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Arquitectura

Detrás de las rejas, la arquitectura: el Parque Zoológico de 26

El Zoológico de la Avenida 26 es uno de esos lugares memorables de La Habana que se visitan, o se recuerdan, con una mezcla de pena y melancolía.

Madrid
'Grupo familiar', esculturas de Rita Longa a la entrada del Zoológico de 26, La Habana.
'Grupo familiar', esculturas de Rita Longa a la entrada del Zoológico de 26, La Habana. Arteporexcelencias

El Zoológico de la Avenida 26 es uno de esos lugares memorables de La Habana que se visitan, o se recuerdan, con una mezcla de pena y melancolía. Ya que teniendo las potencialidades para ser un espacio de contemplación, recreo y educación, causa el efecto contrario por su lastimosa situación y deficiente gestión cultural y medioambiental.

Mucho se ha hablado sobre los problemas de limpieza y el estado físico de sus animales, cuestionando la capacidad real que tiene la institución para garantizar cierta calidad de vida en las especies que poseen. En eso también tiene notable incidencia la irresponsabilidad de muchos visitantes que, a pesar de los reclamos del parque, insisten en ofrecer alimentos que dañan a los animales.

Menos o muy poco se ha hablado sobre la necesidad de una adecuada reforestación y sobre lo nefasto que resulta la proliferación de puestos de venta de juguetes y alquiler de atracciones, que han creado un espacio híbrido donde estos servicios tienen mayor representatividad, y sobre todo impiden disfrutar exclusivamente del entorno natural. Un parque zoológico debería ser ante todo un lugar que propicie la inmersión en el mundo animal y vegetal.

Por último, nada se habla sobre los valores arquitectónicos del Zoológico de 26, más allá de la mención de los conjuntos escultóricos que le acompañan. Tal vez se debe a la forma fragmentada en que fue conformándose, lo que no ha perjudicado el concepto global del parque tanto como el volumen de rejas que ha sumado en las últimas décadas.

Este jardín comenzó a construirse en 1938, cuando un grupo de intelectuales cubanos dirigidos por el doctor Nicolás Puente Duany, profesor de Histología y Anatomía Patológica y director del hospital Reina Mercedes (hoy Manuel Fajardo), consiguió que la Secretaría de Educación apoyara la firma de un decreto presidencial para la creación oficial del primer Parque Zoológico de La Habana. Con este respaldo legal se creó un patronato integrado por abogados, médicos, ingenieros, maestros, periodistas y otros profesionales cubanos que con su esfuerzo personal llevaron adelante el Zoológico.

Es decir, la participación estatal se limitó a conceder un pequeñísimo presupuesto anual, insuficiente para el mantenimiento del parque, y a permitir que compartiera los terrenos del vivero del Ministerio de Obras Públicas. Situado junto al antiguo reparto de Aldecoa, tenía su entrada principal por la Calzada de Puentes Grandes, ya que entonces la Avenida 26 no llegaba hasta ese terreno.

Favorecido por la belleza de un espacio intensamente poblado de vegetación tropical, en los siguientes años el Zoológico fue sumando elementos y ampliando su población gracias a los donativos de los miembros del patronato y de otros cubanos residentes dentro y fuera del país. Entre las más notables estuvo la del presidente Federico Laredo Bru, quien donó dinero para la construcción de algunas infraestructuras, y cedió algunos animales (varios jabalíes, una pareja de leones, dos chivos de Angora, etc.). También Fulgencio Batista donó un zorro gris, y la cubana Carola Panerai, residente en Chicago, donó dos pingüinos, una tortuga y una iguana, todos procedentes de las Islas Galápagos. Todo ello permitió que el Parque Zoológico de La Habana se iniciara con unas 160 especies distintas, la mayoría cubanas, y un total de 600 animales.

Varios zoológicos de EEUU estuvieron interesados en intercambiar animales para poder hacerse de especies cubanas. Sin embargo, las leyes de la época no lo permitieron. Hoy, sin embargo, es la única vía legal para que el Zoológico pueda ampliar y diversificar sus ejemplares.

En esos primeros años también se creó una Sociedad de Amigos del Parque Zoológico, cuya afiliación implicaba abonar un peso al año, constituyendo otra fuente de ingresos para el parque. Entonces la entrada era gratuita, pues uno de los principales objetivos era eliminar cualquier obstáculo para acercar la población al conocimiento y disfrute del mundo animal. Tuvo especial interés el desarrollo de talleres y visitas para los colegios públicos y privados, que convirtieron el Zoológico en un importante espacio educativo.

Durante décadas estuvo dirigido por el entomólogo Carlos Aguayo, profesor titular de Zoología de la Universidad de La Habana. Todas las obras constructivas fueron realizadas por el ingeniero Óscar Contreras, quien construyó los primeros lagos, jaulas y caminos que estructuraron el parque. En 1944, el lugar quedó muy dañado por un huracán, se perdieron estructuras y animales; además, el Gobierno había retirado su presupuesto y el Zoológico estaba en riesgo por la ampliación de la Avenida 26. El patronato reclamó al Estado apoyo económico así como la ampliación del parque tomando más espacio a la finca estatal donde se ubicaba y expropiando parte del reparto Kohly.

Finalmente el Gobierno atendió algunos reclamos y, aunque el parque no aumentó su superficie, sí modificó el trazado de la Avenida 26 y fue beneficiado con una rehabilitación integral que marca una fecha de reinauguración en 1947. A esta época corresponde la portada principal de la calle 26, con el Grupo familiar de Rita Longa, quien entonces trabajaba para el Ministerio de Obras Públicas.

Más allá de los bellos ciervos de bronce, el acceso al Zoológico tiene un elegante diseño racionalista que anuncia la belleza de los espacios que están en el interior. Su entrada es de un refinado equilibrio asimétrico, marcado a la izquierda por el gran volumen vertical que guarda la taquilla y a la derecha por las letras en hormigón de la palabra Zoológico. Entre ellos está la gran línea horizontal de la losa que cubre el paso diferenciado para vehículos y peatones.

Es una portada abierta, transparente, que invita a pasar a la red de calles sinuosas que conducen a las diferentes áreas del parque. Guardan gran delicadeza las curvas que forman los contornos de los lagos, de los fosos, de las jaulas de algunos animales, y los diferentes niveles creados en armonía con el paisaje natural. Otro elemento destacable son las cubiertas plegadas de algunas construcciones, los arcos laminares que sostienen las líneas elevadas del trencito, la isla de Cuba que preside uno de los estanques, y los diferentes refugios y árboles realizados con ferrocemento que imitan materiales naturales. En conjunto, un repertorio de elementos y edificaciones de cemento de gran modernidad que supo imbricarse con éxito al entorno vegetal.

Sin embargo, todo esto queda hoy camuflado por el uso excesivo de rejas que subdividen recintos y aíslan aun más a los animales. El resultado es una imagen agresiva que afecta la percepción y sensibilización de todo lo bueno que oculta el parque. A esto se suman los nuevos carteles publicitarios, cuyo deficiente diseño y colocación desluce los espacios, principalmente la portada del jardín, hoy coronada por un colorido cartel obra de aficionado.

Así, entre el abandono, el peerless y el kitsch, se enmascaran elementos construidos de una gran calidad que mucho pudieran contribuir al mejor disfrute del Parque Zoológico de La Habana, iniciado por un puñado de filántropos cubanos empeñados en la educación cultural del pueblo.  

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3 comentarios

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Profile picture for user Ana J. Faya

El zoológico de 26 fue hasta avanzados los 60 un lugar muy agradable para pasar una tarde con niños. Despúes vino la ruina de hoy.

Profile picture for user Ex-cubano

muy lindo pero no es representativo de la cuba de hoy, donde estan los venados en cuba? deberian remplazarlos pro puercos que un animal mas conocido y representativo de cuba.

Ya ni animales casi poseen,no hablemos del maltrato y mala alimentación me opongo al cautiverio de todo animal nacido para estar libre.Si pusieran a los verdeolivos ,barrigones ,cotorras parlantes del Poder Popular y PCC en esas jaulas estaría magnífico. Pero sería mancillar la vetusta arquitectura ya bastante maltratada por los directivos militares de la institución, no sé si es GAESA o Flora y FAUNA .En fin, es el declive de un lugar dentro de un país en destrucción.Ah, término invitando a los lectores a abogar por todo cierre de zoológicos en el mundo.Hay sufientes animales filmados en YouTube, National Geografic,etc como para tener criaturas metidas en reducidos espacios....