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Opinión

¿Por qué fueron a prisión en Cuba estos poetas?

Aparece en Miami una antología de la poesía cubana de tema carcelario de la que ha desaparecido información imprescindible sobre muchos antologados.

Miami
Garita de vigilancia y celdas en ruinas, Presidio Modelo, Cuba.
Garita de vigilancia y celdas en ruinas, Presidio Modelo, Cuba. Hidden Architecture

Parece que la mudanza del fundador de Amazon, Jeff Bezos, a Miami ha acelerado la entrega de paquetes a domicilio. Un atado de cucharas de madera, dos encendedores y comida para perros, todo llega más rápido. En solo 24 horas me llegó una antología de poesía cubana que tiene como tema la cárcel, pero a la que le falta la explicación de por qué algunos de los poetas incluidos fueron a dar a los calabozos, mientras que en otros casos las referencias son claras de por qué los escritores les dedican versos a personas en algún momento privadas de libertad, ya sea por asesinato o por vender dólares.

Es un blanqueamiento innecesario de un tema tremendo. Un "descuido", un despropósito.

Hablo de la antología hecha en Cuba Desde el redil bramo. Cartografía de la poesía cubana de tema carcelario. Siglos XVI-XXI, con selección y prólogo del joven ensayista y poeta radicado en La Habana, Milho Montenegro (La Habana, 1982), que acaba de publicar en Miami la editorial Primigenios.

Esta selección recoge piezas poéticas de 142 autores cubanos —o que vivieron en Cuba— nacidos entre 1563 y los tempranos años 2000. Muchos de ellos refieren sus propios sufrimientos en las cárceles, otros abordan un mundo imaginado desde el distanciamiento, y recrean la prisión en sus versos.

Milho Montenegro parte del presupuesto de que el preso y la prisión no "son temas asiduos en la poesía cubana, sino más bien nacidos de los bordes, alejados del canon". Esto lo justifica, entre otras razones diciendo que "esta literatura suele estar ligada a la denuncia, la crítica y la marcha contra el sistema penitenciario, las leyes y el aparato político que las dicta y sustenta".

En el caso de las víctimas por las críticas al "aparato político que la sustenta", por lo menos tras la llegada al poder de la revolución cubana pudiera estar justificado. No así antes de 1959, cuando existían espacios suficientes para la denuncia social. Tomemos por ejemplo uno de los incluidos: el puertorriqueño Pablo de la Torriente Brau, de quien se muestran versos suyos que incluyera en un cuento. Su obra fue publicada en la Cuba de la dictadura de Machado y en publicaciones de la época como Bohemia, Carteles y otras más.

En varios autores de la antología  se echa en falta el necesario contexto. La antología no aclara por qué fueron a prisión Gabriel de la Concepción Valdés "Plácido", Jorge Valls ni René Ariza. No hay en las biografías de estos autores mención al colonialismo español o a la dictadura de Fidel Castro, que ha llevado a la cárcel a decenas de miles de personas por motivaciones políticas en algo más de seis décadas. En tanto la nota biográfica del narrador Carlos Montenegro, autor de Hombres sin mujer, informa que fue a la cárcel por asesinato, en los casos de Valls y Ariza el lector tendrá que adivinar las razones de sus encarcelamientos.

Se brindan referencias de la causa que llevó a la cárcel a Juan R. P. Delgado Limendox: "por haber dado muerte a su esposa María de la Concepción Rojas", en 1914. A propósito del poema que Nicolás Guillén dedicara en 1971 a la estadounidense Ángela Davis, leemos de ella que fue "incomunicada en prisión e injustamente acusada de hechos delictivos a los que era ajena" (sic). Y hay una explicación de cómo la poeta Yanira Marimón conoció la cárcel visitando a su padre, Luis Marimón, "uno de los más grandes poetas de Cuba, encarcelado durante nueve meses por tener en sus bolsillos cinco dólares estadounidenses". Sin embargo, acerca de Manuel Artime, el padre Miguel Ángel Loredo y Ernesto Díaz Rodríguez aparecen vagas referencias a que cumplieron prisión en Cuba, aunque nada se dice de las causas. E igual ocurre con Ángel Cuadra.

Vale la pena citar íntegramente la noticia biográfica que esta antología dedica a Raúl Rivero:  "Poeta, periodista y cronista. Ha publicado numerosos libros de poesía, crónicas y reportajes. Sus poemas se han traducido al francés, alemán, inglés, italiano, ruso, portugués, neerlandés, noruego, rumano, húngaro y búlgaro. Con Papel de hombre recibió el Premio David de Poesía (1969), y con Poesía sobre la tierra, el Premio UNEAC de Poesía Julián del Casal (1972). Su obra periodística se ha divulgado ampliamente en importantes medios de varios continentes".

La ficha construida por Milho Montenegro, minuciosa respecto a los muchos idiomas a los que la poesía de Rivero fue traducida, evita completamente referir su paso por la cárcel, no habla del ejercicio del periodismo independiente que lo llevó a ser juzgado y sentenciado, ni da noticia alguna de su exilio al salir de prisión.

Ese mismo olvido interesado del antologador puede encontrarse en las notas a pie de página que preparó. Algunas de ellas, tomadas de la "fuente original", otras enviadas por terceros. Podrán encontrarse en ellas referencias a "los campos de concentración nazi" y  "la ocupación de Palestina", pero nada acerca del Presidio Modelo o las distintas cárceles en la Isla desde 1959 a la fecha. ¿No ofrecieron estos detalles los autores, no los pidió el prologuista o quedaba fuera del "propósito inicial" de su investigación?

Por cierto, cuando Montenegro me contactó para solicitarme participar en la antología que preparaba nunca me dijo que iba a estar en esa selección con los impresentables de Mirta Aguirre, Pablo Armando Fernández y varios de sus adláteres.

En un conocido antecedente de la literatura cubana de las últimas cuatro décadas, el Diccionario de la música cubana publicado en 1981 por Helio Orovio, faltaban muchos de los más importantes músicos cubanos radicados en el extranjero. Orovio excluía allí músicos, mientras que Desde el redil bramo. Cartografía de la poesía cubana de tema carcelario. Siglos XVI-XXI excluye datos imprescindibles que su antologador habrá considerado inconvenientes.

El musicólogo Cristóbal Díaz-Ayala, en una reseña publicada a raíz de la muerte de Helio Orovio, contó lo que este le dijo respecto a los nombres ausentes de su diccionario: "Me explicó lo sucedido con el libro y su censura, en la que no tuvo nada que ver, ni alternativa, y que, a fin de cuentas, esto sirvió como reclamo para incentivar el interés por el mismo, cuya edición pronto se agotó".

Milho Montenegro, que publicó su antología en una editorial independiente, libre, en el exilio, no podrá acogerse a la excusa de Helio Orovio.

La política cultural de la revolución cubana ha sido, y es, sumamente efectiva en propiciar la autocensura. Montenegro debería desprenderse de esa autocensura, debería animarse a ampliar los datos de todos aquellos autores que seleccionó y a poner en justo balance las piezas poéticas que su antología propone.

Para ello tendría que abandonar el mantra de mirar hacia el lado, máxime cuando ha mezclado en su selección a los hacedores de la férrea política cultural de hace 64 años —Juan Marinello, Aguirre, Raúl Ferrer—, con los nombres de quienes esa política encarceló, condenó al ostracismo e intentó anular: Raúl Rivero, Ángel Cuadra, Ángel Pardo, Reinaldo Arenas, Ismael Sambra...


Milho Montenegro, Desde el redil bramo. Cartografía de la poesía cubana de tema carcelario. Siglos XVI-XXI (Primigenios, Miami, 2023).

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4 comentarios

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Premisa-axioma, del 1 al 10: obra de arte literario... Lo demás es periferia, escenografía, litigio.

En Cuba ya hay más anto(jo)logías que presidentes de los CDR. Y son pocas las que se salvan de estos males descritos aquí. Una antología bien hecha es un serio, profundo y constante trabajo de investigación; y es, también, hacer ciencia.
Desgraciadamente hay muchos que se someten sin saber y sin experiencia a hacerlo y ahí empiezan los problemas.
No la he leído pero por lo que se detalla aquí, es un desastre lleno de pifias y ausencias: culpa del autor en primer lugar y luego de la editorial. Un buen trabajo de edición hubiera permitido menos dislates y más coherencia. Pero, bueno, parece que trabajar sin edición forma parte ya de las "rutinas" de editoriales como esta.

No puedo opinar objetivamente sobre un libro que no he visto, ni leído, pero la valoración de Luis Felipe Rojas me alarma

Certera reseña. Este señor de nombre literario Milho Montenegro (no su nombre real) publica alrededor de 2 libros por semana y es muy fiel a los parámetros del poder de Cuba. Jamás menciona desavenencias políticas con el régimen de autores sobre los que escribe o antologa y se cuida mucho de tocar ni con el pétalo de una rosa al entramado oficialista cubano, inclusive, como ciertamente dice Rojas, cuando publica en editoriales del exilio (el tipo de editoriales que nunca se identificarían como "del exilio" y que siguen, en Miami o Madrid, más fieles a los dictados del Ministerio de Cultura de Cuba que a la apertura de que ya podrían disfrutar). Admirador de personajes nefastos como Mirta Aguirre, Retamar, etc. Montenegro es básicamente el intelectual cubano básicamente castrista, pero capaz de cierta apreciación por la obra de desertores del régimen, siempre que esto no amenace sus viajes al extranjero. De los que creen de verdad que el "quinquenio gris" solo duró 5 años...