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Obituario

Falleció en La Habana Roberto Fernández Retamar, intelectual orgánico del régimen

En 2003, como miembro del Consejo de Estado, firmó la sentencia de muerte que derivó en el fusilamiento de tres hombres.

La Habana

El escritor Roberto Fernández Retamar, uno de los intelectuales orgánicos del régimen cubano, murió en La Habana este sábado a los 89 años de edad.

Nacido en La Víbora, en 1948 abandonó sus estudios de Arquitectura para ingresar en la carrera de Filosofía y Letras. En 1952 obtuvo el premio Nacional de Poesía con su libro Patrias.

En 1954 se doctoró de la carrera y obtuvo por oposición una cátedra de Lingüística en la Universidad de La Habana. Luego cursó estudios en La Sorbona (1955) y en la Universidad de Londres (1956).

Regresó a Cuba después de la llegada al poder de Fidel Castro y dio clases en la Escuela de Letras y Arte de la Universidad de La Habana. En 1960 fue designado por el Gobierno como Consejero Cultural en París.

En el primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (1961) fue elegido secretario coordinador de la oficialista UNEAC. También fue director de la revista Casa de las Américas, institución que presidió por más de 40 años, y desde donde fustigó a los intelectuales latinoamericanos críticos con el régimen cubano.

Su obra poética incluye Elegía como un himno (A Rubén Martínez Villena), Alabanzas, conversaciones, Vuelta de la antigua esperanza, En su lugar, la poesía, Con las mismas manos y Cuaderno paralelo, entre otros títulos.

Mientras que su obra ensayística la componen textos como Idea de la estilística, Ensayo de otro mundo, Modernismo, noventa y ocho, subdesarrollo y Calibán, apuntes sobre la cultura en nuestra América.

Recibió el Premio Nacional de Literatura y fue una de las figuras intelectuales más prominentes del régimen cubano. Integró el Consejo de Estado y recibió la Orden José Martí, una de las más altas distinciones que otorga el Gobierno.

Recibió además numerosos premios internacionales y fue miembro de la Academia Cubana de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española.

En 2003, como miembro del Consejo de Estado, firmó la sentencia de muerte que derivó en el fusilamiento de tres hombres que secuestraron una embarcación de pasajeros para intentar escapar de la Isla hacia Estados Unidos.

El gobernante Miguel Díaz-Canel mencionó su fallecimiento en un tuit donde le agradece "por dejarnos obra, lucidez y compromiso."

Según la declaración oficial de Casa de las Américas, por decisión familiar su cadáver será cremado y sus cenizas lanzadas al mar.

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