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Brasil

Bolsonaro pone fin a su bajo perfil y planta cara a Lula da Silva con una gigantesca manifestación

El expresidente de Brasil enfrenta diversos procesos judiciales, y fue inhabilitado políticamente sin que haya una condena firme en su contra.

Brasilia
Jair Bolsonaro vistiendo la camiseta verdeamarela en la manifestación.
Jair Bolsonaro vistiendo la camiseta verdeamarela en la manifestación. EFE

En el corazón de Sao Paulo se reunió una multitudinaria manifestación de seguidores de Jair Bolsonaro. Tal como sus fieles, el expresidente se presentó con la camiseta verdeamarela de la selección de fútbol de Brasil en su primer acto de masas desde que dejó la Presidencia, que ha dejado en claro que le planta cara al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y al sistema de justicia.

Bolsonaro enfrenta diversos procesos judiciales, y de hecho ya fue inhabilitado políticamente sin que haya una condena firme en su contra. La más grave acusación que tiene en su contra es que se le señala como responsable del intento de toma de los poderes públicos en Brasilia, a escasos días de que Lula de Silva asumiera su tercer mandato, en enero de 2023. La investigación judicial ha establecido que no se pudo orquestar esta acción sin la anuencia del presidente saliente.

El exmandatario conservador, cuyo pasaporte ha sido retenido por la Policía Federal y con prohibición expresa de salir del país, no pudo viajar a EEUU a una reunión con líderes conservadores en torno al expresidente Donald Trump, del cual es un abierto admirador. Este sábado, por ejemplo, el presidente argentino, el ultraliberal Javier Milei se dirigió al auditorio de la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC), y recibió palabras elogiosas de Trump. Bolsonaro era uno de los invitados a este evento, en Washington.

Bolsonaro, quien estuvo de bajo perfil, como ha señalado la prensa brasileña, le puso punto final a esa estrategia y con el acto en la céntrica Avenida Paulista, este domingo 25, anunció que hará frente de forma activa a las diversas acusaciones judiciales en su contra, a las que calificó como una campaña orquestada desde la Presidencia de Lula da Silva y sus adláteres en el sistema judicial.

A inicios de este año quedó en evidencia la suerte de puerta giratoria entre un sistema judicial que no termina de ser independiente y el poder político de turno, en Brasil. Ricardo Lewandowski, quien no oculta su amistad personal con el presidente Lula da Silva, pasó de ser magistrado del Tribunal Supremo a ministro de Justicia en el Gobierno del septuagenario referente de la izquierda latinoamericana.

Diversas organizaciones de derechos humanos lamentaron lo que se cataloga como dicha puerta (giratoria), de la Justicia al Poder Ejecutivo. El caso de Lewandowski, además, ha sido visto como una recompensa, dado que siendo juez del Supremo brasileño cumplió un importante rol para sacar de la cárcel al tres veces presidente, luego de que fuera sentenciado en la causa Lava Jato, una red de corrupción que se extendió por América Latina y que involucró a la empresa privada Odebrecht.

Entretanto, en el acto de la Avenida Paulista, Bolsonaro mostró músculo político, y no solo por la masiva convocatoria de personas en las calles este domingo. El expresidente se mostró junto a cuatro gobernadores y decenas de legisladores para enviar un claro mensaje de que, pese a las acciones judiciales en su contra, se mantiene un espectro político e institucional que ha pasado a ser llamado como el bolsonarismo.

El Tribunal Supremo tiene ocho casos abiertos contra quien es el principal líder de la oposición brasileña, que pese a estar inhabilitado hasta 2030 por abuso de poder, sigue teniendo un importante capital político. Además de denunciar una conspiración en su contra, Bolsonaro también ha reclamado una amnistía para los bolsonaristas condenados por perpetrar el asalto a las sedes de los tres poderes en 2023.

Uno de los condenados es Anderson Torres, exministro de Justicia del expresidente y quien se desempeñó durante la primera semana de enero como secretario de Seguridad de la capital de Brasil, Brasilia. Fue acusado de "facilitar" los hechos de vandalismo contra los edificios públicos.

El proceso que se le sigue a Bolsonaro dio un giro importante en septiembre. En ese momento, el exsecretario de Bolsonaro confesó que se reunió con militares para planificar un golpe y desconocer los resultados de las elecciones, en las que el expresidente conservador perdió por estrecho margen ante el líder de izquierdas. Mauro Cid, teniente coronel y secretario personal de Bolsonaro, dijo que la Armada apoyó la idea del golpe, pero que el resto de las Fuerzas Armadas lo rechazaron.

Sin embargo, la propia Jurisprudencia brasileña ha establecido que un testimonio oral por sí mismo no es suficiente prueba, y que por tanto Cid u otros bolsonaristas arrepentidos, deben presentar documentación que ayude a corroborar su versión.

Justamente este criterio fue el que hizo que el Supremo de Justicia de Brasil anulara los procesos de la Operación Lava Jato impulsadas por el juez federal Sergio Moro (quien luego fue ministro de Bolsonaro) y forzaron la liberación de Lula da Silva tras 580 días de prisión en la cárcel de Curitiba, al sur del país.

"Es un acto pacífico en defensa de nuestro Estado democrático de derecho (…), me quiero defender de todas esas acusaciones", dijo Bolsonaro a sus seguidores y además pidió que sus seguidores sigan usando la camiseta de la selección nacional de fútbol, como símbolo de unidad y por encima de cualquier color partidista.

Previamente, al convocar la manifestación, Bolsonaro fue cuidadoso al pedirle a sus seguidores que no lucieran pancartas en contra de nadie. Y sus simpatizantes acataron la directriz. La prensa presente en Sao Paulo destacó la ausencia de insultos escritos contra Lula da Silva o contra el magistrado Alexandre de Moares, quien desde el Supremo de Justicia lleva adelante la cruzada en contra del expresidente.

Bolsonaro también fue escrupuloso en informar que este acto de masas fue organizado y pagado por el pastor evangélico Silas Malafaia, que ofició el tercer matrimonio de Bolsonaro y es una persona de su confianza. Malafaia dijo que el rol de la Justicia en Brasil debe recuperarse, ya que "no tiene que combatir la extrema derecha ni la extrema izquierda", sino que debe "ser guardián de la Constitución".

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2 comentarios

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La unica manera que la izquierda canibal entendera y eventualmente sera derrotada es que los lideres y opositores del otro lado, hagan exactamente lo mismo que hacen ellos.

Siempre son los vandalos socialistas los que sacan su gente a la calle para reclamar e imponerles a los demas una violencia que es justificada y aceptada por buena parte de la prensa y de los adversarios.

Por ejemplo, si a Milei una minoria ruidosa y corrupta le quiere descarrilar su proyecto de libertad y prosperidad despues de decadas de gobiernos empobrecedores, entonces debe apelar a su 56% de apoyo en las elecciones y enfrentar en la calle o donde sea con su gente harta, a los terroristas que en nombre de la justicia social cierran calles o incendian tiendas y parques.

Solo cuando estos bandidos organizados y pagados entiendan que la otra parte de la sociedad esta dispuesta a enfrentarlos y derrotarlos con sus mismos metodos, se podra poner fin al chantaje de los que piensan que las naciones les pertenecen.

Por desgracia, tiene usted mucha razón.