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'Elecciones' 2018

Un declive electoral sostenido

Muchos de los que antes anulaban o depositaban en blanco su voto han pasado a engrosar las filas de los que no asisten a votar. En las condiciones de Cuba, constituye la forma más atrevida de manifestar el descontento.

La Habana

¿Fueron un éxito para el oficialismo las "elecciones" celebradas en Cuba el pasado domingo 26 de noviembre para elegir los delegados a las asambleas municipales del Poder Popular? La propaganda del régimen se empecina en afirmarlo. Sin embargo, el estudio de tres rasgos de lo ocurrido permite afirmar un declive indudable del sistema electoral cubano.

Primer rasgo

El domingo 26 de noviembre, la presidenta de la Comisión Nacional Electoral, Alina Balseiro, informó a la prensa que a las 5:00 pm, una hora antes del cierre de las urnas, 7.247.590 personas, que representan el 82,05% de los 8.855.213 electores registrados habían ejercido el derecho al voto y calificó a la jornada "de éxito del pueblo, de conjunto con las autoridades electorales".

Sin embargo, el martes 28 de noviembre el diario Granma informaba que, al cerrar los colegios electorales, la cifra de votantes alcanzó los 7.608.404, que representa el 85,94% de los electores empadronados.

Si en las horas de la mañana acude el mayor flujo de votantes, llama la atención que en la última hora antes del cierre, y con algunos colegios que permanecieron abiertos hasta las 7:00 pm, asistieran nada menos que 360.814 cubanos, lo que elevó el por ciento de 82,05 a 85,94.

Segundo rasgo

Las declaraciones de funcionarios gubernamentales acerca del éxito de los comicios y su calificación de superiores a las elecciones municipales precedentes no se corresponden con la realidad.

Una ojeada a los datos confirma el carácter del declive sostenido del sistema electoral cubano, como puede verse en la siguiente tabla:

Año

Electores

No votaron

 

En blanco

 

Anula-

das

 

No votaron, en blanco y anuladas

%

2015[1]

8.403.836

850.314

 

343.430

 

372 351

 

1.566.095

18,64

2017[2]

8.855.213

1.246.809

 

313.466

 

309 662

 

1.869.937

21,12

 

En las elecciones municipales de abril de 2015 la suma de los que no asistieron, los que votaron en blanco y los que anularon las boletas —las tres formas tradicionales de manifestar el descontento en la elecciones cubanas— fue de 1.566.095 cubanos, lo que representa el 18,64% del padrón electoral. Mientras en las elecciones municipales de noviembre de 2017, la suma de esas tres categorías se elevó a 1.869.937 cubanos, para el 21,2% del padrón electoral.

Si bien es cierto que entre 2015 y 2017 hubo una disminución de 29.964 boletas depositadas en blanco y que las anuladas descendieron en 62.689, la suma de ambas reducciones fue de 92.653 votantes. Sin embargo, los que decidieron no asistir a la cita pasaron de 850.314, en 2015, a 1.246.809, en 2017, una diferencia de 396.495 electores.

Ese incremento significa que muchos de los que antes anulaban o depositaban en blanco su voto han pasado a engrosar las filas de los que no asisten, lo cual, en las condiciones de Cuba, constituye la forma más atrevida de manifestar el descontento.

Lo ocurrido no es nuevo: en las tres elecciones parlamentarias celebradas en los años 2003, 2008 y 2013, la suma de los que no asistieron entregaron en blanco o anularon sus boletas aumentó de 509.872 (6,13%) a 656.219 (7,72%) y a 1.249.935 (14,42%), respectivamente.

Como puede verse en la siguiente tabla, en los 14 años que van de 2003 a 2017 el por ciento se elevó de 6,13 a 21,2:

Año

Total de electores

Total que no votaron, en blanco y anuladas

%

2003[3]

8.313.770

509.872

6,13

2008[4]

8.495.577

656.219

7,72

2013[5]

8.668.457

1.249.935

14,42

2015

8.403.836

1.566.095

18,64

2017

8.855.213

1.869.937

21,12

 

Tercer rasgo

Si tenemos en cuenta que las acciones emprendidas contra los opositores que intentaron nominarse como candidatos constituyó una flagrante violación, no solo de los derechos humanos, sino de la Ley electoral y de la Constitución vigentes, el resultado de las presentes elecciones municipales demuestra fehacientemente que el sistema eleccionario cubano marcha inexorablemente hacia su extinción y que esa marcha no es coyuntural, sino sostenida, progresiva y estructural.

Esta ha sido la más estrepitosa campaña electoral desarrollada por el Gobierno, con toda la prensa radial, escrita y televisiva y los nuevos medios de comunicación dedicando todos sus espacios a las elecciones. Y, a pesar de que nunca antes se había movilizado todas las asociaciones e instituciones gubernamentales, de que se usó hasta el cansancio la imagen de Fidel Castro en el primer aniversario de su muerte, y de que prácticamente todos los dirigentes y funcionarios durante meses han estado llamando a lograr una participación sin precedentes, el resultado ha sido distinto al deseado por las autoridades.

Los datos expuestos confirman una vez más lo que había planteado antes en este mismo diario: estas elecciones, que culminarán el próximo mes de febrero con la elección del nuevo Parlamento, serán las últimas con el actual sistema, que agotado, tendrá que dar paso a una nueva Ley electoral.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_municipales_de_Cuba_de_2015

[2] Calculado a partir de los pocos datos de Granma del 28 de noviembre

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Cuba_de_2003

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Cuba_de_2008

[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Cuba_de_2013

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