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Obituario

Muere en La Habana el abogado, políglota y exdiplomático cubano Gabriel Calaforra

Su tertulia de los lunes en su casa en la calle Lealtad se convirtió en 'un oasis' para artistas, escritores, disidentes, 'gente inquieta' que lo consideró un maestro.

La Habana
Gabriel Calaforra cuando el Gobierno cubano restableció relaciones diplomáticas con China.
Gabriel Calaforra cuando el Gobierno cubano restableció relaciones diplomáticas con China. Cortesía de Hamlet Lavastida

El abogado y políglota cubano Gabriel Calaforra murió este domingo en su casa en La Habana a los 90 años, informaron en red sociales artistas cercanos al intelectual.

Calaforra nació en Camagüey en 1933. Se graduó en Derecho Internacional en la Universidad de La Habana e ingresó al Servicio Diplomático cubano. De 1960 a 1965 fue encargado de Negocios de Cuba en Copenhague, Dinamarca, durante el apogeo de la Guerra Fría.

Trabajó en la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAL). Durante esa época conoció al periodista independiente Yndamiro Restano y empezó a militar en Armonía, un movimiento de estudio de la socialdemocracia europea que aspiraba a activar la iniciativa civil.

El 26 de diciembre de 1992 recibió la visita en su casa de tres agentes de la Seguridad del Estado, que durante un minucioso registro encontraron un boletín del movimiento donde aparecía un artículo que comparaba a Fidel Castro con Hitler. Con el objetivo de interrogarlo, fue trasladado a Villa Marista, donde permaneció 37 días, contó Calaforra a Verónica de la Vega en una entrevista publicada en DIARIO DE CUBA.

"En casi 30 años en los que el profe Gabriel Calaforra abrió las puertas de su casa a tertulianos de diversa procedencia (en el Morning Monday Club), se transmitió más conocimiento que en cualquiera de las instituciones de Educación Superior cubana", escribió Abel González Fernández en su cuenta en Instagram al despedir al autor de Misión en Dinamarca.

"A Gabriel lo escuché hablar 13 idiomas distintos, aprendidos en las oficinas diplomáticas de Dinamarca o Japón, en el interior de un barco francés dedicado al comercio internacional, o en la frialdad de alguna biblioteca municipal. Su generosa existencia, anclada en una biblioteca babeliana [sic], un club de té exóticos, el ejercicio impecable de la traducción cosmopolita y una vocación inmensa para escuchar y para propiciar el debate será recordada por los artistas, intelectuales, disidentes, practicantes del budismo zen, karatekas, aprendices de sánscrito, periodistas, diplomáticos, vecinos (un ágora genuinamente democrática) que frecuentamos su casa", añadió González Fernández.

"Le debo mi vocación curatorial y mi visión afectiva del patrimonio a Calaforra. Descansa en paz amigo del alma", concluyó.

Para el artista Yornel Martínez, egresado del Instituto Superior de Arte (ISA), "una publicación en Facebook no es un epitafio digno para despedirse de un amigo. Luz en tu viaje, querido Gabriel Calaforra, La Habana (1933-2024)".

"No es suficiente decir que fuiste diplomático, políglota y un estudioso de la cultura asiática. Fuiste también el maestro generoso al que acudíamos en busca de algún libro, de una conversación o un buen consejo. Tu casa los lunes fue un oasis para gente inquieta, artistas, escritores, amigos… Tu grandeza ética e intelectual nos influyó a muchos. Me preciaré, siempre, de haberte conocido, al menos un rato en este samsara", dijo.

El artista exiliado Hamlet Lavastida escribió en Facebook: "Adiós amigo, siempre abriste tus puertas para la libertad, la cultura y la educación. Un gran abrazo siempre, Gabriel Calaforra, la calle Lealtad siempre será ese refugio para los que soñamos una Cuba libre de toda esa legendaria opresión, esa obsesión del poder político por ensuciarlo todo".

La editorial Gente Nueva publicó de Gabriel Calaforra títulos como Mongolia (1980), India (1985) y Marco Polo (2010).

"Con su hablar pausado y ademanes que evocan los caballeros de un pasado desterrado en Cuba", Calaforra contestó a Verónica Vega en 2015 cuando le preguntó si se sentía preparado para el momento de la muerte: "No he preparado nada porque hay un proverbio chino que dice: 'La caja de muerto no tiene gaveta', así que no hay nada que me pueda llevar. No sé qué me voy a encontrar del lado de allá, pero creo que tengo buenas conexiones y adonde caiga, ya sea Mahoma, o Buda, o Cristo… me tire un cabo. Y si me toca ir al infierno no será por mucho tiempo".

Al ser consultado acerca de la juventud cubana y el compromiso con el futuro de su país, Calaforra dijo: "Los jóvenes que vienen aquí, a mi casa, sí. Pero comprometidos con el país, aclaro, porque uno de los errores de este Gobierno ha sido confundir la identidad de la nación con un sistema político. La patria es la patria, sea cual sea el Gobierno. Pienso que Cuba está ahora mismo como quien tiene un cáncer terminal. La operación será difícil, la recuperación dolorosa, pero hay que operar. Alguien dijo una vez que somos un pueblo culto, lo cual no es exacto. Sí se ha dado instrucción, y eso es una base. Yo confío en el cubano, creo que cuando estén creadas las condiciones, sabrá triunfar".
 

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