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Olimpiadas Rio de Janeiro

El deporte, el Estado y el PIB

De cara a los Juegos Olímpicos, la prensa oficial aborda el tema del costo del deporte.

La Habana

En vista de los XXXI Juegos Olímpicos que tendrán lugar en Río de Janeiro el próximo verano, el semanario Trabajadores dedicó la separata del lunes 29 de febrero al análisis económico en el movimiento deportivo cubano. En ella, los periodistas Joel García y Rudens Tembrás abordaron la relación existente entre el costo del deporte y el Producto Interno Bruto (PIB).

Joel García en "Economía y deporte en Cuba: compleja ecuación teñida de oro"escribió: "Bien distante del PIB de las grandes potencias deportivas, Cuba se mantiene entre las mejores 16 naciones del concierto mundial si nos atenemos a lo ocurrido en los últimos Juegos Olímpicos de Londres 2012. La ecuación parece muy difícil de explicar en medio de las limitaciones económicas que sigue viviendo el país, pero es posible".

Por su parte, en "¿Cuánto cuesta el deporte cubano?", Rudens Tembrás afirma que: "El espectáculo inaugural y la majestuosidad que acompañará a las justas desplazarán otra vez a un segundo plano los análisis sobre el complejo entramado económico y financiero que hace posible no solo los triunfos, sino la existencia misma del deporte a nivel global".

Y añade: "Cuba, país pequeño, bloqueado por Estados Unidos y sin grandes riquezas naturales, figura desde hace décadas en la elite del universo atlético y ha superado en reiteradas ocasiones a rivales cuyas cuentas bancarias nos resultan sencillamente alucinantes".

Ambos artículos evaden la inclusión de otros aspectos imprescindibles para una comprensión integral del tema analizado:

1- El deporte y la educación física son actividades que benefician la salud y desarrollan capacidades biológicas y habilidades motrices para un mejor desenvolvimiento social y establecer contactos amistosos entre personas y pueblos. De esas funciones emana la importancia de una práctica al alcance de todos.

2- Para lo anterior se requiere del empleo de la ciencia y la técnica, la existencia de centros de entrenamiento, de implementos, la inserción en ligas y topes foráneos para el fogueo, la calidad de la nutrición y una infraestructura capaz de garantizar los relevos; requisitos que al demandar elevadas inversiones dependen del PIB de cada país. Pensar lo contrario es puro voluntarismo y un inútil esfuerzo por demostrar la supuesta superioridad de un sistema político sobre otro.

3- La política, como dimensión humana relacionada con la forma de realizar proyectos sociales, se relaciona con el deporte. La misma puede emplearse como instrumento de beneficio social, medio idóneo para la salud y la medicina preventiva, amistad entre los pueblos o como instrumento al servicio de la ideología de los que detentan el poder.

4- Cuando en un sistema político predomina el totalitarismo, la economía y la política se subordinan a esa ideología. En el caso de Cuba, con el desmantelamiento de las  instituciones cívicas y económicas independientes y su sustitución por otras creadas y subordinadas al poder, el deporte y la educación física pasaron a ser asunto exclusivo del Estado y se les identificó con la Patria y las conquistas de la Revolución. Sin embargo, la carencia de la base económica necesaria fue suplida por las subvenciones de la Unión Soviética primero y de Venezuela después. El Estado asumió todos los gastos del deporte y durante décadas estableció una supremacía en las competencias amateurs centroamericanas, panamericanas y mundiales, a cambio de que los atletas, reducidos a medios básicos, pusieran toda su inteligencia y su masa muscular en función de los ideales del régimen.

5- La economía se acompaña con momentos de crisis que, en dependencia de la profundidad y duración, afectan a uno o a varios componentes del sistema hasta asumir carácter estructural. En estos casos la solución se torna imposible sin cambiar la propia estructura del sistema. Por ello, es ilógico pensar que el deporte cubano, como elemento de un sistema en crisis no sufra afectaciones como las que siguen.

En el béisbol

La memoria histórica muestra que desde fines del siglo XIX selecciones de peloteros cubanos brindaron juegos de exhibición contra equipos locales en Estados Unidos, donde obtuvieron más victorias que derrotas. Que durante las primeras tres décadas de República existían cuatro circuitos beisboleros, incluyendo el de los centrales azucareros que abarcaba todo el territorio nacional. Que en los años 40 en el Gran Stadium del Cerro se fundó la Liga Cubana de Base-Ball profesional con cuatro equipos: Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao, a los cuales se unieron otros con sus respectivos clubes patrocinados por empresas privadas y organizaciones de la sociedad civil. Que a mediados de los años 50, los Cubans Sugar's Kings irrumpieron en la Triple A, lo que permitió a peloteros cubanos entrar a las Grandes Ligas.

Después de la Primera Serie Mundial de Béisbol Amateur (Londres, 1938), las cinco siguientes se efectuaron en el Gran Estadio de la Tropical en La Habana, de las cuales Cuba ganó cuatro. Que en la Serie del Caribe, de las primeras 12 series efectuadas entre 1949 y 1960 Cuba ganó siete. Sin embargo, después de su reincorporación en 2014, de tres series solo ganó una, la edición 57, a pesar del balance negativo de dos ganados y tres perdidos. Que en las tres ediciones celebradas del Clásico entre 2006 y 2013, Cuba ocupó un segundo y dos quintos lugares. Y que a mediados del año 2013 la selección cubana, que había derrotado en ocho de diez oportunidades a las selecciones de estudiantes universitarios norteamericanos, fue barrida en cinco partidos por verdaderos amateurs.

Tales resultados demuestran, de una parte el aval obtenido por la pelota cubana en eventos internacionales antes de la creación del INDER, y de otra parte el evidente retroceso sufrido. Todo lo cual guarda una estrecha relación con la incapacidad del modelo totalitario para hacer crecer el PIB.

En los Juegos Olímpicos

En la edición XX, celebrada en Munich (1972), Cuba ocupó el lugar 14 con 8 medallas. En la edición XXI, en Montreal (1976), con 13 medallas se elevó hasta la octava posición. En la edición XXV, en Barcelona (1992), se ubicó en el quinto lugar con 31 medallas. A partir de entonces la pérdida de las subvenciones soviéticas, que mantenían a flote la economía cubana marcó el inicio del retroceso. En la edición XXIX, en Beijing (2008), pasamos al lugar 28 con 24 medallas. Finalmente en la edición XXX en Londres (2012) con 14 medallas se reubicó en el lugar 16, una posición inferior a la alcanzada 40 años antes en 1972.

El éxodo

Los enormes recursos dedicados al deporte para exhibir al país entre las potencias deportivas, con una economía totalmente deficiente, se ha reflejado en los bajos salarios y el aumento de necesidades primarias como la vivienda, la alimentación, el transporte y la fuga masiva. En ese éxodo sostenido y creciente se inscribe una buena parte de nuestros deportistas más destacados en busca de mejores condiciones de vida. Un proceso sostenido antes y después del embargo, antes y después de la Ley de Ajuste y antes y después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

Plantear que Cuba se mantiene entre las mejores 16 naciones del concierto mundial o que a pesar de ser un país pequeño, bloqueado por Estados Unidos y sin grandes riquezas naturales, figura en la elite del universo atlético, es tratar de tapar el sol con un dedo. El deporte desarrollado requiere de una economía desarrollada y ese no es el caso de Cuba. Para lograrlo se requiere de un crecimiento sostenido del PIB, un propósito imposible sin una alta dosis de voluntad política para emprender las transformaciones estructurales que la realidad cubana reclama.

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