poetas se mueren.

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