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Sucesos

La Policía española cree que un solo individuo es el autor del asesinato de dos cubanas y un ecuatoriano

Las mujeres son Elisa Consuegra Gálvez, de 26 años, y Maritza Osorio Riverón, de 46, ambas de Holguín.

Madrid

La Policía Nacional española mantenía este sábado un amplio operativo para encontrar al responsable del triple crimen que se produjo el miércoles por la tarde en el despacho del abogado peruano Víctor Joel Salas Coveñas, en el madrileño barrio de Usera, informa Europa Press.

Pese al número de víctimas, las autoridades creen que se trata de un único asesino.

Entretanto, medios de prensa españoles continuaban proporcionando detalles sobre las víctimas: las cubanas Elisa Consuegra Gálvez, de 26 años, y Maritza Osorio Riverón, de 46, ambas de Holguín y empleadas de Salas Coveñas, y el cliente Jhon Pepe C.V., de 43 años y origen ecuatoriano.

El diario digital El Español reportó que Elisa Consuegra se había casado con Salas Coveñas hace 10 meses, pero actualmente estaban separados.

El abogado llegó a España hace ocho años. Según su versión, huyó de su país tras recibir amenazas de muerte.

Salas Coveñas dijo haber trabajado en Perú en casos relacionados con carteles mexicanos y el narcotráfico.

"Me vine a España huyendo de las amenazas, como con la muerte en los talones, y fíjate lo que ha ocurrido ahora", declaró el abogado, especializado en temas penales y de extranjería.

En sus declaraciones a la policía, afirmó temer que los asesinatos ocurridos en su despacho sean una venganza o un ajuste de cuentas de personas de su pasado. Aunque también tendría enemigos entre sus clientes en España, indicó El Español.

Un cliente citado por ese diario lo describió como "un informal de mierda". Otro comentó que el abogado tenía "muchas deudas".

En cuanto a las cubanas, Isabel, empleada de un bar de comida colombiana cercano a la oficina del abogado, dijo que conocía bien a Maritza Osorio Riverón, quien repartía publicidad del bufete por las mañanas y luego se encargaba de atender las llamadas y a los clientes que llegaban al despacho.

"Ella siempre me decía que quería dejar ese trabajo, pero no hasta que encontrara otro. Al parecer, solo cobraba 600 euros", dijo Isabel.

Maritza Osorio llevaba más de 15 años en España. Vivía a solo 100 metros del despacho con una hija y un sobrino.

Según el diario El País, Elisa Consuegra Gálvez había terminado la carrera de Derecho en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) y ya había llevado algún caso del despacho.

El día en que fue asesinada, llamó a Salas Coveñas para decirle que un hombre "extraño", que actuaba "raro", lo estaba esperando por un asunto "muy importante", señaló el reporte de El Español.

De acuerdo con esa versión, Salas Coveñas se ofreció a ir en ese mismo momento, pero Elisa Consuegra le dijo que no lo hiciera y que le diría al hombre que regresara por la tarde.

"A Maritza y a Eli las quería mucho", dijo Salas Coveñas. "Con Eli me casé por amor. Pese a que rompimos al poco tiempo (…) El resto es mentira", añadió en referencia versiones de allegados que creen que se trataba de un matrimonio de conveniencia.

Las primera pesquisas, indican que una misma persona —la única que subió al despacho, según vecinos de la zona— mató a golpes con una palanqueta afilada al cliente y a la secretaria, y apuñaló con la misma arma a la abogada, indicó Europa Press.

Para intentar borrar huellas, generó dos pequeños fuegos en las papeleras de ambos extremos del local, pero las llamas no se extendieron por el inmueble gracias a la rapidez de los bomberos en su extinción.

Las autoridades y equipos sanitarios encontraron al hombre con el cráneo abierto. Una de las mujeres estaba degollada. La otra tenía la cabeza y el rostro destrozados a golpes.

Los agentes, dirigidos por el Grupo V de Homicidios de la Jefatura Superior de Madrid, están estudiando la lista de clientes Salas Coveñas, supuestamente el objetivo final del asesino.

La Policía ha descartado que el presunto autor del triple crimen sea un sicario, por la "nula profesionalidad" de sus actuaciones.

Los agentes argumentan que el asesino no logró atentar contra su supuesto objetivo; lo rudimentario del arma, que cogió en la misma escena del crimen, y el incendio, que fue "improvisado y mal ejecutado". Estudian incluso si se equivocó de víctima al matar a Jhon Pepe, casado y con un hijo de 29 meses, quien estaba en el despacho para recoger unos papeles de Extranjería de su esposa.

Los primeros reportes del incidente hablaron de una sola cubana asesinada.

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