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Familia

Ramón Rigal y Addya Expósito llevan ya ocho meses en prisión

Los pastores fueron condenados a uno y dos años de privación de libertad por retirar a sus hijos de la escuela.

La Habana
Los pastores Ramón Rigal y Addya Expósito, con sus hijos.
Los pastores Ramón Rigal y Addya Expósito, con sus hijos. ASSISTSNEWS.NET

La Iglesia de Dios, en la ciudad de Guantánamo, ha visto disminuida su membresía tras la detención, juicio y posterior encarcelamiento de los pastores Ramón Rigal y Addya Expósito, en abril de 2019.

Rigal y Expósito fueron condenados a uno y dos años de privación de libertad, respectivamente, tras retirar de la escuela a sus hijos, Joel y Rut, a causa del bulling al que fue sometida la hija y que devino en un episodio de violencia.

La niña, hija mayor del matrimonio, aseguró a DIARIO DE CUBA que antes del encarcelamiento de sus padres, más de 30 personas visitaban la Iglesia de Dios, cuyo templo estaba en la vivienda familiar.

"Ahora se reúnen menos personas, y lo hacen en varias casas", dijo la menor, en referencia al sistema de Casa-Culto o célula, empleado por varias denominaciones protestantes desde los años 90, cuando un rápido crecimiento de grupos evangélicos abarrotó los insuficientes templos a lo largo del país.

La prohibición estatal de erigir nuevas iglesias llevó a que cientos de cubanos ofrecieran sus casas para celebrar lecturas bíblicas y liturgias. En 1995, el gobierno de Camagüey trató sin éxito de frenar esta iniciativa ciudadana, terminando con el encarcelamiento del reverendo Orson Vila.

Parte de la membresía de Iglesia de Dios incorporó a sus hijos a clases en el hogar o homeschooling, llevadas a cabo por Rigal y Expósito, siguiendo un manual de metodología del colegio guatemalteco Hebron.

Esa práctica, reconocida en países como Estados Unidos y Canadá, está prohibida en la isla, donde todos los niveles del sistema educativo responden a la línea ideológica marxista del Partido Comunista.

La detención de Rigal y Expósito dejó el cuidado de los menores a sus abuelos paternos y maternos; desde entonces, solamente se ven entre ellos los fines de semana.

Después de ser negada a la madre la libertad condicional en octubre pasado, su hija, Rut, la ha podido ver este inicio de año gracias a un pase de tres días, beneficio del que no ha podido disfrutar el padre, a quien solo pueden ver mediante la visita mensual en la prisión.

"Lo vi más delgado ahora en enero, pero me recibió muy bien de ánimo", relata Rut, quien cursa ahora la secundaria básica tras "exámenes de nivelación" que aprobó sin dificultades para reincorporarse al sistema estatal de enseñanza.

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