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Huracán Irma

Ni albergues ni locales para los damnificados habaneros

'Cada desastre natural pone en evidencia que el Estado está sobrepasado', dice un funcionario. 'La situación actual es de crisis'.

La Habana

Centenares de ciudadanos que residen en localidades de Centro Habana y Habana Vieja están expuestos al riesgo de perder sus vidas en el inminente derrumbe de sus inmuebles, pero se niegan a trasladarse a albergues de Estado.

Mientras, funcionarios de la capital alertan que las posibilidades de alojar en esos lugares a personas que perdieron sus casas están prácticamente agotadas, y algunas entidades se niegan a facilitar locales vacíos que puedan servir como viviendas.

"No pueden seguir engañando a la gente, que digan la verdad: una cueva tiene mejores condiciones que cualquiera de esos albergues", protesta Eleonora, madre de tres niños y residente del consejo popular Prado.

"En los albergues la gente vive hacinada, sin condiciones higiénicas, sin esperanza de salir de ahí en los próximos 15 años. Desde hace mucho los albergues están 'en su punto de caramelo' con protestas incluidas. Cuando entras ahí caes en el olvido, como si no existieras", añade. "Prefiero morirme bajo los escombros de mi propia casa".

Las condiciones ya precarias de la vivienda de Eleonora empeoraron tras el paso del huracán Irma.

Según estimaciones del Gobierno, en La Habana el huracán dejó daños en más de 4.000 viviendas, de las cuales sufrieron derrumbes parciales más de 900 y totales unas 150.

Las cifras se suman al severo déficit habitacional del país y a la situación de los albergues, desbordados por familias que llevan décadas viviendo en ellos sin que el Gobierno sea capaz de encontrar una solución.

"Las direcciones municipales de Albergues están colapsadas desde hace años y las autoridades no quieren reconocer esa realidad", advirtió una fuente en la Dirección de Planificación Física en La Habana Vieja.

"Por muy buena voluntad de que se disponga y aunque el Partido diga que 'no se dejará abandonado a un solo cubano', cada desastre natural que ocurre pone en evidencia que el Estado está sobrepasado y la situación actual es de crisis", dijo el funcionario, que pidió mantenerse en el anonimato.

Otra fuente, del Consejo de la Administración Municipal (CAM) de Centro Habana, entidad a la que se subordinan las direcciones de Vivienda, Planificación Física y Albergues, reveló que se estudia, junto a empresas del territorio, la alternativa de "habilitar locales vacíos para convertirlos en albergues temporales".

"Pero muchos de estos lugares también están en malas condiciones por los años que llevan cerrados, aunque están mucho mejor que las viviendas más dañadas. Por otra parte, hay empresas, como las militares, que se niegan a ceder algunos de sus locales", añadió la fuente, que también pidió no ser identificada.

Empleados de Vivienda y Planificación Física en ambos territorios aseguraron que temen comunicar a los damnificados los dictámenes técnicos de traslado temporal o definitivo a los albergues.

"La gente está tensa y agresiva con ese asunto y tenemos el temor justificado a que se llegue a la agresión física. Nadie se quiere albergar; todo el mundo está cansado de las promesas".

La otra cara de los albergues

El antiguo teatro ubicado en Consulado esquina a Virtudes, que perteneció al Centro de Teatro de La Habana, es uno de los locales habilitados para albergar a familias que sufrieron derrumbes totales de sus viviendas en los consejos populares de Dragones y Colón.

Los damnificados allí reubicados dijeron haber tenido "mejor suerte que otros".

"A pesar del abandono de años, este local está bueno y es bastante espacioso. De momento, no tenemos privacidad porque no sabemos si estaremos aquí el tiempo suficiente para hacer remodelaciones, pero al menos nuestras pertenencias están a salvo", dijo Nelson, uno de los allí albergados.

"Pero deberían habilitar más porque, aunque no se vean a simple vista, por aquí hay muchos locales del Estado vacíos, que se deterioraron por el abandono", atajó María Luisa Sanabria, vecina del consejo Cayo Hueso que sufrió el derrumbe parcial de su casa.

"Se publican las cifras de viviendas en mal estado o derrumbadas, pero no se dice nada de la cantidad de locales del Gobierno, en toda La Habana, que llevan años y años cerrados y sin uso, y eso es penoso en un país donde el principal problema de la gente es un techo seguro bajo el que vivir".

Esther Lozano, ingeniera retirada y delegada del Poder Popular, consideró que la problemática de los albergues "también es culpa de la población".

"Nadie quiere ver que los albergues están hacinados porque mucha gente que viene de las provincias orientales, familia de los albergados, se cuela ilegalmente y permanece allí sin importarle las condiciones y saturando el sistema. Un buen censo podrá comprobar que la mitad de los que habitan estos albergues no tenían vivienda en La Habana", dijo Lozano.

Un directivo de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) declaró, bajo condición de anonimato, que la construcción de viviendas en la barriada conocida como La Poliespuma, en el consejo popular Capdevila 1, del municipio Boyeros, "está detenido por déficit de materiales".

El sistema constructivo llamado Casaforma, que utiliza paneles con núcleo de poliestireno expandido, fue implementado en esta zona por la OHC "para reubicar a los ciudadanos damnificados del Casco Histórico de La Habana Vieja que perdieron sus viviendas a causa de derrumbes".

Pese a lo que creen muchos damnificados, "en este minuto, en La Habana Vieja no existe ningún local disponible para aliviar, siquiera temporalmente, a los afectados por los derrumbes", dijo la fuente. "Y para que se entienda el panorama, solamente en La Habana Vieja hay aproximadamente 2.000 edificaciones dictaminadas con situación grave", concluyó.

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