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Opinión

Editorial: Cuando los gobiernos latinoamericanos de izquierda condenan a dictaduras latinoamericanas de izquierda

¿Cambio de época? Los presidentes de izquierda de Ecuador, Costa Rica y Dominicana deslegitiman a Maduro, y la Internacional Socialista expulsa al partido de Daniel Ortega.

Madrid

La reacción internacional contra el régimen de Nicolás Maduro ha supuesto el hecho inusitado de que tres países latinoamericanos con gobiernos de izquierda condenen a una dictadura de izquierda del continente.

Ecuador, que bajo el liderazgo de Rafael Correa perteneciera sin fisuras al "Socialismo del Siglo XXI" y al Foro de Sao Paulo, hizo críticas esas afiliaciones con Lenín Moreno, niega ahora legitimación a Maduro y apoya al presidente interino Juan Guaidó.  

Costa Rica, cuyo presidente Carlos Alvarado Quesada lidera el socialdemócrata Partido Acción Ciudadana, brinda también su apoyo a Guaidó.

Mientras que República Dominicana, cuyo partido de Gobierno es miembro del Foro de Sao Paulo, confirmó en la OEA que no reconoce la legitimidad de Maduro, aunque no llega a brindar su apoyo al presidente interino venezolano.

América Latina tiene un largo historial de dictaduras de derecha y también de condenas de esas dictaduras por parte de la comunidad internacional. Otra ha sido, sin embargo, la historia cuando las dictaduras son de izquierda. Y, por supuesto, el ejemplo mayor atañe a la suerte diplomática y buena prensa con que ha contado el régimen castrista, sin cuya intromisión en las fuerzas armadas, los servicios de inteligencia y la gobernación de Venezuela no se explicaría la situación en la cual se encuentra ese país. 

Que haya llegado el momento en que tres gobiernos de izquierda del continente se pronuncian tajantemente contra la permanencia en el poder del dictador Maduro, resulta una señal esperanzadora. Lo es también el hecho de que la mayor organización mundial de partidos de izquierda, la Internacional Socialista (IS), haya expulsado de sus filas al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que dirige Daniel Ortega, y haya aprobado una resolución a favor del tránsito hacia una democracia en Venezuela, reconociendo los esfuerzos de Juan Guaidó en pos de ello.

Todos estos posicionamientos desactivan las dos mayores coartadas utilizadas en América Latina por los régimenes dictatoriales de izquierda, que han exigido y exigen silencio y complicidad a otras naciones ante el riesgo de la amenaza imperialista de EEUU, y que consideran a todo gobierno de derecha supeditado a las directrices de Washington. Así, los partidos y gobiernos de izquierda estarían obligados a soportar a dichas dictaduras con tal de evitar coincidencias peligrosas con EEUU y con partidos y gobiernos de derecha del continente.

Ahora ese chantaje empieza a perder la efectividad que antes tuviera, y los gobiernos de izquierda de Ecuador, Costa Rica y República Dominicana se permiten coincidir con los EEUU de Donald Trump o el Brasil de Jair Bolsonaro en su firme condena al régimen venezolano.

Y detrás de la Venezuela de Maduro está la Cuba de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel. Detrás, en tanto responsable del desastre que aquel país vive, pero también detrás en la cola. Porque, una vez condenado el régimen venezolano, sería deseable que los gobiernos latinoamericanos de izquierda dedicaran igual tratamiento al castrista, en vista de las violaciones que este perpetra en Venezuela y en la propia Isla. 

La posición sobre Venezuela de Ecuador, Costa Rica y República Dominicana, así como las últimas decisiones de la Internacional Socialista sobre Nicaragua y Venezuela, despiertan esperanzas para el caso cubano. Y dejan claro que para la izquierda democrática resulta imprescindible y esencial la tarea de condenar los crímenes ejecutados por dictaduras de izquierda en América Latina.

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