Back to top
Sociedad

La venta ilegal de alcohol, un negocio lucrativo en universidades cubanas

El aumento de situaciones delictivas, riñas y otras conductas indebidas están entre las principales consecuencias. Míralo en el Mapa de Noticias DDC

Santa Clara

A pocas semanas de iniciado el curso, vuelve a rondar los pasillos de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV) un flagelo que ha afectado la disciplina en años anteriores: la venta de alcohol ilegal.

Por ley, no se expende bebidas alcohólicas en ninguno de los centros gastronómicos ubicados dentro de los límites de la Universidad. Solo un par de veces al año, en el marco de fiestas estudiantiles, se vende cerveza en camiones cisternas, pero el resto del tiempo está prohibido.

Existe una "tienda recaudadora de divisas" a escasos metros del límite de la universidad que sí vende cervezas y rones, pero esta funciona para la comunidad asentada en las afueras del centro estudiantil. Entonces, ¿cómo logran los alumnos proveerse de alcohol?

Villa Clara es conocida nacionalmente por sus producciones roneras. Varios municipios poseen fábricas y embotelladoras de conocidas marcas como Decano y Villa Clara.

La provincia también cuenta con altos índices de consumo de bebidas alcohólicas entre la población masculina de mediana edad, por lo que la venta del producto es un negocio lucrativo, tanto para el Estado como para los productores y vendedores ilegales.

Trabajadores hurtan matrices de la fábrica y alcohol de centros hospitalarios para crear un producto que recuerda a los vinos realizados con arroz en el sudeste asiático. Estos alcoholes, son conocidos desde hace años con sonoros nombres como Chispaetren, Huesoetigre y Saltapatrá.

Tales brebajes entran a las residencias universitarias en mochilas y maletines de los estudiantes en las propias narices de los encargados de la seguridad del centro. "Un garrafón que venda en una semana me da para echar un mes sin tener que ir a mi casa", comenta un estudiante que se dedica al negocio. Por lógica, pide el anonimato.

Contactos con profesores y personal de servicio, descubren incidentes vinculados al consumo. "Hace varios años tres estudiantes borrachos se pelearon y uno de ellos, con un bate de beisbol, lesionó a los otros. Eran compañeros de aula", recuerda un egresado de la Facultad de Letras.

Esta actividad ilegal se mantiene de forma clandestina entre los educandos de la UCLV y de otras universidades. La Facultad de Química, carga con un gran porciento de culpa, pero todo tiende a ser un mito. No se produce lo suficiente para ser expendido. "Ni la calidad es igual, ni la cantidad se acerca a lo que se vende", comenta un "químico". Otras facultades no se quedan atrás, sobre todo "importando" productos hechos en casa.

Desde hace unos cursos, la producción, venta y consumo clandestino de bebidas alcohólicas se ha incrementado a pesar de las restricciones, como indican estudios de los mismos estudiantes.

"Las consecuencias negativas derivadas del consumo de esta droga 'legal'", dice una investigación de la carrera de Periodismo, van desde el "aumento de situaciones delictivas" en el ámbito universitario y conductas indebidas, hasta perjuicios para la salud física y psíquica de los estudiantes implicados, entre otras cuestiones.

Una tendencia parece aflorar bajo aparentes "eventos aislados" como riñas en la Casa de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria), altercados violentos entre alumnos y miembros del Cuerpo de Vigilancia y Protección (CVP), o ausencia de estudiantes a clases.

"En el recinto docente se prohíbe la ingestión de alcohol —continúa el reporte de los estudiantes de Periodismo— y se asegura su disminución en virtud de las acciones emprendidas; sin embargo, ocurre un efecto a la inversa. No bastan las actividades propuestas por la Comisión Central Antidrogas y sus estrategias".

El rectorado de la UCLV ha planteado una guerra a los expendedores, pero permite que las investigaciones y reportajes sobre el tema salgan a la luz.

Otros problemas inciden también en el consumo de alcohol. La inexistencia de un verdadero plan de recreación estudiantil, el hacinamiento en los dormitorios, la insuficiente alimentación y un plan de estudios frustrante para muchos alumnos.

De cualquier manera, esto es solo un llamado de alerta. La producción, venta y consumo clandestino de bebidas alcohólicas en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (y otras universidades del centro de La Isla) deviene un tema que amerita profundidad en su investigación.

Archivado en

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.