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Obituario

Mauricio Solaún Giberga, el primer cubanoamericano embajador de EEUU

Su vida académica se vio interrumpida al ser nombrado por el presidente Jimmy Carter como embajador de EEUU en Nicaragua.

Miami
Mauricio Solaún Giberga y su esposa, años 60.
Mauricio Solaún Giberga y su esposa, años 60. Legacy

El pasado 14 de octubre falleció el exembajador estadounidense Mauricio Solaún Giberga, a los 88 años. Su fallecimiento ha dejado un gran pesar en quienes lo conocieron en diferentes etapas de su vida. A su vez, ha impactado a quienes siguieron sus pasos en la academia y la diplomacia estadounidense.  

Hay personas que conocieron al joven Solaún, el cubano nacido en La Habana el 22 de septiembre de 1935, hijo único de Alfonso Solaún e Iris Giberga. Durante sus años de estudiante de Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Villanueva, Solaún tuvo como profesor al Dr. Guillermo Belt Ramírez, exsecretario de Instrucción Pública, exembajador de Cuba ante EEUU y la Unión Soviética y exdelegado de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Es poco probable que, en aquel entonces, Solaún pensara que seguiría en los pasos de este diplomático convertido en profesor. Luego obtuvo una maestría en Economía de la Universidad de Yale (1959) y cursó estudios en la Universidad de Pensilvania.

Como tantos cubanos, Solaún marchó al exilio, estableciéndose en EEUU. En ese país le dedicó su vida a la profesión académica, dándose a conocer en ese ámbito entre estudiantes, profesores e investigadores interesados en la sociología y los estudios latinoamericanos. Obtuvo un doctorado en Sociología de la Universidad de Chicago y fungió durante muchos años como profesor de Sociología y Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.

Su vida académica se vio interrumpida al ser nombrado por el presidente Jimmy Carter como embajador de EEUU en Nicaragua. Con este nombramiento, Solaún se convirtió en el primer cubanoamericano en ser nombrado embajador de EEUU, abriéndole así la puerta a muchos que han venido después. En ese puesto diplomático, que ocupó desde septiembre de 1977 a febrero de 1979, Solaún presenció los últimos años del Gobierno de Anastasio Somoza Debayle y organizó un proceso de mediación realizado por la OEA. Muchos recuerdan la gestión del embajador Solaún, la cual le ayudó a retomar su carrera académica.

De regreso al mundo académico, Solaún fue invitado a dictar conferencias en América Latina, Europa y Asia. Volvió a las aulas como profesor visitante en la Universidad de los Andes y la Universidad Pontificia Javeriana, ambas en Bogotá, Colombia, la Universidad de Belgrano en Buenos Aires, Argentina y la Universidad Católica de Valparaiso, Chile. Obtuvo prestigiosas becas internacionales y subvenciones de investigación, entre ellas las de Carnegie (1963-1964), Mucia (1971), Fulbright (1971) y del International Legal Center (1973). En distintas épocas balanceó sus responsabilidades académicas con las de consultante para el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para Chile, la compañía Dow Chemical en Colombia y el Departamento Nacional de Planeación de Colombia. A su vez, fue miembro de la Asociación Estadounidense de Sociológica (ASA) y de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA).

Las contribuciones literarias de Solaún han dejado una huella significativa en los estudios sobre América Latina. Entre sus títulos figuran Sociología de los golpes de Estado latinoamericanos (1969), escrito con Manuel S. Alguero; Chile. Modelos de desarrollo y opciones políticas (1973), escrito con Fernando Cepeda y Paul Oquist; Discriminación sin violencia: Mestizaje y conflicto racial en América Latina (1973), escrito junto a Sidney Kronus; Pecadores y herejes: La política de la intervención militar en América Latina (1973), escrito con Michael Quinn; La política del compromiso: Gobierno de coalición en Colombia (1980), editado por R. Albert Berry y Ronald G. Hellman; e Intervención estadounidense y cambio de régimen en Nicaragua (2005).

La cubanía nunca faltó en su obra y en su vida. Siempre buscó entender al cubano y a las características y los procesos que contribuyeron al colapso de la República cubana. Dedicando sus conocimientos sociológicos y regionales al caso de Cuba, publicó trabajos de investigación como "Cultura política y democracia en Cuba" (1998) y "Sobre el cambio político en Cuba: Una introducción comparativa" (1999). A su vez, fue miembro activo de diversas organizaciones del exilio cubano, destacándose entre ellas la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana (ASCE) y la Asociación Nacional de Educadores Cubano-Americanos (NACAE).

Con su esposa de más de 60 años, la doctora.Joan Davies Rosenbaum, y su hija, Emma Cristina, forjó un hermoso hogar. Tras jubilarse vivió en San Agustín, Florida, hasta mudarse finalmente a St. Petersburg. Sus contribuciones académicas y literarias sirven para que otras generaciones estudien los procesos políticos y sociales de América Latina, muchos de ellos derivados de los temas que abordaba Solaún en sus libros. Al mismo tiempo, sus aportes a los estudios sobre Cuba presentaban un enfoque serio y analítico al tema y contribuyeron a las consideraciones para la construcción de la Cuba del futuro.

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