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Sociedad

Jaimanitas: Una obra, dos ejecuciones y doble gasto por errores

Los vecinos de la zona costera sufren inundaciones y desbordamientos de aguas albañales debido al mal estado de un desagüe.

La Habana

Una obra que desde hacía mucho tiempo esperaban los vecinos de la zona costera de Jaimanitas, al oeste de La Habana, se acometió finalmente. La mala calidad de la ejecución provocó que tuviera que repetirse, con doble gasto de recursos y más molestias como consecuencia.

Se trata de la reparación de la conductora que unía el antiguo desagüe de Jaimanitas con el mar y se encargaba de evacuar el agua de lluvia y las aguas negras de las viviendas. Con el paso del tiempo y las construcciones sin orden ni control urbanístico, el viejo desagüe fue reduciéndose hasta quedar solo un tramo de una pequeña zanja que ya no aliviaba el agua.

"Esta zona de Jaimanitas históricamente ha sido un problema debido a la falta de drenaje", dice Esteban, vecino de la calle 238 y técnico en telecomunicaciones, víctima rutinaria de las inundaciones costeras y el desbordamiento de la fosa sanitaria de su casa.

"Es una zona baja, muy golpeada por las penetraciones del mar. Con los aguaceros se inundan las calles, provocando que el agua entre en las viviendas y acabe con las pertenencias de la gente. Con el ciclón Irma, en septiembre pasado, muchas de estas viviendas quedaron anegadas. Ahora se acomete la tan esperada obra hidráulica, que podría resolver el problema, pero mira esto, tiempo perdido y malgasto de recursos. ¿Quién paga esas pérdidas?"

"Cuando llueve esto se vuelve un caos", comenta Hilda Medina, vecina de la calle 1ra B y 238, una de las más afectadas. "Durante décadas hemos llevado la queja a la Asamblea de Rendición de Cuentas del Poder Popular y planteado la necesidad de destupir la zanja y acometer una obra seria, que resolviera el problema. Hasta ahora no se había hecho. Por fin vinieron con una excavadora, ampliaron la cuneta y colocaron tubos, pero todo siguió igual, porque lo hicieron mal. Han tenido que romper de nuevo, abrir y empezar otra vez".

"El problema es que no le dieron la caída necesaria a los tubos y el agua no corre", opina Nilson, otro vecino. "Tal vez esto se deba a que mientras se realizaba el trabajo no había ningún ingeniero a cargo. Vino la excavadora con dos ayudantes, tal vez con indicaciones de cómo efectuar el proyecto, pero ninguno con preparación profesional. Este es el resultado".

Los tubos colocados en el desagüe son de un metro y 50 centímetros de diámetro. Son los adecuados para resolver la situación, pero no fueron instalados correctamente.

La calle ha estado cerrada durante más de un mes, cuando comenzaron las labores, creando otro inconveniente para los vecinos y el tránsito en la zona.

Esta obra está siendo ejecutada por la empresa Aguas Negras de La Habana. Al preguntarle a sus trabajadores el porqué de tan pésimo resultado, que ha derivado en doble gasto de tiempo, de recursos y salarios, los obreros que se encontraban en el sitio (el conductor de la excavadora y dos ayudantes) se negaron a contestar. Tampoco quisieron dar nombres de los responsables.

"Trabajan mal y es el Estado quien paga por esto", concluye Nilson. "Ese asume todas las responsabilidades por la falta de control y el mal trabajo. Es un saco sin fondo, donde caben todas las ineficiencias, que como el agua a esta isla, nos rodean por todas partes".

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