Back to top
cubanos en el mapa

Gabriel Guerra Bianchini: 'No existe cabeza ni corazón buenos que pueda justificar un mínimo de lo que pasa en Cuba'

El artista cubano recientemente inauguró su estudio personal en Madrid con la serie fotográfica 'Yo vengo de todas partes', una obra que reflexiona sobre Cuba y su situación actual.

Madrid
Gabriel Guerra Bianchini, fotógrafo cubano Náyare Menoyo Florián
Gabriel Guerra Bianchini, fotógrafo cubano
Gabriel Guerra Bianchini, fotógrafo cubano Cortesía del entrevistado

La vida de un artista no siempre se puede entender a través de su obra, pero hay algunos donde esta lo retrata, lo describe y lo explica. Este es el caso del fotógrafo cubano Gabriel Guerra Bianchini, que recién inaugura su estudio personal en Madrid con una exposición nombrada en primera persona: Yo vengo de todas partes.

Bianchini emigró a España hace cerca de un año. Ya se había hecho de un nombre entre el mundillo de las instantáneas en Cuba, conocido por su trabajo que transita entre rostros del oficialismo en la Isla como Eusebio Leal hasta la decadencia de una ciudad que se muere, La Habana. Algunas de esas imágenes están en Yo vengo de todas partes, que concluirá con el estudio vacío cuando la gente pueda llevarse a sus casas, el día final de la expo cada una de las 460 fotos del artista.

"Vamos a regalar todas las imágenes", dice Bianchini en entrevista con DIARIO DE CUBA. "Me pongo a fantasear en cómo sería si se cruzan dos personas que quieren la misma foto, o cuando se crucen dos personas que cogieron una foto que querían y de repente ven en la otra, una que les gusta más y hacen un trueque. Trato de imaginarme todas esas cosas, me encanta la idea de ver cómo se desmantelan por trocito todas las fotos".

Yo vengo de todas partes no es siquiera la expo con la que su autor soñaba inaugurar el estudio en Madrid. Bianchini pretendía hacer un trabajo que mezclaba fotos con instalaciones, pero, había que fundir, hacer moldes de manos, caras. Era un trabajo para hablar de la emigración. Sobre lo que, para su autor, supone ser emigrante. Bianchini quería poner una frontera en la entrada. El tiempo y la logística hicieron a su autor posponer la idea y dejarla para una segunda exposición. Yo vengo de todas partes y hacia todas partes voy, será el nombre.

La entrevista transcurre ante la mirada del retrato del historiador oficialista cubano Eusebio Leal, pero no se puede decir que el trabajo de este joven es complaciente con el régimen de la Habana. Bianchini, por ejemplo, fue el autor de las gigantografías que acompañaron a la campaña por la Ley de bienestar animal. 

¿Podríamos decir que tu evolución profesional va aparejada a un cambio de conciencia política?

"Yo vengo de una familia con una ideología bastante humanista, pero que tenían de algún modo idolatradas ciertas circunstancias. Para mí hay una gran ruptura emocional de lo que mi familia me contaba a lo que yo veía de niño en el barrio, o a lo que empiezo a ver de adulto. Lo que pasó el 11 de julio para mí fue un antes y un después. Yo quisiera estar en Cuba, con mi estudio y esto mismo que estamos haciendo poder hacerlo allá. Y salir por la tarde a mi malecón, que eso puede ser lo más tópico del mundo, pero ese era mi ritual de casi todas las tardes. La cuestión es, que es injusto el punto en que llegaron las cosas, inhumano. No existe cabeza ni corazón que sea bueno que pueda justificar un mínimo de lo que está pasando allá. No existe. Si tú tienes un buen corazón y tienes una cabeza con sus dos cabales y no estás de acuerdo con que se le haga daño a la gente, no hay manera de entender lo que se está haciendo allá. No hay manera de justificarlo. Esa ruptura emocional yo creo que fue la más dura de todas".

¿El 11 de julio te llevó a tomar la decisión de emigrar definitivamente?

Lo que ocurre el 11 de julio fue una cosa ya que a todo el mundo le tocó la rabia. También coincidió con años en que yo perdí a toda mi familia. Mi mamá se fue, se fueron mis abuelos, todas esas referencias mías de niño se fueron y entonces hubo una ruptura con ciertas raíces que yo no podía entender. Entonces yo tenía el estudio en La Habana, estaba listo y llegó la pandemia. Allá está, lleno de polvo. La última vez que fui a Cuba ni siquiera lo pude abrir, no quise verlo. Nosotros vinimos para acá con dos maletas vacías, pensando que íbamos a comprar un par de cositas, estar un rato y lanzar un proyecto que teníamos pendiente. A la semana nos miramos y dijimos, '¿por qué vamos a volver ahora si allá vivimos con dolores?'. Cuando te ponen la televisión, cuando tienes conversaciones con personas, cuando ves en la esquina de tu casa las peleas inhumanas que ocurrían con las colas. Imposible estar allí ahora".

¿Sentiste en Cuba la presión de la Seguridad del Estado o de las instituciones culturales estatales a las que pertenecías?

Sientes la presión de las dos partes. Primero te voy a decir una cosa, todos los seres humanos tenemos defectos que llevan aprendizaje. No creas que yo tenía una visión tan clara de muchas de las cosas allá. A veces yo también las disfrazaba en mi cabeza o las justificaba y eran injustificables. Yo vivía en una frontera muy curiosa en la que eres un comunista para algunos y en la que eres un gusano para otros. A mí me llamaban del Centro Nacional de Artes Plásticas casi halándome las orejas de por qué había publicado ciertas cosas cuando yo solo había dicho la verdad. O cuando hacía una pieza que para mí hablaba de la esperanza y te venían a decir que qué hacían unos policías en el malecón mirando las nubes para allá para el norte.  

¿Sentiste además presión externa para que te posicionaras políticamente contra el Gobierno?

Luego me halaban las orejas desde Miami. A mí me costaba hasta decir que Cuba, quería que yo mencionara la palabra así exacta en Facebook, de que Cuba es una dictadura. Y yo no sabía decirlo en ese momento. Yo creo que sencillamente la vida, la evolución y la madurez llegan para entender cómo tienes que hacer las cosas o qué cosa es lo justo, qué cosa no es justo. A veces mi fotografía puede ser condescendiente porque yo disfrazaba, por ejemplo, la destrucción de La Habana, y era para mí como la postal, de la postal, de la postal de la que venía buscando todo el turista.  Es un tema complejo, yo pienso que sencillamente lo que hay que ser buen ser humano. Hay que entender que todos llevamos un proceso de aprendizaje. 

¿Ahora cómo lo entiendes?

Hay un  punto donde ya donde las cosas son demasiado claras. Donde se puede decir el blanco es blanco y el negro es negro sin temor a decir que eres injusto. Todos hemos tenido nuestra vida, nuestras circunstancias, eso nos ha llevado a ver ciertas cosas. Los últimos tiempos antes de venir para acá estábamos con la sangre hirviendo por todas las cosas que se habían vivido. Me acuerdo de  las presiones que uno vivía. ¿Quién quiere vivir justificando exactamente palabra por palabra qué es lo que te inspira y por que esta obra dice tal cosa? ¿Quién puede vivir en medio de una guerra? Hubo alguien que una vez me dijo que por desgracia llevamos tanto tiempo viviendo en pugilato que nos defendemos hasta de los besos. Y esa era la parte donde yo no quería seguir viviendo. Yo no quiero seguir viviendo en un lugar donde hay que defenderse de los besos. 

Más información

2 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.
Profile picture for user Plutarco Cuero

La m¡erda apesta, me sorprende la capacidad de muchos cubanos para pretender que huele a otra cosa ...

Yo entiendo lo que dice este hombre. Mi hermano menor poco antes de salir definitivamente de Cuba me comentó: "Yo no estoy loco ni nunca he hecho o dicho nada contra este gobierno pero siento constantemente que la 'Seguridad' me está vigilando". Es imposible vivir en ese país.