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Relaciones Cuba-EEUU

¿'Neuro-armas'? Tres científicos de EEUU exponen una nueva teoría sobre los 'ataques' en Cuba

De ser así, estaríamos ante un nuevo 'espacio de batalla', señala uno de ellos. 'Es el tipo perfecto de guerra gris'.

Miami

Armas de energía dirigida, destinadas a causar disrupción o dañar el cerebro de las víctimas, serían el instrumento más probable utilizado en los misteriosos "ataques" que sufrieron en Cuba 26 diplomáticos estadounidenses y sus familiares, dijeron tres médicos citados por la revista National Defense.

Los expertos fueron contactados por el Departamento de Estado para participar en la investigación de los problemas de salud que presentaron en La Habana los diplomáticos, quienes se quejaron de haber escuchado ruidos repentinos y sentir presión en los oídos, dolores de cabeza, vértigo, mareos y pérdida de funciones cognitivas.

El equipo de expertos concluyó que podría tratarse de ataques en los que se utilizaron a gran escala "neuro-armas".

Según National Defense, las "neuro-armas" son una amenaza emergente, pero poco comprendida, lo que se complica por la facilidad con que se pueden comprar en internet.

Pueden tener la forma de agentes biológicos, armas químicas y —es el caso de La Habana— energía dirigida. También es posible la combinación de diferentes métodos, dijo el doctor James Giordano, profesor de los departamentos de Neurología y Bioquímica en el Centro Médico de la Universidad de Georgetown y jefe del Programa de Estudios de Neuroética en el Centro Pellegrino de Bioética Clínica.

Los efectos pueden ser latentes, duraderos, altamente disruptivos y la atribución es difícil, advirtió el médico.

Los "ataques" en Cuba ocurrieron en las residencias de los funcionarios estadounidenses, con excepción de dos, registradas en hoteles, dijo el doctor Michael Hoffer, del Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad de Miami.

Hoffer fue el primer médico que examinó a las víctimas de los incidentes en Cuba. "Pensé que habían sido convertidos en blanco. Sigo creyendo que estaban siendo atacados", declaró.

Relató que los funcionarios a los que examinó dijeron que estaban sentados en sus casas, o en el hotel, cuando de repente sintieron los síntomas: una fuerte exposición al ruido, una sensación de presión, dolor en el oído, luego zumbido en los oídos y mareos. Un día después notaron ciertos déficits cognitivos.

De acuerdo con Hoffer, los afectados sentían que si se movían por el domicilio "el rayo, por así decirlo, los seguía". Cesaba al abrir la puerta de la calle.

Hoffer estuvo en La Habana poco después de los ataques y antes de que las noticias llegaran a los medios, lo que le permitió trabajar sin influencia de los medios, con víctimas que tenían recuerdos recientes y no habían recibido tratamiento médico. También tuvo la oportunidad de estar en los lugares en los que ocurrieron los incidentes.

La mayoría de las víctimas trabajaba en una misma zona de la embajada, apuntó. "Eran muy buenos objetivos", consideró. Sus viviendas estaban agrupadas en ciertos barrios donde residen diplomáticos.

Un total de 35 víctimas potenciales —25 que habían reportado síntomas más diez que estaban en las residencias en el momento en que se produjeron los "ataques"— fueron trasladados a Florida, donde un equipo multidisciplinario de expertos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami les aplicaron tests.

El equipo registró "hallazgos objetivos de trastornos del equilibrio" en el 100% de las 25 víctimas, que habían informado los síntomas. Todos dieron resultados anormales en al menos una prueba de equilibrio. "Nos aseguramos de que fueran 'superanormales' y no 'apenas anormales'", dijo Hoffer. Las otras diez personas que estaban en los mismos edificios en el momento de los ataques no mostraron síntomas. Las 25 víctimas también tenían un patrón único de trastornos cognitivos.

Giordano dijo que las armas de energía dirigida pueden causar estas lesiones al crear "cavitación", o bolsas de aire, en fluidos cerca del oído interno. La forma del oído interno amplifica los sonidos y las formas de onda para causar el efecto. El proceso crea burbujas de aire, o cavidades, que finalmente explotan, explicó.

Cerca del oído interno hay dos vías que llevan sangre al cerebro: el acueducto coclear y el acueducto vestibular. Las burbujas pueden viajar rápidamente por los acueductos hacia el cerebro donde pueden "funcionar como un derrame cerebral", añadió Giordano.

"El tipo perfecto de guerra gris"

Al igual que Giordano, Hoffer formó parte del equipo convocado por el Departamento de Estado. A ellos se unió el doctor Carey Balaban, profesor de Otorrinolaringología, Bioingeniería, Neurobiología y Trastornos de la Comunicación y la Ciencia en la Universidad de Pittsburgh.

Los tres expertos analizaron los datos desde diferentes enfoques, pero llegaron a la misma conclusión.

Balaban, quien trabaja con la Oficina de Investigación Naval, está familiarizado con estudios científicos sobre armas de energía dirigida y sus efectos en el oído interno.

"La probabilidad de múltiples fuentes de energía de frecuencias acústicas y de radio... está ahí, simplemente no sabemos lo que fue", dijo.

El equipo no pudo determinar exactamente qué método usaron los posibles atacantes sobre las víctimas, pero determinó que: 1-Las drogas fueron "improbables". 2-Las exposiciones ultrasónicas (acústicas) fueron "muy posibles y probables". 3-La pulsación electromagnética también fue "muy posible y probable". 4-La energía de microondas era posible, pero "poco probable".

Las microondas fueron, sin embargo, la apuesta de otro grupo de expertos que examinó a 21 de las víctimas, según publicó recientemente el diario The New York Times.

Habría otra posibilidad —pero se necesitaría más información para saber—: que los atacantes usaron una droga que se activó con el arma de energía dirigida, dijo Balaban.

Indicó que habría además otro método posible: láseres pulsados. "Los láseres de infrarrojo cercano penetran bastante en la cabeza", señaló. "Todas estas armas pueden producir cavitación en fluidos y pueden producir estos efectos", agregó. Los tres miembros del equipo acordaron que "decir [que los ataques en Cuba] son una cosa u otra es temerario".

"¿Podemos saber quién lo hizo? No estoy muy seguro. ¿Sabemos a qué fueron expuestos? Difícil de decir. Pero esto señala esta brecha [de conocimiento] que tenemos que llenar", dijo Balaban.

Según el experto, el caso ha atraído una gran atención dentro del Pentágono y en el Comando de Operaciones Especiales.

El trío de médicos planea publicar un documento tan pronto como sea posible. Una teoría es que las víctimas fueron utilizadas como prueba, como conejillos de indias humanos, y los perpetradores esperan que Estados Unidos divulgue resultados que puedan ayudarlos a afinar o comprender mejor cómo usar estas armas. Balaban dijo que ese tipo de información no se hará pública.

Los dispositivos que pueden usarse en ataques ultrasónicos, por ejemplo, están disponibles en internet por menos de 300 dólares, alertó Balaban. Los dispositivos más comunes están destinados a repeler animales como ratas e insectos y tienen un alcance de alrededor de 30 a 40 pies, agregó.

"Nos enfrentamos a una amenaza. Y una cosa importante es descubrir el espacio de batalla con el que estamos lidiando aquí y preparar algunas soluciones", señaló el experto. "Es el tipo perfecto de guerra gris. Es una muy buena forma de degradar las capacidades de tu oponente para que puedas explotarlo con medios convencionales".

Funcionarios del Departamento de Estado reconocieron este jueves que siguen desorientados ante los misteriosos "ataques" sufridos por sus diplomáticos en Cuba. Admitieron no saber qué o quién puede estar detrás de semejante "constelación de síntomas", reportó EFE.

"No existe un mecanismo obvio que nosotros conozcamos que pueda provocar estas lesiones (...) No hay nada igual en la literatura médica tradicional, son una constelación de síntomas única sin una causa obvia", declaró el doctor Charles Rosenfarb, director de la Oficina de Servicios Médicos del Departamento de Estado, en una comparecencia en el subcomité de Asuntos Exteriores para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes.

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