Díaz-Canel no hizo en EEUU el anuncio que los empresarios esperaban, reprocha el lobby antiembargo

El 22 de septiembre último, Miguel Díaz-Canel se reunió en Nueva York con aproximadamente 40 representantes del sector privado estadounidense, en un encuentro en el que dijo que el régimen de la Isla está considerando permitir que los cubanoamericanos inviertan y posean negocios en Cuba.

Pero, pese a que los funcionarios cubanos habrían dicho que están "trabajando en una legislación para lograrlo", según el reporte de El Nuevo Herald, los miembros de la clase empresarial asistentes a la reunión la consideraron una oportunidad perdida.

De acuerdo con el abogado Ralph Patiño, de Miami, "este es el perro que se muerde la cola, porque Estados Unidos está esperando que ellos den el primer paso, y ellos están esperando que Estados Unidos dé el primer paso".

En opinión del experto legal, quien apoyó el acercamiento entre Washington y La Habana durante la Administración de Obama, "si se hubiera permitido que esos vínculos florecieran, Cuba habría sido un país diferente en 2023".

Según El Nuevo Herald, fuentes familiarizadas con la discusión que pidieron no ser identificadas porque no estaban autorizadas a comentar públicamente, dijeron que durante el evento los empresarios llamaron al Gobierno cubano a eliminar obstáculos a la inversión extranjera y al crecimiento del sector privado.

Pero Díaz-Canel no estaba preparado para discutir en detalle las regulaciones que el régimen necesita aprobar para permitir que las empresas privadas en Cuba reciban inversiones y financiamiento de compañías estadounidenses, dijo John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba, uno de los lobby anti embargo más activos.

"La reunión fue una oportunidad perdida para lograr avances, fue una repetición de quejas en lugar de discutir en detalle cómo sacar más provecho de lo que actualmente autorizan" las agencias gubernamentales de Estados Unidos, enfatizó Kavulich.

Lo anterior se produce justo después de que fuentes del Departamento de Estado de EEUU dijeran a la agencia Bloomberg que la Administración de Joe Biden estaría a punto de suavizar las restricciones impuestas al régimen de Cuba para permitir un mayor apoyo financiero de Estados Unidos a las pequeñas empresas, anunciando regulaciones que permitirían a los dueños de MIPYMES en la Isla operar cuentas bancarias en el vecino del norte.

La trabazón está en La Habana

A raíz de lo anterior, el Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU advirtió que en la reunión con los empresarios "Díaz-Canel no aprovechó la oportunidad para anunciar regulaciones para la entrega de inversión directa y financiamiento directo para empresas privadas ubicadas en la República de Cuba. Ese era el mensaje singular que la audiencia estaba buscando. Otro en una lista cada vez más larga de oportunidades perdidas".

En un análisis de la situación actual con respecto a la posibilidad de abrir negocios en Cuba para empresarios de EEUU, el Consejo recordó que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) autorizó la primera licencia de inversión/financiamiento en una empresa privada de Cuba en mayo de 2022. 

Pese a ello, la demora del Gobierno de Cuba en autorizar la entrega de esos recursos hizo que "la empresa privada en Cuba continuara expandiendo y haciendo crecer el negocio. El inversor/financiador, con sede en los Estados Unidos, ha renunciado a los ingresos por dividendos e intereses".

Desde que ese negocio fue anunciado, las fuentes al tanto de ello han ocultado cuál sería el emprendimiento de la Isla beneficiado con la inversión. Pero, aclara el informe, "la fuente de inversión y financiamiento directos con sede en los Estados Unidos no era un individuo de ascendencia cubana".

Y se pregunta el Consejo Económico y Comercial: "¿Por qué Miguel Díaz-Canel no permite que las MIPYME acepten inversiones y financiamiento? (...) El Gobierno de Cuba acepta con entusiasmo inversiones y financiamiento de muchas fuentes", pero no de EEUU, al que no obstante acusa de entorpecer el desarrollo económico de Cuba.

Recuerda el Consejo que las primeras licencias de exportación de EEUU a Cuba, que autorizaron la venta de vehículos eléctricos y no eléctricos, como automóviles, camiones, motocicletas, scooters y bicicletas, suman cinco desde 2017 y han sido emitidas por la Oficina de Industria y Seguridad (BIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos a Columbia Premier Automotive Export Ltd., con sede en Maryland, y más recientemente a Katapulk, la empresa del cubanoamericano Hugo Cancio.

"Se desconoce cuántas solicitudes están pendientes", indica el Consejo. "¿Hay una razón para la demora de la Administración Biden-Harris en la emisión de licencias adicionales?: la ausencia de regulaciones emitidas por el Gobierno de la República de Cuba que autoricen la entrega de inversión y financiamiento directos a empresas privadas ubicadas en la Isla".

De ello existir, la autorización "podría estar en una hoja de papel, se notarizaría electrónicamente y se presentaría a la institución financiera donde la empresa privada mantuviera su cuenta corriente operativa. La información proporcionada incluiría la(s) fuente(s) y cuantía(s) de la inversión y la(s) fuente(s) y la(s) cantidad(es) de la financiación. Cualquier cambio en los términos de inversión o de financiamiento se proporcionaría a la institución financiera. Eso debería ser todo lo que se requiere. La empresa privada no estaría obligada a pagar ninguna tarifa que no sea la normal de transferencia electrónica de fondos", indica el Consejo.

"El Gobierno de la República de Cuba debe abstenerse de complicar demasiado el proceso; pero eso es fundamental para su ADN", recuerda.

El dinero de EEUU lleva años entrando a Cuba sin licencias ni regulaciones

Según el Consejo Económico y Comercial Cuba-EEUU, hay una realidad que hace innecesario que La Habana se esfuerce por crear el marco regulatorio necesario para las inversiones de EEUU en la Isla: la existencia de esas inversiones desde hace años de la mano de familiares emigrados.

De acuerdo con el informe, la mayor parte de ese dinero, llegado a Cuba por fuera de cualquier regulación de la OFAC, ha sido invertido en negocios de la economía no estatal como restaurantes y casas de renta. Esas sumas "se originan principalmente en los estados de Florida, Nueva Jersey, Texas, Nueva York y California", asegura el Consejo.

"Estos fondos también se originan en personas de ascendencia cubana que residen fuera de los Estados Unidos, incluidos España, Panamá, México y Venezuela. Si bien es comprensible desde una perspectiva microeconómica, esta autorización regulatoria fuera de la República de Cuba y fuera de la autorización regulatoria de la OFAC no es útil desde una perspectiva macroeconómica. El deseo de ayudar a la familia, amigos, colegas es comprensible. Sin embargo, hay consecuencias", advierte.

Y la principal es que se hace innecesario regular algo que ya funciona casi a riesgo político cero para La Habana: "¿Por qué el Gobierno de la República de Cuba debe implementar regulaciones para la entrega de inversión directa y financiamiento directo cuando ambos están ingresando a la Isla sin ellos? El incentivo es inexistente", recalca el informe.

Y si bien, como reconoce el Consejo, la Administración demócrata de EEUU planea seguir implementando nuevas políticas que favorezcan el desarrollo del presunto "sector privado" cubano, que es una fachada del régimen para la reconversión de entidades estatales irrentables y tras muchas de cuyas empresas se ocultan personeros del aparato de poder y testaferros, "en ausencia de corresponsalía bancaria directa, los fondos comerciales de los EEUU para Cuba y los fondos comerciales de Cuba hacia EEUU seguirán necesitando de un tercer país".

"Esto significa que para enviar fondos habrá tres instituciones financieras involucradas: el remitente, el intermediario y el receptor. Cada institución financiera cobrará una tarifa. Muchas transferencias comerciales de fondos para empresas privadas ubicadas en Cuba son pequeñas cantidades, por lo que las tres tarifas como porcentaje de la transacción total son sustanciales", señala.

"En 2015, la Administración Obama-Biden autorizó a las instituciones financieras con sede en los Estados Unidos a mantener cuentas corresponsales con instituciones financieras operadas por el Gobierno de la República de Cuba. Sin embargo, por una razón que hasta el día de hoy sigue siendo desconocida, la Administración Obama-Biden no autorizó a las instituciones financieras operadas por La Habana a mantener cuentas corresponsales con instituciones financieras con sede en los Estados Unidos. El resultado: las transferencias de fondos deben hacer un viaje ineficiente, inseguro y costoso por tres países".

La solución sería, según el Consejo, que otra vez Washington de el primer paso y autorice la parte del permiso que quedó pendiente. 

Y finaliza señalando que "para las transacciones financieras, las líneas rectas son esenciales. Un triángulo solo sirve a intereses políticos y refuerza las ineficiencias, la falta de transparencia y los costos excesivos, algo que un sector privado reemergente en la Cuba no puede permitirse y no se le debe pedir que pague".

Pero hay un aspecto ausente del análisis del Consejo: ¿convienen al régimen las inversiones de EEUU en el entorno no estatal en la Isla, así fuere bajo el control estricto de La Habana de qué se hace con ese dinero, sin tomar en cuenta la función que la narrativa del embargo de Washington juega en su manejo del discurso público?

Según el cálculo del régimen de la Isla, el suicidio económico siempre va a ser más conveniente que el sacrificio político del grupo en el poder. Si no vienen acompañadas del abandono por EEUU de su estrategia de presión sobre La Habana, las inversiones del vecino del norte en Cuba seguirán esperando por los siglos de los siglos. Mientras, un grupo cercano a la élite del régimen de la Isla se seguirá beneficiando de lo mejor de los dos mundos: el dinero y los productos de EEUU y la impunidad con que La Habana le permitirá hacer negocios mientras le convenga.