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Opinión

En tiempos de tormenta

'Regresar al llamado programa del Moncada sería ahora mismo mejor opción que continuar empecinadamente con un experimento que ha demostrado su inviabilidad.'

La Habana

Una pregunta usual entre los cubanos es la clásica "¿Cómo está la cosa?". Muchos prefieren no contestar y se conforman con un discreto encogimiento de hombros, otros se sueltan a decir lo que, más que ver, sienten en su vida diaria en la Cuba revolucionaria y socialista.

Pero esto no es nuevo, no se debe al ciclón o la sequía. Todo proviene del pecado original, la adopción del estalinismo como forma de dirigir el país en lo económico, político y social.

La total sumisión a un sistema extraño a la cultura (idioma, religión, tradiciones), raíces históricas y las condiciones económicas y sociales de la Isla, tronchó el desarrollo que de manera natural hubiera traído el simple cumplimiento del programa que en 1953 llenó de esperanzas a los cubanos de todas las capas sociales.

La entrega de las tierras en propiedad a los campesinos, no más arrendatarios y subarrendatarios, reinstauración de la Constitución de 1940, respeto a la libertad de expresión, de asociación y de reunión, elecciones libres, prensa libre, no más cubanos emigrando en busca de mejores condiciones de vida, viviendas decorosas producidas con las manos de trabajadores deseosos de ganarse el pan honradamente, maestros con mejores salarios, y así ad infinitum.

La "cosa" se puso como la vemos en este momento, desde que una ideología ajena y perversa se enseñoreó de la vida del pueblo cubano. La perversidad de las ideas socialistas o comunistas o como deseen llamarle ahora, reside en el olvido intencionado de que el hombre, el individuo, está primero que el Estado, que el Estado con sus burócratas existe supuestamente para proteger al individuo (por lo cual se les paga), lo cual se convierte en una trampa pues a fin de cuentas, poner al Estado a cuidar los intereses de los individuos es lo mismo que poner al lobo a cuidar las ovejas.

Las ideas democráticas que reunieron alrededor de Fidel Castro a empresarios, obreros, campesinos e intelectuales, fueron total y absolutamente abandonadas cuando se cambiaron por seguir una quimera que no ha dado resultados en ningún país donde se ha ensayado, por una razón muy simple, es antinatural, el comunismo llega por la fuerza y se mantiene por la fuerza, guste o no las personas están obligadas a aceptarlo porque alguien dice que es bueno aunque quinquenio tras quinquenio la miseria sea lo único que se multiplique, las riquezas a distribuir no aparezcan, y los jóvenes emigren a cualquier rincón del planeta donde puedan alimentarse, vestirse, tener hijos y ser respetados como seres humanos.

Ser tratado como un objeto no puede provocar más que la tendencia a la inacción, al desinterés y la apatía. Esa es la situación del pueblo cubano que no se siente parte de ningún proyecto porque en realidad no hay proyecto. Los Lineamientos del Partido Comunista, la Conceptualización del Modelo Socialista y todo lo demás que se siga inventando, no significan nada para el ciudadano común, que solo puede esperar con los brazos cruzados a que un grupito de iluminados decida qué hacer con el destino de 11 millones de personas.

Regresar al llamado programa del Moncada esbozado en La Historia me absolverá sería ahora mismo mejor opción que continuar empecinadamente con un experimento que ha demostrado su inviabilidad desde el instante en que Vladimir Ilich lo parió. Es hora ya de reconocer que Carlos Marx se equivocó, Lenin también, Stalin lo mantuvo a sabiendas solo por ser una mala persona y los líderes actuales del socialismo mundial saben todo esto, lo único que los sostiene es el odio a los capitalistas, no el amor a los desposeídos.

Todos esos líderes comunistas disfrazados o no, viven como verdaderos burgueses sin haber creado una empresa o haber trabajado en una fábrica en toda su vida, son parásitos que viven de hacer política populista.

La "cosa" en Cuba todo el mundo sabe cómo está y como va a estar en el futuro si insisten en construir un socialismo que hasta el momento ni siquiera han dicho como quedó su conceptualización, pero por si acaso, amenazan a candidatos independientes a las elecciones, opositores y disidentes de cualquier línea y a los propios que puedan estar "confundidos". El mensaje está claro, el barco se hunde pero de aquí no se apea nadie y que vengan ciclones.

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