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Sociedad

Martí y Fidel Castro, participantes de la cruzada contra el matrimonio gay

'Todo esto es una distracción, aquí lo que hay es que subir los salarios', sentencia un jubilado en Santiago de Cuba.

Santiago de Cuba

La posibilidad de legalización del matrimonio gay que abriría la reforma constitucional es el tema más discutido en las calles de Santiago de Cuba y en las "consultas" del proyecto de Carta Magna que organiza el Gobierno. Ese "debate" tiene en la ciudad dos participantes involuntarios: José Martí y Fidel Castro.

A nivel popular, la polémica muestra desde el machismo hasta el desconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI y la ausencia de respeto a orientaciones sexuales diferentes. Mientras, las campañas de las distintas iglesias impulsan una cruzada callejera contra la eventual autorización de las uniones legales entre personas del mismo sexo.

Las declaraciones del arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, quien calificó la posibilidad de "imperialismo cultural" y "colonialismo ideológico", dejaron clara la posición de la Iglesia Católica. Por su parte, las iglesias evangélicas han continuado expresando, como en el resto del país, su rechazo a lo que consideran contrario al "diseño original".

Una de las manifestaciones de la campaña en las calles de Santiago de Cuba es la profusión de carteles pegados en postes eléctricos, parques, paradas de guaguas y otros lugares públicos, ante la indiferencia de las autoridades.

"¡Defienda a su familia y a sus hijos! Diga No al homosexualismo", dice uno de esos carteles, colocado en el parque comercial del distrito José Martí. Sin embargo, los más llamativos son mensajes que utilizan frases de José Martí y Fidel Castro.

"El tocador no es para los hombres", dice uno de los carteles que cita a Martí. "Ser hombre es una carrera larga y difícil. A veces se muere siendo varón sin llegar a ser hombre", se lee en otro.

En cuanto a Fidel Castro, los carteles recogen frases del discurso de 1963 en la Escalinata de la Universidad de la Habana, en el que el fallecido gobernante describió a los homosexuales como "hijos de burgueses" con "actitudes elvispreslianas" y dijo que "nuestra sociedad no puede dar cabida a esas degeneraciones".

Al parecer, para quienes colocan los carteles hay discordancia entre lo que pensaba Castro en 1963 y lo que pregona la prensa oficial, al proclamar que el Proyecto de Constitución toma su pensamiento como presupuesto esencial para la continuidad del "proceso revolucionario".

A juicio de Alexis Cadell, miembro de la iglesia evangélica Los Apóstoles, el discurso de Castro "tiene mucha actualidad porque bíblicamente Dios creó al hombre y la mujer para que procrearan, se multiplicaran y tuvieran descendencia".

"Biológicamente, un hombre con un hombre y una mujer con una mujer no procrean; es decir, que bíblicamente y biológicamente el homosexualismo es antinatural", defiende.

"Si el comandante nunca estuvo de acuerdo, no entiendo porque hacen esta propuesta", comenta Guillén, un jubilado de la construcción de 65 años. "Para mí cada cual hace de su vida lo que quiera, pero nosotros no estamos preparados para esa ley"

"Imagínate el choteo que va a sufrir en la escuela un niño adoptado por gays cuando en vez de mamá tenga dos papás. Fíjate, nada más pasa un homosexual y le dicen cosas, y si es negro es peor", añade.

Pero "todo esto es una distracción, aquí lo que hay es que subir los salarios", sentencia.

Franklyn, un transexual de 29 años, licenciado en Español y Literatura y trabajador de Comunales, asegura que no está interesado en el matrimonio gay.

Su aspiración es más primaria: "más allá del reconocimiento legal del matrimonio, lo que quiero es ser respetado como ser humano".

"Yo me puedo casar con alguien, pero seguirán viéndonos como algo raro. Lo importante es el cambio de mentalidad de las personas", considera.

Dayneris, una joven lesbiana, estudiante de cuarto año de Medicina, rechaza el discurso pronunciado por Fidel Castro décadas antes de que ella naciera. Es "bastante prejuicioso y homofóbico", dice.

"Tal vez si la población hubiese valorado que desde el comienzo del proceso revolucionario esto atentaba contra los derechos humanos que el propio Fidel aseguraba defender y garantizar a los ciudadanos cubanos, las condiciones fueran otras", razona.

"Nosotros tenemos derecho también a formar una familia legal, este discurso de Fidel lo muestra como un homofóbico", coincide Pablo, gay de 21 años.

*Con la colaboración del periodista Jorge Amado.

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