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Economía

En silencio y 'a discreción', el Gobierno sube impuestos a los arrendadores privados para el turismo

Mientras, culpa a la Administración Trump de afectar con sus medidas a los 'cuentapropistas' cubanos.

La Habana

Mientras reforma la Constitución para llevarla a referendo el próximo 24 de febrero, el Gobierno cubano ha estado implementando a discreción un incremento de los impuestos a los arrendadores privados de habitaciones y viviendas a extranjeros.

Funcionarios de la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT) se negaron a responder si este incremento obedece a acuerdos de los Consejos de Administración Municipales de las Asambleas del Poder Popular que, según la regulaciones vigentes, pueden aprobarse con carácter general para una actividad o de forma individual para un contribuyente.

Una arrendadora privada, bajo condición de anonimato, relató a DIARIO DE CUBA que, el pasado mes de diciembre, sin aviso previo, la ONAT determinó subir los impuestos para las habitaciones dentro de las viviendas con convivientes (hostales) a 60CUC por habitación y, en los casos de las viviendas completas, a 70CUC por habitación.

"Antes pagaba 70CUC mensuales [35 por cada habitación] por concepto de licencia, más el 10% sobre los ingresos personales. Ahora debo pagar 140CUC [70 por cada habitación]", dijo la propietaria, que alquila una vivienda completa.

"Además, tengo que abrir la cuenta fiscal con la cantidad de la cuota de la licencia por dos meses. Es decir, depositar 280CUC en una cuenta que no se puede tocar. Ese dinero es la garantía para el banco del pago de la licencia. En caso de retirar ese monto, o parte de él, tendría un máximo de cinco días para reponerlo o me cancelarían la licencia", explicó.

Calculó que entre los pagos que debe realizar se va el 65% de su ganancia.

Sin amparo jurídico para reclamar

De acuerdo con las "normas para la tributación de los trabajadores por cuenta propia", contenidas en la Resolución 194/2018, los arrendadores de viviendas, habitaciones y espacios que sean parte integrante de la vivienda, pagan hasta el 30% de los ingresos obtenidos.

Tamara Lorenzo Díaz, arrendadora privada en el Vedado, dijo que antes de diciembre pagaba 35CUC por cada habitación más el 10% de su ingreso mensual, que en sus cálculos ronda los 300CUC.

"Es decir, que pago un plus de 30CUC [10% de 300 CUC] y ahora tendría que pagar el doble por las habitaciones", declaró.

"A todo eso hay que sumar que el flujo de alquileres está bajísimo. No se ha experimentado ningún alta de temporada turística, así que no veo el incremento de visitantes extranjeros del que habla el Gobierno. Y cuando la temporada es baja, el Gobierno ofrece sus hoteles con pasaje incluido, casi regalado", señaló.

El director comercial del Ministerio de Turismo, Michael Bernal, reconoció que la ocupación en las casas particulares estuvo en 2018 apenas en el 44%.

Por el momento, según la información recogida por DIARIO DE CUBA, todo parece indicar que la subida de impuestos afecta a los negocios de Plaza de la Revolución, Centro Habana y La Habana Vieja, las zonas más turísticas de la capital y donde se concentran las instalaciones hoteleras gestionadas por los militares y el Gobierno.

Mientras obliga a estos cuentapropistas a pagar más, el Gobierno acusa a la Administración de Donald Trump de afectar con sus medidas a los negocios privados de la Isla, sobre todo a arrendadores de viviendas y dueños de restaurantes particulares.

En las oficinas de la ONAT, la única solución que se ofrece a los arrendadores privados ante el incremento de los impuestos es dirigirse a las entidades de Trabajo y Seguridad Social para cambiar la licencia por otra que permita arrendar en moneda nacional.

Pero estar inscrito para arrendar solo a personas residentes permanentes en el territorio nacional y atreverse a arrendar a turistas conlleva una multa de 1.500CUC, según establece el Decreto-Ley 357/2018, sobre las contravenciones personales en el ejercicio del trabajo por cuenta propia.

Algunos arrendadores privados aseguraron que acudirían a las oficinas de la ONAT por considerar que las medidas constituyen una violación de sus derechos y que frente a esto no cuentan con amparo jurídico.

"De ser así, entregaré la licencia. ¿Hasta donde llegará el Estado con el abuso y pasándole por encima a sus propias leyes?", dijo Alexander Martínez, dueño de un hostal en Centro Habana.

"Aunque el Estado controla el turismo y puede darse el lujo de ofrecer servicios turísticos casi gratuitos para mantener su apariencia de ser unos de los destinos de más afluencia, una crisis de los arrendadores no le convendría. Se uniría a la crisis del transporte provocada por la renuncia de los boteros", especuló Martínez.

Alberto, trabajador por más de diez años en un hotel de La Habana Vieja controlado por el Estado, cree que las cifras que ofrece el Gobierno sobre la llegada de visitantes extranjeros no son de fiar.

"Se miente sobre el incremento del turismo, es por eso que le subieron el impuesto a los cuentapropistas que alquilan extranjeros, para mantener los ingresos estatales un poco equilibrados y justificar dónde está esa plata que genera la afluencia de turistas que dicen", opinó Alberto y especuló además que la destitución de la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza Rodríguez, podría tener relación con esto.

El Gobierno ha dicho que buena parte del aumento del turismo registrado en 2018 se concentró en el sector de los cruceros, donde los arribos de visitantes, procedentes sobre todo de Estados Unidos, subieron un 49%. Se trata de turistas que no pernoctan ni en los hoteles ni en las habitaciones del sector privado.

Reportes de The Havana Consulting Group (THCG) indicaron que durante el último año la fuga de capital local hacia el exterior llegó a rondar entre los 280 y 350 millones de dólares anuales, a consecuencia de las constantes trabas que impone el Gobierno al sector privado en la Isla.

"Y seguirá esa fuga mientras el Estado, a conveniencia, dispare los impuestos y siga poniendo zancadillas al cuentapropismo", comentó Magalis Soriano.

"Todas esas arbitrariedades que cometen, que incluye el descaro de subirnos el impuesto, es suponiendo que nosotros los cuentapropistas nos hacemos millonarios, cuando aquí los negocios nuestros prácticamente solo dan para sobrevivir porque, cuando ven que tenemos un poco de dinero, al otro día suben los precios de los productos en sus mercados".

"Los cambios no solo deben hacerse en la Constitución, sino en los adentros de este Gobierno", concluyó Soriano.

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