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Sociedad

'Pasamos de emprendedores de éxito a delincuentes': un productor porcino emigra tras el encarcelamiento de su socio

'Me sentía en peligro en Cuba', afirma el holguinero Yoiger Rodríguez Hernández, a quien las autoridades decomisaron sus animales.

Holguín
Cría de cerdos.
Cría de cerdos. Cubadebate

"Me sentía en peligro en Cuba", comenta Yoiger Rodríguez Hernández, contactado a través de las redes sociales. "Esperaba que en cualquier momento me citaran o me llevaran preso, como le pasó a mi amigo Bismar", señala.

Bismar Rodríguez Pérez, uno de los mayores productores porcinos de Holguín, fue sentenciado en junio a diez años de prisión. Las autoridades le confiscaron además propiedades y dinero.

"Éramos socios en la crianza de puercos y el oficial Héctor, el que llevaba el caso, me amenazó", señaló Yoiger.

"Bismar y yo teníamos además relaciones de familia. Éramos una sociedad, como se dice. Éramos también vecinos, siempre nos llevamos bien y me ayudó a meterme en ese negocio, que él dominaba con gran éxito".

"Él ayudó a mucha gente y a mí principalmente. Es una gente buena Bismar. Aparte de que es hábil en los negocios, le da la mano al que está abajo. Por eso me duele más lo que le han hecho", lamentó Yoiger.

Señaló que la Policía y la Seguridad del Estado estaban al tanto de la relación de negocios que mantenían. "Cuando fueron a detenerlo y decomisarle todo, el 7 de mayo del 2018, fueron también a mi casa e hicieron lo mismo. Más de 20 policías y los oficiales de la Seguridad, llegaron en varios vehículos. Hasta una ambulancia llevaron".

"Yo tenía 70 puercos que estaban pequeños todavía y me los decomisaron todos", denunció Yoiger. "El pretexto fue que contaminaba el medio ambiente, y previo a ello me pusieron 900 pesos de multa y me citaron".

"En esos animales estaba invertido todo mi capital, fruto de muchos años de trabajo y sacrificios. Realmente me hicieron tierra. Protesté mucho, pataleé, pero tuve que recogerme porque la amenaza de la Seguridad del Estado fue contundente. Me dijeron que si seguía quejándome podía terminar involucrado en los delitos de Bismar", relató.

"Es gracioso —continuó Yoiger— porque nadie sabía o creía hasta ese día que Bismar estaba cometiendo delitos".

"Su porcino y su casa eran visitados permanentemente por policías, funcionarios municipales, gente de la agricultura, del porcino, del Poder Popular, del Partido, de todos lados", explicó. "Era una referencia y recibía muchos reconocimientos por su trabajo. De pronto, lo detienen, le quitan todo, dicen que hay corrupción y a él lo juzgan por 'corromper a los funcionarios'. La verdad, no lo entiendo".

"Yo lo interpreté como un linchamiento, porque estaba creciendo mucho para el gusto de ellos", dijo Yoiger. "Cuando me amenazaron, me quedó claro que en cualquier momento podían venir por mí y achacarme los mismos supuestos delitos. Tampoco podría criar más puercos, sin dinero, con el ojo encima. Cogí miedo, la verdad. Por eso decidí emigrar".

"Además, quedé muy decepcionado, sin ganas de seguir trabajando y si esperanzas de mejorar. Hasta sin referente, porque en el barrio todo el mundo quería ser como Bismar y, de un día para otro, al hombre lo hacen tierra", añadió Yoiger.

"A otros más, como a mí, también les destruyeron los negocios de crianza de puercos. Y todos pasamos de ser emprendedores a ser delincuentes. ¿Quién quiere seguir trabajando con esa espada cobre la cabeza?".

"También me alertaron, aunque no directamente, de que me perjudicarían más porque mi padre de crianza, Nelson Jalil Betancourt, está marcado políticamente. Él estaba muy molesto con lo que me hicieron y se estaba quejando dondequiera. Y con él hay un problema, porque es hijo de un capitán del Ejército Rebelde desaparecido en 1963, y siempre ha sido muy mal visto por el Gobierno. Lleva esa herida dentro y no deja de reclamar por la desaparición sin respuesta de su padre, que salió de casa con sus compañeros militares y nunca más se supo de él. Es un hecho que marca a toda la familia".

Yoiger aseguró que no quería emigrar. "Tengo dos hijos y uno es bien pequeñito. Lo que menos quiero es estar separado de mi familia", afirmó. "Pero mi esposa y mi madre me imploraron que me fuera. Me prefieren lejos que preso".

"Mi padre me ayudó, consiguió el dinero prestado, porque quedé sin recursos tras el decomiso de mis animales", detalló.

"Elegí la vía Nicaragua-México-EEUU porque era la que había. Al llegar a Tapachula la cosa se complicó. Finalmente llegué a Ciudad Juárez y estoy a la espera de que llegue mi turno. Aquí hay muchos cubanos y la política migratoria de los Estados Unidos con respecto a los cubanos ha cambiado. Pero tengo fe en que pueda pasar pronto y poder vivir en ese país, donde hay libertad y tener éxito en un negocio no es delito. Sueño con eso para poder un día reunificar mi familia, porque extraño mucho a mi esposa y a mis hijos. Es triste abandonar tu país, pero aquello no sirve. Es la verdad, aunque duela".

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