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Cuba en verano

Vacaciones de verano, la utopía de los pobres

En los reportajes televisivos y eslóganes publicitarios aparecen ciudadanos felices y satisfechos por la variedad de opciones recreativas.

La Habana

Migdalia Silva es una veterinaria jubilada, abuela de un adolescente de 15 años y una niña de nueve años. A menudo se lamenta de no propiciar para ambos unas vacaciones de verano con más diversidad de opciones. Que no sean las de malgastar el paseo familiar, en la cola de Coppelia o en el fatigoso viaje a las Playas del Este.

"Cuando mis dos hijas eran niñas, durante los meses de julio y agosto, casi vivíamos, de campismo en campismo. Gracias a esas excursiones pudieron conocer Las Terrazas, Las Cuevas y Puerto Escondido. Que eran los tres campismos más populares en su tiempo. Por aquella época, los salarios y las ofertas de recreación eran muy equilibrados. Los ahorros de un año de trabajo alcanzaban para que un matrimonio obrero y su familia, pudieran disfrutar de unas variadas vacaciones de verano", afirma.

El Campismo Popular surge el 16 de mayo de 1981. Subordinado desde su inicio a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), actualmente es administrado por el Grupo Empresarial Campismo Popular.

Lorenzo Vega, mecánico automotor, nos cuenta: "El campismo ya no es una elección, como solía ser, cuando mis hermanos y yo éramos chamacos. Hacer una reservación, es una tarea de indios. Tiene que hacerse con tres meses de antelación. Por regla general, se consigue a través de una palanca o mediante un estímulo del centro de trabajo".

"En ocasiones", agrega, "si consigues la reservación, no tiene transporte incluido. Y no creo que sea necesario decir cuánto cuesta un transporte particular. Eso sin contar que las condiciones en las bases de campismo no son óptimas. El servicio y las ofertas, aunque no pésimas, tampoco son agradables".

"El campismo ya no resulta tan atractivo para los adolescentes, salvo que tenga piscina", comenta Magdalena Matos, ama de casa y esposa de Lorenzo.

Y añade: "Al contacto con la naturaleza y a las excursiones en familia, las devoró la lucha cotidiana. La búsqueda de la moneda dura para el sustento".

La crisis económica de los 90 (eufemismo que el gobierno llamó Periodo Especial), tuvo entre sus secuelas, la fragmentación del núcleo familiar. Esto acabó con los planes del verano, una vez concluido el curso escolar. Hoy en día los ahorros de todo un año apenas alcanzan para los uniformes, calzado y materiales escolares para el próximo curso. Con suerte, para premiar con modestos regalos las buenas notas de los hijos, sobrinos o nietos de la familia.

Tarará: ojos que te vieron ir

Madre de un niño y un adolescente de diez y 15 años, respectivamente, Jazmín Susana, técnica farmacéutica, mayor de 40 años, dice tener frescas en la memoria aquellas temporadas en la otrora Ciudad de Pioneros José Martí, conocida como Tarará.

"Teníamos una tía, que era secretaria del director de un policlínico, y cada año nos conseguía a mi hermano, sus tres hijos y a mí una boleta para el campamento de asmáticos en Tarará. Allí nos quedábamos todo el mes de julio. Aquel lugar era la vida misma para cualquier niño: había un parque de diversiones, museos y anfiteatro. También bicicletas acuáticas y botes. Ni en películas, vemos hoy este tipo de recreación para nuestros hijos".

Norberto, exdirigente del departamento ideológico del Partido Comunista (PCC) del municipio Cerro, nos habla de otra historia sobre Tarará. Todavía aprueba lo que sobrevino en la ciudad pioneril. La ciudad soñada por cada niño y adolescente en la época de oro de este enclave.

"Entre los años 1959 y 1974 se formaron en Tarará los maestros Antón Makarenko. Se impartían además, clases de Corte y Costura para jóvenes campesinas de toda la Isla", recuerda.

"En 1975 se convierte en la Ciudad de Pioneros José Martí. Es visitada por los presidentes Salvador Allende y Omar Torrijos. Más tarde, el 29 de marzo de 1990, ante un llamado de las organizaciones de masa y la extinta Unión Soviética, los pioneros cubanos donan su ciudad a los niños afectados por la catástrofe de Chernóbil".

Lo que olvida el exdirigente y cuestiona Armando Barrientos, carpintero ebanista (que trabajó en la instalación), es que no solo fue el programa de atención a los niños víctimas del accidente nuclear de Chernóbil lo que suprimió a Tarará como la Ciudad de Pioneros. Cuenta que, en octubre de 2005 arribaron a Tarará los primeros pacientes de países de Centro América, América del Sur y el Caribe, aquejados de cataratas, retinosis pigmentaria y otras enfermedades oftalmológicas. Tarará se eligió como la sede precursora de la Misión Milagro.

"Mi sobrino (que se casó con una ucraniana), y yo, hicimos la carpintería en la remodelación de las residencias que ocuparon los niños de Chernóbil. En 2007 comenzaron a llegar estudiantes chinos de la escuela Santiago Figueroa, que estudiaban Licenciatura en Lengua Española. Y ese mismo año, llegaron otros alumnos chinos para estudiar Licenciatura en Turismo. Tarará dejó de ser el plan vacacional de los niños cubanos asmáticos. Y se transformó en residencia para estudiantes extranjeros".

La recreación sana

La revista Somos Jóvenes, adscrita a la UJC, en su edición número 256, de julio de 2006, planteaba en su política editorial "la forma en que los jóvenes cubanos viven, piensan, estudian y trabajan, aman y sueñan". Lo que el Gobierno definía como "recreación sana".

Refería la publicación oficialista que dicho concepto implicaba libertad, espontaneidad, diversión, entretenimiento, goce y relajación de las tensiones cotidianas. Todo esto desde una perspectiva saludable.

Aseguraba igualmente que no existía diferencia entre aprender a nadar o jugar al fútbol, apreciar un buen cuadro o ver una película de entretenimiento. Ofrecía alternativas como el Campismo Popular, el Joven Club, centros de recreación y las plazas para aficionados.

Gerónimo García, escritor y promotor cultural, explica lo vulnerable de esta interpretación, que radica, precisamente, en los verdaderos intereses de la familia cubana: "El hecho de estas alternativas no es la cuestión, sino lo que ofrecen y la calidad de los servicios de que disponen. Un cine no garantiza la programación de buenas películas".

"Las comunidades no tienen recursos ni autonomía para responder a los intereses culturales, sociales, artísticos y recreativos de sus residentes.La recreación, durante los meses de julio y agosto es centralizada", afirma.

Ante una sociedad que avanza hacia el consumismo, fragmentada por la crisis migratoria, retroceso cultural,baja calidad de vida para las mayorías e incremento de la desigualdad social, no hay respuestas simples.

¿Qué quieren los más jóvenes, más allá de una distracción oxidada y aburrida?

"¿Recreación sana en un país donde todo se reduce a música a todo volumen y consumo de bebidas alcohólicas?", cuestiona Natalia Gómez, una joven de 29 años, dependiente de un restaurante privado y madre de mellizos de 11 años que, asegura, les gusta muchísimo el circo.

"Los parques de diversiones carecen de ofertas gastronómicas. Solo tienen aparatos para los niños. No todos los años se celebra el Festival Internacional Circuba. Entonces, ¿dónde hallar una programación de circo o de aquellos espectáculos infantiles que yo disfrutaba de niña?", pregunta.

"Los meses de vacaciones se convierten en un dolor de cabeza para cualquier madre trabajadora. Me paso esos 60 días preguntándome adónde llevar a mis dos demonios a divertirse y que sea de una manera realmente sana", dice.

"Es una tremenda ironía que uno de los carteles de divulgación del verano, promocionado por la cadena TRD Caribe, sea '¡Upa verano!', con la imagen de un bebito", concluye Natalia con fastidio.

Sobre la programación televisiva de verano, los habaneros entrevistados no quisieron aportar ningún comentario más allá de la popular expresión: "lo mismo con lo mismo".

Javier Albertini, vecino de la barriada El Canal, dice que ha coleccionado la programación de la televisión de verano que publicita la prensa estatal cada año "para que nadie le meta un cuento".

En los recortes de periódicos que colecciona Albertini —que datan de1992 hasta la fecha— se confirma que la programación de verano, diseñada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), apenas ha variado sus ofertas.

"Asere, desde que éramos niños estamos viendo lo mismo. Yo le enseño estos recortes a mi fiñe de 11 años y se queda asombrado. Gracias a todos los orishas que se inventó el Paquete Semanal, porque los canales educativos son como el estribillo de un reguetón".

A excepción de los museos del Casco Histórico, en La Habana Vieja, la red de museos está deprimida por el pésimo estado de sus inmuebles. Muchos de estos museos permanecen cerrados por restauración.

"Décadas atrás, podías planificar un recorrido por los museos de la ciudad, incluyendo los municipales, sin aburrirte", rememora María Isabel Ferrer, exfuncionaria de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

"El Museo Napoleónico, el Museo de Artes Decorativas, la Quinta de los Molinos y el Museo del Aire, apenas son divulgados en la prensa y la televisión. Ni cuentan con una programación realmente atractiva", afirma. "Los museos emblemáticos de los municipios Cerro, San Miguel del Padrón y Santiago de las Vegas, por citar solo tres ejemplos, se caen a pedazos o están clausurados. ¿Acaso los museos no forman parte de una recreación sana?"

Plan vacacional de verano: la utopía de los humildes

Durante los períodos vacacionales, ya sea en las semanas de receso escolar o en los meses de julio y agosto, los centros laborales se atestan de niños y adolescentes que juegan con las computadoras con que trabajan sus padres.

Para Luis Manuel, director de una Unidad Empresarial Básica (UEB), con una nómina de más 400 empleados, las vacaciones escolares representan un dolor de cabeza extra.

"No todas las mujeres de esta empresa pueden salir de vacaciones al mismo tiempo, porque se paralizaría el trabajo. Aquellas que no tienen un familiar que pueda cuidarle a sus hijos, están obligadas a traerlos. Ante este embrollo que el propio Estado no soluciona, yo autorizo a que se habiliten dos o tres computadoras para mantener entretenida a esa tropa de pequeñines".

Otros directivos de UEB, como Luis Manuel, se arriesgan por alternativas que no están permitidas en el código laboral y que podrían acarrearles sanciones.

"En nuestra empresa liberamos a tres trabajadoras durante una semana, sin afectarles el salario, por supuesto. Ellas se encargan de cuidar a los niños de las otras", cuenta Cecilia, administradora de una empresa con más de 40 madres, ella incluida.

"Tenemos transporte obrero y diseñamos excursiones entre todas. Así nuestros hijos no interrumpen la jornada laboral con las computadoras, único entretenimiento para un niño en un centro de trabajo. Son alternativas que no está amparadas por ninguna resolución, sino que son recursos internos bajo la responsabilidad de los directivos", dice.

Aliuska Peñate, rememora su etapa de estudiante, entre los años 70 y 80, cuando existían los planes vacacionales diseñados y convocados por el Ministerio de Educación (MINED), que favorecían a las madres trabajadoras.

"A mí particularmente me encantaba el Plan Vacacional, en las semanas de receso escolar y durante todo el mes de julio. Las auxiliares pedagógicas nos llevaban de excursión a parques de diversiones, museos, funciones de teatro o competencias recreativas", recuenta.

"Como un trabajador solo acumula un mes de vacaciones al año, entonces la familia planificaba sus vacaciones en agosto. Pero ya el Plan Vacacional no existe", concluye.

Mario González, de 44 años, cocinero y auxiliar de mantenimiento de una escuela primaria en Arroyo Naranjo, testimonia lo que queda del Plan Vacacional para las madres trabajadoras: "Da pena el caso de la hija de una doctora. Ella no puede llevarse a su hija al trabajo, porque el cuerpo de guardia de un hospital de adultos, no es lugar para una niña. Ella es la única en la escuela y se pasa todo el tiempo aburrida, dando vueltas sin ningún entretenimiento. Por solidaridad, los días que tengo guardia llevo a mi hija; al menos ese día juegan juntas. Me pregunto si eso es un plan vacacional que el Estado garantiza a una mujer que trabaja".

Salario obrero vs. verano

Si bien el salario medio mensual en Cuba se incrementó el pasado año

a 740 pesos CUP —aproximadamente 29,60 pesos CUC— , las ofertas estatales de entretenimiento, incluso las reajustadas durante los meses de julio y agosto, sobrepasan los límites del bolsillo obrero.

"Te puedes gastar 30 CUC, con dos niños en un solo paseo, como Dios manda", señala Alexis, trabajador de Antillana de Acero. "No es que uno quiera tirarse el peo más alto que el culo. Mis hijos, por sus resultados escolares, merecen en sus vacaciones algo mejor que comer pan con croqueta, beber refresco aguado, montarse en los oxidados aparatos del Candado Park (Jalisco Park) o viajar asfixiados en una guagua".

En los reportajes televisivos y eslóganes publicitarios aparecen ciudadanos felices y satisfechos por la variedad de opciones recreativas. Con ofertas y precios justos que el Estado dispone para la familia cubana en los meses de verano.

"Sin embargo, a los ciudadanos de a pie, nunca se les hace la pregunta esencial: '¿se podrán sustentar unas vacaciones con un salario obrero?'", arguye Ramón Aguirre, custodio en un hospital pediátrico.

"El Gobierno sabe bien que en este país se practica lo que mi abuela, maestra normalista, llamaba hipocresía recíproca. Podrá ser cierto que existan sitios con precios asequibles, que hayan reparado parques de diversiones, acondicionado bases de campismo..., pero nunca un salario obrero pagará unas vacaciones dignas para nuestros hijos".

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