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Poesía

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'Escribe breves poemas de diecisiete sílabas, no imagina/ adónde irán a parar,/ olvida partes del/ Dharma que sabía/ de memoria, come/ hongos silvestres...'

Hallandale Beach
Rocío en las hojas de una planta.
Rocío en las hojas de una planta. Greg Dávila

 

Kobayashi Issa reza una hora tres veces al día a Buda
    su refugio, lo vemos
    sentado entre la
    hierba en la postura
    del loto al pie de una
    stupa (¿contendrá el
    diente de Buda?) ante
    las ruinas de un antiguo
    monasterio, viste túnica
    naranja, a veces púrpura,
    raída.

Escribe breves poemas de diecisiete sílabas, no imagina
    adónde irán a parar,
    olvida partes del
    Dharma que sabía
    de memoria, come
    hongos silvestres,
    alguna hierba
    medicinal, años
    que no ve a su
    mujer, tiene cuatro
    hijas que murieron
    de enfermedades
    contagiosas, ninguna
    alcanzó la pubertad.

Agua de manantial, su mayor alivio: vacía un rato la
    mente para no pasar
    hambre, sostiene su
    postura ajena a los
    movimientos de su
    cuerpo intrascendente,
    pocos deseos, desearía
    encontrarse menos solo,
    lo acompañaran el olor
    a clorofila, las fases de
    la luna, el canto de un
    grillo, croar de una rana.  

Reza desde hace semanas en su oído izquierdo
    un mosquito zumbando
    sin cesar, se aproxima
    se aleja, vuelve a la carga,
    zumba que te zumba,
    ¿adónde irá a parar?
    Issa escribe y guarda
    en un bolsillo de la
    túnica deshilachada
    unos escritos breves,
    a medias poemas
    informes que le
    recuerdan que el
    mosquito también
    es Buda, Buda
    se aleja, se acerca,
    Kobayashi se
    encuentra menos
    solo, tres vueltas
    a la stupa, no cabe
    duda que contiene
    un diente de Buda.

El mosquito lo atiende, le reza a la oreja, se introduce
    en su oído medio, atiza
    y zumba: a cada zumbido
    el poeta budista a medias
    Kobayashi Issa reconoce
    la postura correcta, la
    perfecta inmovilidad del
    mosquito: otra vuelta a
    la stupa, comparten el
    hambre, primera comida
    a las once, zanahoria en
    salmuera, en salmuera
    remolacha roja, arroz,
    agua compartida con
    su compañero de fatigas
    que bebe y zumba:
    aumentan los decibeles,
    se remontan, decrece el
    zumbido, desaparece, la
    mente fermenta a las
    cinco de la tarde una
    segunda colación, agua,
    cuenco de arroz para
    dos, donde estuvo el
    mosquito doblan y
    guardan un papel con
    un poema de diecisiete
    sílabas, se disuelve,
    Buda ríe: un coro de
    insectos se arrebuja
    en un recodo del
    camino, el ruido se
    pierde al caer en una
    patena unos cobres
    que Issa dobla con
    sus dientes.

 


José Kozer nació en La Habana, en 1940. Autor de una extensa obra poética, recibió en 2013 el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Para celebrar sus 80 años, Ediciones Rialta publicó un volumen de sus ensayos, Cartas de Hallandale (Querétaro, 2020), la edición bilingüe de su poemario Carece de causa (traducción al inglés de Peter Boyle, Querétaro, 2020) y una entrevista de Gerardo Fernández Fe: José Kozer. tajante y definitivo (Querétaro, 2020). Este poema pertenece a un libro inédito.

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