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México

Un aeropuerto a la medida de López Obrador

El presidente de México inauguró un modesto aeropuerto para resolver el colapso aeroportuario de la capital y el primer avión procedía de Venezuela.

Caracas
Andrés Manuel López Obrador.
Andrés Manuel López Obrador. As México

La respuesta ante el colapso de la mayor terminal aérea de América Latina, en México, terminó siendo un aeropuerto modesto, administrado por militares sin experiencia en tales lides gerenciales. Simbólicamente, el día de su inauguración, este 21 de marzo, el primer vuelo llegó procedente de Caracas de la aerolínea Conviasa, regentada por el Gobierno de Nicolás Maduro.

El nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) ha sido presentado y celebrado por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador como una gran obra. Con una inversión de 2.600 millones de dólares fue culminado, contra todo pronóstico, en poco menos de tres años. Se trata en verdad, según periodistas que visitaron sus instalaciones, de una terminal de pasajeros modesta acompañada de tres pistas para despegues y aterrizajes, administradas por una empresa estatal a cargo del Ejército.

Difícilmente, según expertos, el nuevo aeropuerto, un proyecto en el que se empecinó personalmente López Obrador, pueda contribuir en el corto plazo a desahogar el punto de colapso en el que se encuentra el tráfico aéreo en la capital mexicana.

El Aeropuerto Benito Juárez mueve el mayor en número de viajeros de toda Latinoamérica. En 2014 sobrepasó su límite de seguridad operativa de 32 millones de pasajeros, por lo que desde entonces se debatió sobre la necesidad de construir un aeropuerto amplio, moderno y con capacidad para responder a un volumen creciente de vuelos. En 2021, por ejemplo, se movilizaron 36 millones de pasajeros.

En 2015 el Gobierno de Enrique Peña Nieto anunció que construiría en Texcoco el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), ubicado a unos 25 kilómetros de la capital. Este aeródromo, que sería construido y gerenciado por capital privado, tuvo un presupuesto de construcción de 13.000 millones de dólares y se le pidió al afamado arquitecto Norman Foster hacer el diseño.

En 2018, una vez que llegó al poder, Andrés Manuel López Obrador ordenó detener la construcción, que llevaba un 30% de avance. Según documentos oficiales conocidos en 2021, la decisión del presidente le representó al fisco mexicano la suma de 5.692 millones de dólares.

"La decisión de cancelar el aeropuerto de Texcoco podría ser considerada la peor estupidez de un presidente en la historia económica", escribió Financial Times en octubre de 2018 y esta cita ha sido traída a colación por el periodista cubano-mexicano Rubén Cortés, al ser consultado por DIARIO DE CUBA, para cuestionar la medida unilateral tomada por el jefe de Estado, que terminará teniendo un costo fiscal elevado a ser pagado por los contribuyentes.

"La decisión de una sola persona será una espada de Damocles sobre las cabezas de millones, por varios años, seguramente", sentencia Cortés, quien fue director de los diarios capitalinos La Razón y ContraRéplica.

Expertos en temas de transporte aéreo, por su parte, cuestionan la pequeñez de visión que se impuso ante el problema de envergadura que representa el tráfico aéreo en la capital mexicana.

Tras la cancelación de Texcoco, el Gobierno de López Obrador tomó dos decisiones para descongestionar el tráfico aéreo en la terminal Benito Juárez. Al tiempo que se lanzó a construir el Aeropuerto Felipe Ángeles, a 45 kilómetros de la capital, habilitó y promovió el uso internacional del aeropuerto de Toluca, a unos 60 kilómetros.

La existencia de tres aeropuertos en torno a la Ciudad de México y sin interconexión directa entre ellos representa un serio problema logístico para pensar en conexiones.

Por ahora el nuevo aeropuerto, regentado por militares, tendrá en Conviasa su único vuelo internacional. Otras aerolíneas como Viva Aerobús, Volaris y Aeroméxico han anunciado vuelos nacionales.

Isidoro Pastor Román, director general del nuevo aeropuerto, informó este 21 de marzo que para el segundo semestre de este año se espera que comiencen los vuelos hacia EEUU con la aerolínea Delta, y hacia Panamá con Copa Airlines.

Para que el nuevo aeropuerto pueda ampliar su oferta de vuelos internacionales, el Gobierno mexicano está a la espera de noticias de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de EEUU.

En mayo del año pasado, la FAA rebajó la calificación de seguridad aérea del país, de categoría uno a la dos, tras una auditoría con 28 observaciones que no cumplen con los estándares internacionales de seguridad. Tal decisión ha impedido a las aerolíneas mexicanas abrir nuevas rutas hacia EEUU, y esto afectará, por ahora, las operaciones desde la terminal aérea recién inaugurada.

Aunque no existe una agenda oficial de temas que abordará López Obrador durante su visita a Cuba, salvo el anuncio genérico de que conversarán sobre migración, en mayo próximo, el tema de los vuelos desde La Habana al nuevo aeropuerto seguramente será abordado, dado el interés que tiene México en realzar la condición internacional de este terminal aéreo.

Según pudo conocer DIARIO DE CUBA, la presencia inaugural de Conviasa aterrizando en este aeropuerto, el 21 de marzo, obedeció a una decisión política del Gobierno de Maduro, tras una visita a Caracas la semana pasada de una delegación mexicana, cuya agenda era principalmente política, pero en la cual también se abordó el asunto de programar vuelos venezolanos al nuevo destino.

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