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Sociedad

Corta, mediana, larga: la moda barbuda se extiende por Cuba alejada del castrismo

A falta de cuchillas y por comodidad, muchos jóvenes se apuntan a la tendencia internacional.

La Habana

Cada vez más jóvenes cubanos se dejan la barba, pero por una tendencia internacional que llegó tardíamente a la Isla, no porque tengan intención de imitar la imagen del difunto Fidel Castro y sus barbudos de la Sierra Maestra, reporta la AFP.

"Últimamente hay bastante gente, sobre todo jóvenes, que se están dejando la tendencia de la barba (...) hay quien se la deja más larguita, hay quien se la rebaja más", dice David González, un barbero de 31 años, en su local ubicado en el centro de la ciudad.

"Creo que (la moda) llegó de afuera... y después, poco a poco, se fue empezando a usar aquí en Cuba y muchos jóvenes la llevan ya", agrega, mientras perfila la barba de un cliente. La mayoría de los nuevos "barbudos" la prefieren corta, por el calor.

En la calle Obispo, en La Habana Vieja, Franco Manso, de 24 años, aprovecha un momento de tranquilidad en su negocio de artesanías para, él mismo, retocarse la barba. "Vi que me quedaba más o menos y, como está de moda, me la dejé", cuenta.

"Mi barba significa muchas cosas para mi país", dijo Fidel Castro a una cadena estadounidense poco después del triunfo de la revolución en 1959. "Cuando hayamos cumplido nuestra promesa de un buen Gobierno, me afeitaré la barba", agregó… Y estuvo con la barba hasta su muerte en 2016.

Ese simbolismo ya no tiene importancia hoy para los jóvenes, aunque caminen por un país saturado de imágenes barbudas de Castro, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos.

A falta de cuchillas...

Alain Gil, barbado joven de 23 años y trabajador del Instituto de Cine (ICAIC), ignora la moda internacional y achaca las nuevas barbas cubanas a que "se usa" y "es cómodo".

"Un día no quise afeitarme más y me la dejé, empezó a crecerme y me gustó", dice Gil.

Pero llevar barba en las primeras décadas de la revolución muchas veces tenía también una arista más pragmática y utilitaria: la falta de hojas de afeitar de doble filo.

Los cubanos usaban antes de 1959 las estadounidenses Gillette, pero estas dejaron de llegar tras la ruptura de las relaciones con Washington.

Las autoridades cubanas encargaron a la antigua Checoslovaquia la fabricación de cuchillas de afeitar con la marca Venceremos en su envoltura, seguida de un "Patria o Muerte".

Los soviéticos socorrieron luego a la Isla con su cuchilla Sputnik, recuerda el periodista Manuel Somoza, de 74 años.

Después siguieron la checa Astra y otra soviética, Neva, que el humor popular bautizó como "lágrimas de hombre" por lo mala que era y las heridas que dejó en muchas caras.

Los parientes emigrados también ayudaban. "Estos familiares mandaban pegaditas en las cartas (...) una, dos, tres, cuatro Gillette", cuenta Somoza.

No había correo directo y las cartas "recorrían medio mundo para llegar a La Habana y cuando llegaban era una fiesta", explica.

Tampoco había crema ni loción de afeitar. Era con brocha y jabón, que se vendían por la libreta de racionamiento, al igual que las cuchillas.

Tras la desaparición de la URSS en 1990, y la entrada en la dura crisis económica de esa década, comenzó otra etapa más difícil aún para el afeitado. A partir de1993, cuando Castro despenalizó el uso del dólar, llegaron las tiendas en divisas y las hojas de afeitar modernas.

La mayoría de los cubanos accede a las baratas máquinas desechables, pues ningún bolsillo parece dispuesto a gastar los más de 20 dólares que cuesta en las tiendas estatales en divisas una rasuradora moderna. Esa cantidad es casi la mitad de un salario medio mensual promedio.

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