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Artes Plásticas

Los palimpsestos de José Manuel Fors

En el Museo Nacional de Bellas Artes, el artista reorganiza los elementos naturales y los aleja de su entorno.

La Habana

Hasta el próximo 19 de febrero, Palimpsesto, una muestra de José Manuel Fors (La Habana, 1956), Premio Nacional de Artes Plásticas en 2016, puede visitarse en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Creada expresamente para los espacios expositivos de la Institución, concebida como un conjunto instalativo, Palimpsesto compendia palabras, paisajes, recuerdos y mucha paciencia, recursos incorporados eficazmente por Fors en tres décadas de laborioso trabajo.

José Manuel Fors se graduó de la Academia de San Alejandro en 1976 y del Instituto de Museología de La Habana en 1986. Por aquellos años comienza su andadura profesional como museógrafo del Museo Nacional de Bellas Artes. En 1981 irrumpe con fuerza en el mundo de las artes plásticas nacionales en compañía de Flavio Garciandía, Tomás Sánchez, José Bedia, Ricardo Rodríguez Brey, Leandro Soto, Israel León, Gustavo Pérez Monzón, Juan Francisco Elso Padilla, Rubén Torres Llorca y Rogelio López Marín (Gory). Al igual que sus compañeros, exhibió sus trabajos en la emblemática muestra Volumen Uno.

Las propuestas de Volumen Uno constituyeron una ruptura con épocas anteriores, y fueron el inicio de la renovación de una década pródiga en nuevos y más dinámicos proyectos expositivos, en la cual salieron a escena creadores más jóvenes, formados en las escuelas de arte fundadas por la revolución y dotados de un pensamiento artístico más acorde con la evolución del arte contemporáneo fuera de la Isla. Cuestionadores por naturaleza, los integrantes del grupo asumieron la variedad estilística como estandarte. La presencia entre sus filas de artistas neofigurativos, conceptualistas, paisajistas, expresionistas abstractos, minimalistas o de vertientes etnográficas y del pop art,hace de sus propuestas caldo de cultivo para la constante experimentación.

Desde sus primeras obras, José Manuel Fors incide en el paisaje como tema recurrente, pero en lugar de asumirlo desde la expresión lúdica o la contemplación, Fors se sumerge en los paisajes interiores; desde su insilio intenta reorganizar elementos naturales, alejándolos de su entorno. Su obra Hojarasca (1983), cuya versión de 1991 se exhibe en la sala de arte contemporáneo del MNBA, es muestra notable de su empeño. En las obras de este creador se palpan los modos de operar del arte povera (arte pobre), también toma del land art, del conceptualismo, del minimalismo y el arte instalativo, utiliza además la fotografía o los cuadros bidimensionales, el collage y otras técnicas.

Entre las obras expuestas por José Manuel Fors destaca Palimpsesto (2017), enorme rectángulo depositado en el suelo de la sala. En sus aproximadamente 12 x 4 metros de largo y sus 22 cm de alto se acumulan infinidad de documentos, manuscritos, láminas, planos, revistas, fragmentos de libros, cartas, reproducciones, impresiones, fotografías y otros etcéteras organizados por el artista concienzudamente como monumento a la memoria ancestral, en tiempos donde el mundo digital gana terreno a los soportes tradicionales. Si bien es cierto que sin pasado no hay futuro posible, todo el pasado contenido en los impresos acumulados en sucesivas capas por el artista en Palimpsesto cabe en una simple memoria flash, que podemos guardar en un bolsillo. Para Fors, sin embargo, la memoria, más que una representación formal, es una línea infinita y relativa que se extiende en el tiempo, del pasado al futuro o viceversa.

Cierta nostalgia desprenden las piezas de José Manuel Fors. En Sedosas pausas intermedias (2017), décollage de papel y Las prensas (2016), instalación desplegada en 10 x 2,50 metros de pared, las huellas del papel conforman su esencia misma. En la primera, el artista parte de la poesía encerrada por el gesto de lo inmediato en la laboriosa y efímera abstracción dejada como testimonio de un proceso de regeneración, reciclaje y recuerdo. La energía del hacedor queda momentáneamente atrapada en pequeños pellizcos del presente. En la segunda obra utiliza infinidad de diminutas prensas que comprimen fragmentos de lomos de libros. Solo él sabe de qué libros proceden las muestras, en Las prensas lo espontáneo pasa a un segundo plano, el creador se convierte en manipulador consciente de contenidos, en su campo de prensas siembra la curiosidad y el misterio, dos de las más fuertes pasiones subyacentes en nuestra especie.

José Manuel Fors continúa sembrando nuevos paisajes. Con su Palimpsesto inunda las salas expositivas de Bellas Artes. Los papeles que conforman esta colección preexistieron como seres vivos, enormes árboles de ecosistemas lejanos o de nuestra tierra. Los documentos salvaguardados y expuestos por el artista almacenan ADN vegetal, en sus espirales infinitas soportan el conocimiento humano. Así incorpora Fors en sus trabajos el ciclo vital de la vida, sabe que la materia no puede ser creada ni destruida, sino que permanece en los espacios físicos donde nuestros átomos seguirán existiendo como estrellas luminosas en la memoria universal.

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