Back to top
La Habana: por los municipios

Entre el mar y las colinas

La Habana del Este contiene castillos, fortalezas, playas y una Siberia. Otros municipios: Diez de Octubre, Cotorro, Marianao, San Miguel del Padrón, Playa, Centro Habana, Plaza, La Habana Vieja, Arroyo Naranjo, El Cerro, Guanabacoa y Regla.

La Habana

El territorio que constituye el municipio Habana del Este, anteriormente formó parte de los municipios de Regla y de Guanabacoa. Históricamente, en lo que es la entrada a la Bahía de La Habana, en 1563, el gobernador Diego de Mazariegos hizo construir, en "el morro" existente en el lugar, una torre de cal y canto, para que sirviera como atalaya contra corsarios, teniendo una visión de hasta ocho leguas. En ella se situaban vigías que anunciaban la presencia de naves enemigas. Posteriormente se decidió, el 15 de abril de 1583, colocar dos cañones, además de los vigías, procurando que uno de estos fuera hábil para disparar la artillería.

Debido a los continuos ataques de corsarios y piratas, en 1589 se iniciaron, bajo la dirección del maestre de campo Juan de Tejeda y por el ingeniero Juan Bautista Antonelli, los trabajos para la edificación del Castillo de El Morro, denominado de Los Tres Reyes, el cual fue terminado en 1630.

El castillo posee una torre con su faro, que servía de guía a los navegantes tanto de día como de noche. Contaba, dentro de sus murallas y fosos, con dos grandes aljibes, una iglesia, casas del comandante, capellán y oficiales, tres cuarteles para la tropa, oficinas, calabozos y bóveda. Como defensa poseía varios cañones de grueso calibre mirando al mar, otros de menor calibre  a la boca y fondo del puerto, y una batería de media luna con doce cañones, que se conocían como "Los Doce Apóstoles". A quinientos metros del castillo se organizó otra, con igual número de piezas, denominada "La Pastora".

El castillo cumplimentó sus fines de defensa, rechazando diferentes ataques, hasta que se produjo el de la escuadra inglesa en 1762, cuando fue ocupado, después de 44 días de tenaz resistencia. En 1763, restablecido el poder español, El Morro fue reconstruido. La luz de su faro, que inicialmente se alimentaba con leña, en 1795 se trató de sustituir por un gas inflamable producto del chapapote cubano, pero fracasó; en 1819 se empleó el aceite; en 1845 el denominado aceite de colza; en 1929 el acetileno y, a partir de 1945, la electricidad.

En 1824, a la farola se le instaló un nuevo fanal, muy superior a los anteriores, y en 1844 se comenzó la construcción de la nueva torre de 85 pies de altura que, por el promontorio donde está situada, alcanza los 151 pies sobre el nivel del mar, a la que se le colocó un fanal del sistema francés Freesnel, superior al anterior. La obra se terminó en 1845, dándosele a la torre el nombre del capitán general Leopoldo O'Donell, quien por entonces gobernaba la Isla.

El castillo ha servido, conjuntamente con el Palacio de los Capitanes Generales, para arriar e izar las banderas cada vez que la Isla ha cambiado su status político: el 30 de junio de 1762 se arrió la bandera española y se izó la británica; el 6 de julio de 1763 se arrió la británica y se volvió a izar la española; el 1 de enero de 1899 se arrió la española y se izó la norteamericana; y el 20 de mayo de 1902 se arrió la norteamericana y se izó la cubana, dando inicio a la República.

Cerca de El Morro, en el cerro conocido como de La Cabaña, donde los ingleses en 1762 colocaron sus baterías para atacar el castillo, en 1763 comenzó la construcción del Castillo de San Carlos de La Cabaña, concluyéndose en 1774. Sus planos fueron trazados por el ingeniero francés M. De Valliere, con dibujos suministrados por M. Ricaud de Targale.

El cerro donde fue construido pertenecía a don Agustín de Sotolongo, quien lo cedió gratuitamente. Su posición estratégica domina la ciudad, la bahía y el canal de entrada por un lado, y el mar del norte por el otro, siendo considerada por su extensión (más de 700 metros de largo) y su admirable y sólida construcción, la primera de América en su época. Siempre estuvo dotada de artillería de grueso calibre y en perfecto estado de defensa.

Para completar las defensas de El Morro y La Cabaña, se construyó a 2.090 varas al sureste del primero y 1.200 de la segunda, el Fuerte San Diego número 4, protegido por ambas fortalezas, que le cubrían el flanco, y este a su vez descubría y batía los accidentes y sinuosidades del tereno,  donde no alcanzaban los medios de La Cabaña, preservándola de un ataque por el sur.

Durante la Colonia, a falta de hechos de armas, La Cabaña sirvió de campamento de tropas y de prisión, siendo escenario sus fosos de múltiples ejecuciones de patriotas cubanos y extranjeros. Durante la República, además de campamento militar, también fue utilizada como prisión militar. Después del 1 de enero de 1959 fue utilizada principalmente como prisión, y en ella se celebraron juicios sumarísimos y ejecuciones y, en una parte de ella, se ubicaron instalaciones y centros de estudios militares. Hoy ambas fortalezas, bajo la denominación de Parque Militar Morro-Cabaña se utiliza con fines turísticos y culturales, siendo uno de sus atractivos diarios, cada noche a las 9 pm horas, el espectáculo de la preparación y disparo del cañón, rememorando el que se hacía en época de la Colonia, para avisar que se cerraban las puertas de la muralla que protegía a la ciudad.

Como complemento para impedir la entrada de posibles enemigos por la desembocadura del río Cojímar, se construyó un torreón o pequeño castillo en el lugar, a partir de 1646, el cual sufrió  graves daños en 1762 cuando el ataque de los ingleses, siendo reconstruido posteriormente. Otro pequeño torreón, más bien de observación, también se construyó en la desembocadura del río Bacuranao.

Todas estas fortalezas, castillos y torreones carecen actualmente de uso militar, y forman parte de las atracciones turísticas del municipio, junto con sus buenas playas y otros lugares históricos.

Un asentamiento de novela

El municipio Habana del Este, que no existió como tal durante la República, fue creado a partir del año 1976. Su acceso  directo se facilitó por  la existencia del túnel bajo la Bahía de La Habana, construido a finales de la década del 50.  Incluye los repartos Ciudad Camilo Cienfuegos, Habana del Este, Alamar, Celimar, Antonio Guiteras y Residencial Vía Túnel, así como los caseríos de El Mamey, Las Merceditas, Loma del Tanque, Km. 8 ½ de la Monumental, Km. 9 de la Vía Blanca, Colinas de Villa Real y Km. y medio. Además, los repartos y caseríos ubicados en las localidades de Cojímar, Santa María del Mar, Guanabo, Peñas Altas y Campo Florido. Se encuentra enclavado entre Brisas del Mar, Castillo de El Morro, Avenida de Guanabacoa, Marbella, Embalse La Coca  y río Peñas Altas.

En el municipio se destacan el asentamiento urbano conocido como Habana del Este, hoy Ciudad Camilo Cienfuegos, un proyecto de edificios de viviendas e instalaciones de servicios moderno y funcional, construido a principios de los años 60, utilizando fondos obtenidos de la Lotería Nacional, el cual después fue totalmente desvirtuado, convirtiéndose en un reparto de edificios de microbrigadas de mala calidad constructiva y peor estética; las edificaciones del denominado Hospital Naval, hoy denominado Hospital Clínico Quirúrgico Militar Dr. Luis Díaz Soto; y las instalaciones deportivas, mal ubicadas y peor construidas, para los XI Juegos Panamericanos de 1991, la mayoría actualmente en desuso o en pésimas condiciones.

Entre los lugares interesantes del municipio debe señalarse a Cojímar, un tranquilo pueblo de pescadores fundado en 1808, inmortalizado por el escritor norteamericano Ernest Hemingway en su novela El viejo y el mar, lugar muy apreciado por él, donde gustaba compartir con amigos y moradores, siendo asiduo al restaurante La Terraza, donde se mantiene el lugar que gustaba ocupar.

Cercano al restaurante, en la desembocadura del río, se encuentra el torreón o castillito de la época colonial y, frente a él, la glorieta con el busto del escritor, instalada por cuestación popular por los vecinos del pueblo a la muerte de este. Hoy Cojímar, aprovechando la fama dada por Hemingway, trata de erigirse en un polo turístico, pero necesita de las inversiones que cambien su imagen de pueblo ruinoso y deteriorado, comenzando por la higienización de su litoral, totalmente contaminado con todo tipo de desechos, que hacen desagradable la estancia en el mismo.

Más allá, entre la Vía Blanca y el mar, se encuentra el adefesio urbanístico que constituye el reparto Alamar,  un asentamiento urbano caótico, denominado por sus propios moradores "la Siberia de Cuba", edificado arbitrariamente desvirtuando la parcelación existente para un reparto de playa.

Muchas de sus edificaciones, al igual que algunas de la Ciudad Camilo Cienfuegos, han sido sometidas a adaptaciones arbitrarias, de forma inconsulta con profesionales de la arquitectura, motivadas por diferentes necesidades de sus inquilinos, deteriorándolas y afeándolas con rejas, divisiones, ampliaciones, apropiaciones de espacios comunes y otras acciones, las cuales han determinado la depauperación del hábitat. A ello se agrega el deterioro de las calles, aceras, instalaciones de servicios públicos, parques y espacios arbolados.

A las Playas del Este

A continuación aparecen las playas de Bacuranao. Tarará. Santa María del Mar, Boca Ciega, Guanabo, Veneciana y Brisas del Mar, con sus hoteles, instalaciones de descanso y deportivas, restaurantes, clubes y cafeterías, en moneda convertible o pesos cubanos, hasta las zonas rurales al sur del municipio.

Guanabo, que constituye, además de playa, un poblado importante, fue fundado en 1800 en el denominado Corral Guanabo de Jutías, teniendo su parroquia en 1803. Durante años, la playa del mismo nombre constituyó uno de los lugares preferidos por los habaneros de escasos recursos económicos para disfrutar del mar, debido a su fácil acceso mediante ómnibus y al desarrollo de sus instalaciones comerciales, las cuales ofrecían sus productos y servicios a precios módicos. Hoy se ha convertido en una playa contaminada y sucia.

En algunas épocas del año, cada día, miles de cangrejos cruzaban la Vía Blanca, siendo muchos de ellos aplastados por los neumáticos de los vehículos. El espectáculo resultaba deprimente, y el olor a crustáceo se respiraba en el ambiente. Hacían sus recorridos entre el mar y las colinas cercanas, en viajes de ida y vuelta, ajenos al peligro. Además, sus muelas producían no pocos ponches, para desgracia de los choferes. El tramo de mayor concentración era precisamente antes de llegar al cruce de Guanabo, que servía de acceso a la playa, donde funcionaba un semáforo de luz amarilla intermitente, cerca del restaurante-bar El Gato Verde.  

Cercana a la faja costera se encontraban pequeñas explotaciones petroleras, pertenecientes a la Consolidated Cuban Petroleum Corporation y a las Empresas Petroleras Jones de Cuba S.A., las cuales, ampliadas, continúan explotándose. También la Vaquería San Gabriel, productora de leche.

Las denominadas Playas del Este constituyen actualmente el valor económico  principal del municipio. Con buenas inversiones hoteleras y de servicios, tanto estatales como del sector privado, pudieran constituir un importante atractivo turístico, además de ser las preferidas por los cubanos que carecen de recursos para alojarse en Varadero, en otras playas o en los cayos que rodean la Isla.                      

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.