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Emigración

'Se busca patrocinador': no se habla de otra cosa en Cuba

Díaz-Canel 'ha lanzado más de 300 medidas y nadie le hace caso, mientras que Biden con una sola tiene a los cubanos revueltos', comenta un holguinero.

Holguín
Carretilleros en La Habana.
Carretilleros en La Habana. Diario de Cuba

Tras la medida de regulación migratoria anunciada por Gobierno de Estados Unidos el pasado 5 de enero —que afecta, además de a los cubanos, a venezolanos, nicaragüenses y haitianos—, Cuba está revuelta. Encontrar un "patrocinador" que haga posible el viaje hacia la libertad política y económica es ahora mismo el sueño dorado de los que vivimos en la Isla.

"La gente anda como loca por irse, no se habla de otra cosa. Y desde que anunciaron lo del patrocinador, y poder irse desde aquí mismo, se ha vuelto 'una fiebre'; es el tema ahora", comenta Ignacio, un holguinero jubilado. "Sí Díaz-Canel tuviese vergüenza, pediría la renuncia, porque ha lanzado más de 300 medidas y nadie le hace caso, mientras que (Joe) Biden, con una sola, tiene a los cubanos revueltos".

"Yo creí en Fidel y esta gente, pero con los años comprendí que el comunismo es como el herbicida, donde cae seca la yerba. Este país era una tasa de oro y lo han dejado de limosna. Ni azúcar hay. Si un espiritista hace 60 años atrás nos hubiera anunciado que en Cuba el azúcar iba a desaparecerse y estarías así, tan cara, y que todo iba a estar destruido, nadie le hubiera creído. Es increíble el poder destructor de este sistema", añade.

Tania, de solo 21 años, como la mayoría de los jóvenes de su edad sueña con irse a Estados Unidos. "Eso allá es como si fuera Cuba, pero funcionando bien todo", opina refiriéndose al sur de la Florida. "Dice mi prima que, por muy mal que estés allá, es mil veces mejor que aquí, y eso que ella llegó hace seis meses. Lamentablemente, no me puede patrocinar todavía, pero me está buscando a alguien que no cobre mucho, porque no tenemos mucho dinero. Ojalá aparezca".

Igualmente, Yulián, de 29 años, está tratando de que alguno de los parientes que tiene en Estados Unidos lo patrocine. "Es difícil porque todo el mundo quiere irse y la familia es grande. Veremos si a mi tío allá, que es el que mejor está, le da para patrocinar a sus dos hijos con sus parejas y a mí también. Somos muchos, pero tal vez lo aprueben. No veo la hora de irme de este país miserable. Aquí no veo futuro".

Son numerosos los vídeos en las redes sociales sobre el tema del "patrocinador" e incluso en los canales de YouTube de humoristas y cantantes populares, con miles de reproducciones. Y no faltan abogados e influencers dedicados a orientar a los cubanos para que puedan calificar como patrocinadores o acceder a uno.

Tampoco han faltado aquellos que pretenden lucrar con la nueva medida. "Me ofrecieron 10.000 dólares para que fuera patrocinador. Fue una persona que estaba ya en la travesía y que no le daba tiempo llegar a México antes de que se perdiera la posibilidad de pasar, como era antes. No los acepté porque quiero ayudar a un familiar", comentó Danny desde Austin, Texas.

Según Eliza, una holguinera que reside en Hialeah, Florida, "el precio promedio que están cobrando por el servicio de 'patrocinador' es de 5.000 dólares. Aunque, claro, siempre hay gente que ofrece más. La gente siempre inventa negocio de todo, sea con travesía o con el patrocinador directo. Los cubanos, acaballándonos entre nosotros mismos. No hay cuña peor que la del mismo palo", lamenta.

Las cifras comentadas por Danny y Eliza coinciden con las reveladas por habaneros a DIARIO DE CUBA la semana pasada.
 
El impacto de la medida migratoria del Gobierno de Biden sigue al que tuvo en la población cubana la eliminación de visado por parte de Nicaragua, que provocó la avalancha hacia la frontera de México con EEUU. Ambas medidas son más relevantes para los cubanos que las del Gobierno de Díaz Canel, que no logra generar confianza en el pueblo con sus planes basados en la continuidad del mismo sistema que empobreció al país.

Los discursos oficialistas, los mensajes de propaganda en las redes y las cotidianas reuniones de funcionarios tratando de demostrar que trabajan por salir de la crisis, suenan completamente huecos y no tienen ningún impacto en la población. El único porvenir que se divisa desde la Isla está allende al mar, rumbo al norte que ofrece una esperanza digna, cuando la patria propia es cautiva de una dictadura demasiado longeva, que condena a la miseria y la indignidad.

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