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Alimentación

El escándalo del mango

Los mangos se pudren en el campo, faltan en los mercados y llegaron a ser discutidos recientemente en la Asamblea Nacional del Poder Popular.

La Habana

Como ha venido sucediendo durante los últimos años, en este 2017 los campos de Cuba están llenos de mangos caídos de los árboles, y muchos ya podridos, sin que ninguna entidad los recoja. Mientras tanto, las placitas de pueblos y ciudades, sobre todo aquellas que comercializan de acuerdo a la oferta y la demanda, reclaman mayor presencia de esa fruta para que disminuyan los precios de venta a la población.

Semejante anomalía ocurre con más frecuencia en los campos atendidos por las diversas formas cooperativas —Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS)—, a las cuales se les ha indicado no vender sus producciones a comercializadores privados. Solo pueden hacerlo a la Empresa Estatal de Acopio, o directamente a las empresas del Ministerio de la Industria Alimenticia (MINAL) que se dedican al procesamiento industrial de la fruta.

En un reportaje aparecido el pasado domingo en Juventud Rebelde constatamos la crítica situación existente en la CCS Ángel Bouza Calvo, ubicada en la provincia de Guantánamo. Allí se han perdido varias toneladas de mango porque ni Acopio ni el MINAL se han dignado en ir a recogerlas.

Cuando le preguntaron al presidente de la CCS acerca de los contratos firmados con Acopio, respondió: "Acopio compra cuando quiere. Creen que al comprarnos nos hacen un favor. No se percatan de que detrás de esa mentalidad que frena, están los campesinos, que se sacrifican, cumplen las tareas y se les echa a perder la cosecha".  

Solo en la provincia de Guantánamo, y hasta mediados de julio, se reportaba la pérdida de 2.600 toneladas de mango.

El drama del mango llegó recientemente hasta la Asamblea Nacional del Poder Popular. En una de las Comisiones Permanentes de ese órgano, tres ministerios trataron de que las culpas no recayeran en ellos. El Ministro de la Agricultura adujo que el MINAL no había recogido la producción que le correspondía; este se justificó con la carencia de envases que debió suministrarle el Ministerio de Industrias; y finalmente este último planteó que debido al "bloqueo" y la tensión que afrontan las finanzas externas del país, no se habían podido producir o importar todos los envases necesarios.

No obstante, el ministro de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, tuvo la osadía de afirmar en ese mismo cónclave que en octubre se mostrará en la provincia de Villa Clara "lo que es una estructura de acopio totalmente recuperada". Igualmente dijo que la entidad está recibiendo una inyección de insumos y medios para realizar su misión.

Realmente, cuesta trabajo imaginar que una entidad como la Empresa Estatal de Acopio, responsable de la mayoría de los descalabros del engranaje comercializador de la agricultura en la Isla, pueda algún día trabajar con eficiencia.

Por supuesto que estas tribulaciones no son privativas del mango ni de ninguna forma específica de producción. Son situaciones que afectan a los campesinos que dependen únicamente de los mecanismos estatales para comercializar sus cosechas. Mecanismos donde abundan la burocracia, la desorganización y la desidia de sus trabajadores.

Mas, lamentablemente, tanto para productores como consumidores, ese es el panorama que se avizora en lo adelante. En su afán de ir cerrándoles espacio a los mercados agropecuarios de oferta-demanda —solo en la capital han sido cerrados cinco en los últimos meses—, las autoridades le encomendaron a la Empresa Estatal de Acopio la tarea de recoger casi toda la producción agrícola del país y conducirla a los mercados estatales.

Esa estrategia gubernamental para la comercialización de los productos del agro forma parte, a no dudarlo, de las medidas con que los elementos de línea dura de la nomenclatura raulista pretenden ralentizar las reformas económicas. Pronto, según expresó el propio general-presidente, serán publicadas nuevas restricciones para el trabajo por cuenta propia.

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