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Represión

Cuatro cubanos murieron en cárceles o centros de detención en septiembre, revela un informe

La dilatación de la asistencia a las consultas médicas y la entrega de medicamentos es utilizada por los guardias y autoridades penitenciarias como método de tortura, denuncia el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.

La Habana
Guardias en la prisión del Combinado del Este.
Guardias en la prisión del Combinado del Este. AFP

Cuatro cubanos murieron en cárceles o centros de detención en septiembre, por no recibir atención médica oportuna o por presunto asesinato, reveló el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas en su informe correspondiente a septiembre.

Semanas después de haber sido puesto en libertad, Elio Norkis Sanamé Durán volvió a ser detenido por la Policía de Baracoa (Guantánamo) mientras transportaba un saco de leche en polvo. Según el informe, en la estación fue golpeado con las manos atadas a la espalda. La golpiza le habría provocado la muerte.

También en un centro de detención murió Denis González Sifonte, quien, de acuerdo al informe fue arrestado en Camagüey, después de una riña. A pesar de que sangraba por los oídos, no recibió la atención médica que necesitaba y falleció en la unidad policial de Sibanicú.

Lázaro Lenin Álvarez y Rafael Mojena Jerez, ambos recluidos en la Prisión Provincial de Granma, murieron con apenas dos semanas de diferencia porque no fueron trasladados a tiempo al hospital, "a pesar de los graves síntomas que presentaban", señaló el informe.

En el caso de Lázaro Lenin, quien estaba vomitando sangre, el informe destacó que su cuerpo "tenía golpes en la clavícula, las costillas, la espalda y marcas de ahorcamiento".

A los tres fallecidos por la demora de las autoridades en proporcionarles atención médica, el informe añadió el caso de la presa Dayana de la Caridad González Lanz, quien "perdió sus órganos reproductores tras una operación de urgencia, luego de diez días con fiebres y fuertes dolores abdominales solicitando ser llevada al médico".

De acuerdo al informe, en septiembre se registraron "128 hechos relacionados con violaciones a personas privadas de libertad. La mayor parte de las denuncias estuvieron vinculadas a incidentes de hostigamiento y represión (101), estado de salud (43) y procesos penales y administrativos (17). La mayoría de los hechos incluyeron más de un incidente de represión".

Las denuncias recibidas procedían de "46 centros penitenciarios o de detención en 12 provincias del país. Las cárceles con mayor cantidad de denuncias fueron el Combinado del Este de La Habana (17), la prisión de Quivicán en Mayabeque (12) y la Prisión Provincial de Pinar del Río (seis)".

En total, sufrieron vulneraciones de sus derechos 101 prisioneros: 79 hombres y 22 mujeres. El informe precisó que, aunque muchos de los incidentes afectaron al total de la población penal, entre los reos que más actos represivos sufrieron están los presos políticos Abel Lázaro Machado Conde (seis), Alexander Díaz Rodríguez (cuatro) y Yaquelín Heredia Morales (tres). Entre las categorías de vulnerabilidad más comunes de las víctimas, el informe identificó "ser preso político, activista o defensor de derechos humanos, afrodescendiente y padecer enfermedades crónicas".

Los actos represivos fueron cometidos, "fundamentalmente, por funcionarios del sistema penitenciario (99), oficiales de la Seguridad del Estado que actúan dentro de las prisiones (17), el sistema judicial (ocho) y reclusos que trabajan coludidos con las autoridades de los penales (seis)".

De acuerdo al informe, "se identificó la participación directa de 39 represores (dos mujeres y 37 hombres) en los hechos denunciados".

El documento apuntó que "la dilatación de la asistencia a las consultas médicas y la entrega de medicamentos, incluso suministrados por los propios familiares" es usada por los guardias y autoridades penitenciarias cubanas como método de tortura contra los presos.

Este fue el motivo que llevó al preso político Roilán Zárraga a declararse en huelga de hambre en la prisión Baraguá, como último recurso para exigir ser atendido por un médico, recordó el informe.

El documento también señaló condiciones que contribuyen a la proliferación de las enfermedades como el mal estado del agua y la comida. Además, se registraron denuncias de reclusos que pasan hambre y están desnutridos.

En septiembre, se reportaron problemas con el agua en las prisiones de Valle Grande (La Habana), Prisión Provincial de Las Tunas, Baraguá (Santiago de Cuba), Agüica (Matanzas), Pretensado (Villa Clara) y la Prisión Provincial de Pinar del Río, "donde los presos tienen que hacer fogatas y filtros artesanales con papel y guata de los colchones para purificar mínimamente el agua que beben".

"Se registraron reportes de pésima y escasa alimentación en las cárceles 1580 (La Habana), Boniato (Santiago de Cuba), Campamento de Trabajo Forzado “La Lima” (La Habana), Melena 2 (Mayabeque), Prisión Provincial de Guantánamo, Kilo 7 (Camagüey) y la Prisión Provincial de Holguín".

Los prisioneros han recibido "comida en estado de descomposición en Valle Grande, el Campamento de Trabajo Forzado No. 38 (Granma), Típico de Manzanillo (Granma) y la Prisión Provincial de Pinar del Río", de acuerdo al documento.

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