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Poesía

Equinoccio de Reikjavík

'no hay fin de semana en/ el inicio del mundo/ no hay inicio de semana en/ el fin del mundo'

Reikiavik

 

los sábados no llegan hasta aquí
 
en latitudes tan altas
la semana tiene dos o tres días
rara vez cuatro
 
no hay fin de semana en
el fin del mundo
no hay inicio de semana en
el inicio del mundo
 
presente y repetición
máquinas de infancia
memoria que ya dábamos por muerta
y
enterrada
 
como buenos cubanos
somos niños que no recuerdan ni
la última nana de miedo
con que nuestra madre medio nórdica
nos puso a dormir
 
pesadilla y repetición
todo es péndulo en el círculo polar
todo depende
todo es magma que vuelve sobre el silencio
de sus propios pies
 
las iglesias repican sus campanas digitales
cada dos o tres minutos
rara vez cuatro
 
la catedral de reikjavík google images no es
ni remotamente
la catedral a secas de reikjavík
 
equívoco y repetición
hasta las brújulas son aquí menos definitivas
el norte desaparece en el polo norte
 
es el triunfo de lo frágil
con esa fragilidad del fuego
que convierte al más antiguo de tus mapas en
un cenicero
una falla
un volcán
 
géiseres que respiran como ballenas encalladas
cada dos o tres minutos
rara vez cuatro
 
son eternos como el tiempo pero
de vez en cuando
como las islas
se cansan de respirar
 
no hay fin de semana en
el fin del mundo
no hay inicio de semana en
el inicio del mundo
 
comenzar todo de nuevo como
si fuera lo más natural
comenzar todo de nuevo
como si fuera
 
en latitudes tan altas
antes del sábado ya ha sido martes
dos o tres veces
también cuatro
 
el resto es mito
es decir, el resto es el mundo allá abajo
vacacional
vacuo
inexplicable
para quienes han crecido creyendo
que las auroras boreales son
un fenómeno natural
 
las estaciones corredizas
el año constante
la luz que escasea en verano
y en el invierno no es mínima
sino inmanente
ubicua
pulmonar
 
luz física
como lluvia de reikjavík
como humo de la bahía
como ruinas sagradas
 
patria de piedra
palabras de pronunciada impronunciación
eldfjall þögn eilífð  
para quienes crecimos creyendo
que las auroras boreales son de
una naturaleza fenomenal
 
aquí las horas son horas humanas
todavía
de manera que todo era justo al revés
de como nos lo contaron con esa letrica legible
que de lejos muchos llaman revolución
 
por eso mismo nos lo contaron con esa letrica legible
para que no leyéramos con ningún otro alfabeto
al menos no
hasta que fuésemos lo suficientemente
inocuos
a la intemperie
inexplicables
 
no hay fin de semana en
el inicio del mundo
no hay inicio de semana en
el fin del mundo
 
atravieso las plazas y los cafés
soy un sueño político
una estatua caminante
un ser literalmente invisible que todos ven
el hijo que una madre cubana escondió no de dios
sino del estado
 
mi soledad basta para destruir
familias milenarias
parlamentos que no dejaron huella sobre la lava
la belleza de resistirse es
irresistible
la verdad me arrebata al borde de los estanques
o en un banco de la catedral equivocada
de reikjavík google images
 
cualquier escudo de cualquier ciudad sería estéril ahora
contra esta enfermedad que es no volver a exiliarme
de aquí
 
al menos no
antes de los mil años de martes que aún faltan
para que la semana sea otra vez sábado
es decir
sea flor sea lágrima sea escalofrío
eitt eilífðar smáblóm með titrandi tár
entre otras intraducibles
imágenes
 
no disimulo mi euforia de nacional instantáneo
no disimulo el mineral inimaginable de mi locura
de isla a isla
soy el único de los islandeses
que se parió a sí mismo en el último equinoccio de reikjavík

 


Orlando Luis Pardo Lazo nació en La Habana en 1971. Ha publicado Boring Home (Premio Franz Kafka, 2009) y editó la antología Cuba in Splinters: Eleven Stories from the New Cuba (OR Books, Nueva York, 2014).

Otros poemas suyos: Movimiento browniano y Letanía de Lawton.

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