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Brasil

Los primeros 100 días en el poder de Lula da Silva, signados por la herencia de Bolsonaro

Solo cuatro de cada diez brasileños consultados por la encuestadora Datafolha catalogan de forma positiva al Gobierno.

Brasilia
Lula da Silva.
Lula da Silva. Getty Images

Brasil aún se recupera del inédito asalto a las principales instituciones públicas por parte de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro. Estos hechos, ocurridos una semana después de la toma de posesión como presidente de Luiz Inácio Lula da Silva, junto a la herencia del Gobierno conservador (2019-2022), han signado esta primera etapa del Gobierno del líder de izquierdas.

Aunque el septuagenario fundador del Partido de los Trabajadores (PT), había enfatizado en su campaña que dedicaría tiempo a "sanar" a la sociedad brasileña, tras la polarización exacerbada que se registró durante los cuatros de Gobierno de Bolsonaro, nunca se imaginó, que una semana después de la toma de posesión que ocurrió el 1 de enero de 2023, tendría lugar un inédito caso, para las cuatro décadas de democracia en Brasil, de que seguidores del expresidente derrotado en las urnas generaran destrozos de diverso calibre en los edificios públicos en Brasilia.

Lula da Silva, quien ya fue presidente de Brasil en dos periodos, entre 2003 y 2010, cumplió este lunes 10 de abril sus primeros 100 días en el poder en su tercera presidencia. Y dos días después, por primera vez en democracia, unos 80 militares fueron citados para ser interrogados para determinar el papel de las Fuerzas Armadas en los sucesos del pasado 8 de enero. Esto termina impactando política y simbólicamente las primeras semanas del nuevo Gobierno.

"No acostumbro a hablar de los primeros 100 días de Gobierno", declaró Lula da Silva durante una ceremonia el lunes en el palacio presidencial de Planalto: "Pero creo que es importante recordarles que en 2003 me entregó el poder un presidente democrático, lo cual no ocurrió ahora".

"El mayor oponente a la gestión de Lula da Silva es la crisis política interna y la continuidad del bolsonarismo", describe Júlia Quirino, investigadora y estudiante de Maestría de la Universidad Federal Fluminense, al ser consultada por DIARIO DE CUBA.

Bolsonaro no estaba en Brasil cuando sucedieron los lamentables hechos del 8 de enero en Brasilia. El expresidente salió del país horas antes de que concluyera su periodo presidencial, rumbo a EEUU, para evitar participar de los actos protocolares de la transmisión de mando del pasado 1 de enero. Regresó al país el 30 de marzo pasado con el proyecto político de liderar la oposición conservadora contra el Gobierno de izquierdas.

Bolsonaro, con el apoyo de tres docenas de parlamentarios, busca un juicio político en contra de Lula da Silva, "por un supuesto delito de responsabilidad política e ingobernabilidad", recuerda Quirino.

En materia de opinión pública, entretanto, el Gobierno del veterano exdirigente sindical no logra tener un respaldo popular mayoritario. Según estudio de la reconocida encuestadora Datafolha, solo cuatro de cada diez brasileños catalogan de forma positiva al Gobierno. También hace frente a una coalición conservadora en el Congreso, donde el PT está en franca minoría.

"El tema de gobernabilidad es uno de los mayores riesgos del Gobierno. Está frente al Congreso más derechista de la historia reciente, y este le cobrará muy caro al Gobierno de Lula da Silva aprobar cualquier iniciativa que provenga de Planalto, y esto tendrá sin duda impacto sobre la política económica”", comentó a DIARIO DE CUBA, desde Río de Janeiro, el analista financiero Stephan Mothe.

En lo social, señala Quirino, "en estos primeros 100 días hay buenas señales en la Administración pública federal comparando la Administración anterior",  y en particular la investigadora menciona "la reanudación de programas sociales que incluyan más trabajo, vivienda digna, garantía y acceso a derechos como salud, tecnología y educación".

En materia de salud, este 21 de marzo el presidente Lula da Silva relanzó el programa "Más Médicos", ahora rebautizado como "Más Médicos para Brasil", pero eludió referirse al papel que tendrían galenos cubanos en este plan oficial, dadas las críticas que se generaron en el pasado por el secretismo con el cual se manejó.

Una serie de reportajes publicados por DIARIO DE CUBA entre finales de 2018 y principios de 2019 reveló que el programa Más Médicos fue propuesto por el Gobierno cubano, que la contratación de servicios médicos cubanos en Brasil se ocultó bajo un supuesto programa de "formación" para no tener que pagar salarios a los profesionales, y que las negociaciones se efectuaron de manera confidencial para evitar la reacción de la comunidad médica de Brasil.

Lula da Silva, por otro lado, en estas primeras semanas de Gobierno, ha privilegiado la agenda internacional, con una política exterior dirigida por el diplomático de carrera Mauro Vieira. Entre las primeras medidas estuvo la decisión de regresar a la Unión de Naciones de Sudamérica (UNASUR) y de contribuir, junto con Argentina, en el relanzamiento de esta iniciativa.

Cuando juró como presidente, el mandatario de izquierdas sostuvo que debía refundarse la política exterior y romper con el aislacionismo que a su juicio caracterizó a Bolsonaro. En esa dirección, la investigadora Quirino resalta como positivas las señales de un regreso a instancias de cooperación multilateral.

En particular, esta analista destaca "la firma del decreto para restablecer el Fondo Amazonía, que tiene como objetivo captar donaciones de los países para acciones de prevención y combate a la deforestación". Este "fue creado en 2008 (cuando Lula da Silva gobernaba) pero estaba parado desde abril de 2019, cuando el Gobierno de Jair Bolsonaro extinguió los órganos colegiados que formaban parte del Fondo Amazonía".

"Durante varios años tuvimos a un Bolsonaro que en política exterior estaba completamente alineada con EEUU (…) Lula da Silva intenta mostrar normalidad, pero es una normalidad que se muestra más dispuesta contrariar los intereses de EEUU", apunta Mothe.

Un ejemplo de la distancia que ha marcado el nuevo Gobierno en relación con Washington fue el caso de los buques de guerra iraníes Makran y Dena, que a fines de febrero atracaron en el puerto de Río de Janeiro, después de que se les concediera el permiso pese a las presiones de EEUU para prohibirlo.

Como reseñó DIARIO DE CUBA, a principios de febrero se había informado de que Brasil no aceptaba la petición de Irán para la entrada de los barcos a ese país, pero después del viaje de Lula da Silva a Washington ambas embarcaciones recibieron la aprobación de la Marina brasileña.

El analista financiero Stephan Motte resalta el hecho de que en estas primeras semanas Brasilia haya apuntado a la priorización de los BRICS, el polo cuestionador del papel hegemónico de Washington que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Justamente en torno a este espacio, Lula da Silva se apuntó un punto a favor, por partida doble, con la designación de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff al frente del Banco de Desarrollo de los BRICS. Por un lado, restituyó en una posición pública a su aliada, quien fue destituida de la Presidencia en 2016, señalada de corrupción, y al mismo tiempo logró para Brasil la cabeza de un espacio estratégico en cooperación internacional para el desarrollo.

Finalmente, diversos analistas brasileños ubican en el campo ambiental y étnico lo que tal vez su mayor logro en los primeros 100 días de gestión. Se trató de una operación humanitaria para rescatar a la etnia yanomami de las enfermedades y la desnutrición en la Amazonía.

Bajo el liderazgo de un nuevo comandante del Ejército, las Fuerzas Armadas proporcionaron alimentos y suministros médicos, y agentes ambientales con facultades restauradas destruyeron campamentos ilegales de mineros de oro que contaminaban los ríos y la selva, expulsando a los mineros del territorio indígena. Esto tuvo lugar en la última semana de enero pasado.

Tras los sucesos del pasado 8 de enero en Brasilia, el general Tomás Miguel Miné Ribeiro Paiva, comandante militar del Sudeste, fue anunciado el 21 de enero como nuevo comandante del Ejército brasileño, en sustitución del general Júlio César de Arruda, quien duró escasas semanas en el cargo.

En los días finales de 2022, siguiendo la rotación por antigüedad, De Arruda ascendió a la comandancia y por un trámite de rutina había sido ratificado una vez que Lula da Silva se juramentó como presidente el 1 de enero de 2023. El rol de este comandante, así como de otros jerarcas castrenses, quedó en entredicho tras el asalto a las instituciones públicas en Brasilia.

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2 comentarios

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VIVA BOLSONARO, UN BRASILERO A TODO DAR. ABAJO LULA, TRAIDOR AL PAÍS QUE LAMENTABLEMENTE REPRESENTA.VIVA BOLSONARO, UN BRASILERO A TODO DAR. ABAJO LULA, TRAIDOR AL PAÍS QUE LAMENTABLEMENTE REPRESENTA. VIVA BOLSONARO, UN BRASILERO A TODO DAR. ABAJO LULA, TRAIDOR AL PAÍS QUE LAMENTABLEMENTE REPRESENTA.

"Mas medicos para Brasil" o "Mas dolares para Lula". A ver que nuevo megaproyecto se le ocurre a este, ya obrador se invento el trencito que recorre los caminos, a lo mejor este mete el canal de la amazonia para competir con el de Panama importando los mosquitos Aedes directo desde la habana.