Back to top
Arquitectura

'La utopía paralela', arquitectura cubana que quiso retar al urbanismo oficial, se exhibe en Barcelona

Comisariada por Iván de la Nuez en colaboración con Atelier Morales, la muestra recoge proyectos ignorados o vetados por el Gobierno.

Barcelona
 'Objetos iluminados no identificados', instalación de Lourdes León y Teresa Ayuso, 1989.
'Objetos iluminados no identificados', instalación de Lourdes León y Teresa Ayuso, 1989. Palau de la Virreina Centro de la Imagen, Barcelona

El hotel de 25 y K se anuncia como el monumento definitivo al periodo de Gobierno de Miguel Díaz-Canel en Cuba. La torre de 42 pisos, que será la más alta de La Habana cuando sea inaugurada en 2022, promete ser el "zigurat" de una época de hoteles de lujo propiedad GAESA, de barrios cerrados para militares y sus familias, y de edificios de apartamentos para trabajadores cubanos, terminados por los propios moradores con su esfuerzo y pobres recursos.

Esta arquitectura será la marca sobre el espacio físico que deje el poder en esta época extraña: barrios periféricos alrededor de una ciudad capital museificada, desde lo alto de cuyas torres cinco estrellas se pueda disfrutar el paisaje de cuarterías y ruinas, parte indisoluble del color local que, a modo de souvenirs, los turistas suben a Trip Advisor. Una arquitectura nacida del pragmatismo y la atropellada búsqueda de divisas frescas, que siembra la ciudad de bloques refrigerados peleados con el diseño urbano del eclecticismo nacional.

Un inventario de monumentos que se van erigiendo a expensas de otros proyectos, que son postergados o, simplemente, olvidados.Justo sobre ese repertorio desconocido de la arquitectura cubana versa La utopía paralela. Ciudades soñadas en Cuba (1980-1993), la exposición que exhibe hasta el 20 de octubre el Centro de la Imagen Palacio de la Virreina en Barcelona. Allí yace reunida una colección de bocetos y maquetas, de proyectos que no fueron, pero que a través suyo evidencian lo que pudo ser, la Cuba que pudimos tener.

Comisariada por Iván de la Nuez en colaboración con Atelier Morales, la muestra reseña "la creación de una arquitectura occidental sin mercado, la puesta en órbita de una utopía colectiva ignorada por el propio Estado socialista, la activación de un movimiento que empezó como crítica al urbanismo oficial de la época", al decir del catálogo.

Hija del espíritu de renovación de las artes visuales y del auge de proyectos de la sociedad civil en general, organizados desde las artes de la década de los 80, esta selección es, a su manera, una arqueología sobre una generación a la que "dieron alas, pero no dejaron volar". El renacimiento del sentido de lo utópico preside los ensayos de creadores que pretendieron una arquitectura de vanguardia, pero funcional; de bajos recursos, pero desbordada imaginación, que fijara sobre el paisaje la necesidad por dejar una marca revolucionadora que la inercia reinante volvió imposible.

Como apunta De la Nuez, estos proyectos pretendían "convertir la arquitectura en ciudad", y para ello invadían la arquitectura existente. Por eso pretendieron revitalizar el Malecón anteponiéndole una fachada, colocándole un "congódromo", rompeolas y espacios para ejercer la soberanía de los cuerpos frente al mar; llamaban a "tomar las calles", o proponían racionalizar el espacio de la planta habitacional existente edificando viviendas en las azoteas. Los autores en general hablaban de crear "un entorno más amable".

Los proyectos son parte de una voluntad plástica donde arquitectos y artistas colaboraron en corregir lo existente para hacerlo más vivible, menos rígido. Por ejemplo, las modificaciones en los edificios de Caimanera (zona de conflicto detenido en el tiempo, paralelo candente de la Guerra Fría) inspiradas en la vivienda rústica criolla, transgreden el bloque típico del socialismo cubano (los Gran Panel soviéticos) que pulula por toda la geografía nacional y la travisten.

La intención detrás del proyecto (irrealizado) de la Plaza de la Revolución Mariana Grajales de Guantánamo, propuesto por Emilio Castro, Rafael Fornés y Eliseo Valdés, es probablemente el paradigma de una voluntad que excede el proyecto arquitectónico y desafía la lectura oficial, solemne e impostada, de la Historia nacional. El bosquecillo de copas redondeadas bautizado como "Las tetas de Mariana" debió parecer blasfemo a los burócratas, que acabaron aprobando y pagando otro monolito real-socialista, con una enorme losa vacía sobre la cual colocar los cuerpos de miles de guantanameros recios, dispuestos a soportar un sol menos terrible que el discurso lanzado desde la tribuna.

Curioso, no obstante, es que a medida que las propuestas se van dejando de materializar, y la época se adentra en el abandono de cualquier sueño que no sea "resistir y vencer" (con la llegada del "Periodo Especial"), más arriesgadas, más surrealistas se vuelven las ideas.

La colección de "disfraces" para el Morro (otro símbolo "mancillado" por la imaginación díscola) en "Variaciones sobre el Morro" (1989), de Rolando Paciel y Hubert Moreno, resulta más un rictus irónico que se sabe irrealizable, que una idea que pudiera encarnar. Pero pone a volar la imaginación, sugiere un país menos solemne.

Esta colección de ideas, de bocetos, de proyectos, prefigura el mundo por el que pudimos transitar. En el que pudimos existir. Y que no fue. Cada proyecto rechazado tendrá su historia propia, un legajo de argumentos tras su veto, un expediente incluso.

La utopía paralela termina con esa ciudad de ciencia ficción, esa maqueta de un área del Vedado propuesta por Lourdes León y Teresa Ayuso bajo el título de "Objetos iluminados no identificados" (1989), hecha de edificios que recuerdan naves espaciales o domos cósmicos. Ciudad improbable, de juguete. Refugio imposible para las mentes iluminadas de una generación hoy desperdigada por el universo, que visita la exposición de Barcelona y sonríe.

1 comentario

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user NARCO

"Refugio imposible para las mentes iluminadas de una generación hoy desperdigada por el universo, que visita la exposición de Barcelona y sonríe." O no la visita porque no tiene dinero para viajar a Barcelona, y entonces sonríe otra vez porque los cubanos de Cuba pueden viajar y todavía los desperdigados no tienen donde caerse muertos. Ironías del la Virreina. Hablando de utopías paralelas!!