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Poesía

Para sostenerse

'Un ladrillo que brilla y que se pela y se pule/ Y deja su cáscara en la acera.'

La Habana

 

A este ladrillo en el cuerpo hay que pulirlo

Este ladrillo brilla

Y sale de él un ojo que ve.

 

Este está en un sitio, en una plaza

Cuelga sobre la cabeza de un policía que da palos

Este ladrillo es un ladrillo duro con un ojo

Y hay que pulirlo.

 

Este ladrillo no ve y se le talla

Tiene la forma de la cabeza de alguien

Al lado de esa cabeza otro

Y otro… y otro más… juntos…

Y el ladrillo brilla de pulirlo.

 

El pulir del disco es el pulir de este ladrillo

Oculto en algún órgano del cuerpo.

Esto estaba en su sitio.

 

Un nuevo balcón contra el ladrillo

En una puerta cerrada

Dentro el blanco de su ojo

Y la cabeza del policía que reparte palos

Se fue abajo con el ladrillo

Un ladrillo que brilla y que se pela y se pule

Y deja su cáscara en la acera.

 

Pelamos el cuerpo ladrillo a ladrillo

Para dejar lo que estaba en su sitio.

 

A pesar de haber pelado este

Se deja al aire una cocina

(La espumadera cuelga de la pared

Las cucharas se mecen en sus clavos

Los platos se escurren).

 

Así se pela su ojo hasta sacar brillo

Y la gente que recoge y se va

Deja al policía repartir palos sobre cabezas nuevas

Pero adonde vayan

Habrá palos

Y policía

Es el modo de pelar y pulir ladrillos.

 

Con un disco que gira y una aguja clavada

Todos pelan el ladrillo para dejar la cuchara colgando

Y esto está en su sitio.

 

Los platos se escurren en el aire

Al borde se fue un balcón

Se fue con los que se fueron

El balcón cayó en la acera

Y no le aplastó la cabeza al policía que da palos

Se revolcó con los que estaban en el balcón

Y así paga el ladrillo pulido

Cae encima y aplasta.

 

La comida se ve desde afuera

Allí se ve la mesa servida

El mantelito blanco puesto

Los jarros al lado de las espumaderas

Esperan que venga el ladrillo.

 

El brazo se estira y cae sobre el disco.

 

Viene una grúa y arranca una pared

De un zarpazo en la calle

Rueda el jarrito hasta los pies de alguien

Alguien que está pelando su propio ladrillo

Da una patada al jarrito

(El policía da palos en las cabezas)

Lanza el jarrito por los aires hasta los escombros.

 

La boca que se pegaba a este jarrito se fue

Con el balcón se fue

Y ahora tiene otro policía en una esquina

Con otro ladrillo que pelar y pulir en las manos

Y el jarrito terminó el castigo de ser colgado de una pared.

 

Y esto estaba en su sitio

Gira en el mismo punto el disco.

 

Este edificio cayó al suelo y fue pulido

El ladrillo no era

El que ponía la boca en el jarrito no era

Ese jarrito recibió una patada equivalente al palo policial

Ese, boca en jarrito, cambió de ladrillo

Y son ahora ras de polvo

El viento fluye donde antes combatía una pared.

 

Esto es ahora un hueco lleno de polvo

Ruina de ladrillos pulidos en el ojo

Todo para pulir ladrillos

Jarritos para nuevas bocas

Clavos en una pared.

 

Atravesar un ladrillo para sostener un jarrito

Una espumadera.

 


Ramón Hondal nació en La Habana, en 1974. Recibió en 2013 el Premio Luis Rogelio Nogueras de la editorial Extramuros por el libro de poemas Diálogos. Este texto pertenece a un libro en preparación.

Otros poemas suyos: Imagen de botiquín, Las losas, Despertar y Parque.

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