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Economía

El puerto de La Habana al desnudo

Al habla con algunos de los más de 500 estibadores del centenario puerto capitalino. Míralo en el Mapa de Noticias DDC.

La Habana

Desde su anuncio hace ya varios años, la mirada de la prensa nacional e internacional ha puesto sus ojos en uno de los proyectos económicos más ambiciosos del raulismo: la llamada Zona Económica de Desarrollo Especial del Mariel, un megapuerto que aspira a convertirse en uno de los principales puntos de embarque del Caribe.

Apenas se menciona ya el viejo puerto de La Habana, que ha quedado para recibir embarcaciones de poco calado donde se descargan cereales y fertilizantes, entre otros tipos de productos. Sin embargo, poco se conoce de las condiciones de trabajo de los más de 500 estibadores que faenan en los distintos muelles del ya centenario puerto capitalino, el cual ha visto pasar —desde hace varios lustros— sus mejores momentos.

Un estibador que lleva más de una década en el llamado Muelle 21 comenta: "Las condiciones en que trabajamos son malas. Para un trabajo de tanto esfuerzo físico, solo nos dan una merienda que consiste en un pan con jamonada de muy mala calidad y un refresco. Se supone que debemos tener una alimentación reforzada, pero no es así. Meses atrás daban pollo, ya ni eso."

"Hace más de un año que no nos dan botas y solo recibimos un overol cada seis meses", agrega. "En la actualidad la inmensa mayoría de los estibadores debe llegar por sus propios medios, ya que la administración solo cuenta con una guagua para trabajadores, cuando hace poco más o menos de un año existían siete. La explicación dada es que esos ómnibus son usados para el turismo nacional o personal de las escuelas."

Otro comenta que alrededor de un 90% de los estibadores están muy inconformes con el salario devengado, el cual aseguran no se corresponde con el trabajo realizado. "La jornada laboral en el puerto se divide en tres turnos diarios y el pago es por vinculación, o sea según la intensidad de sacos descargados diariamente. Pero muchas veces cuando ya los sacos están en los almacenes o son llevados directamente a los camiones el salario a pagar tasado por los tecnólogos no es aceptado por los estibadores, los cuales piden una revisión y se paran las labores de descarga."

Eso sucede con mucha frecuencia, asegura. Se hace una revisión y la subida del salario es mínima, entre unos 3 o 4 CUC del monto total anterior. Por poner un ejemplo, varias brigadas de 16 hombres descargan un barco de 5.000 toneladas y el cobro por obrero es de apenas 10 CUC. Para colmo, el pago casi siempre se realiza 15 o 20 días después de terminado ese trabajo.

"El sindicato no juega ningún papel en el puerto, mucha habladera bonita, pero no resuelve nada", señala este estibador.

En muchas ocasiones los estibadores incumplen la norma de trabajo por causas ajenas a su voluntad, debido a la insuficiencia de camiones  (existe un aproximado de solo 20 camiones de carga, en su mayoría viejos Kamaz soviéticos) pero aun así se ven imposibilitados de devengar un mayor salario si la estadía del barco se prolonga en el puerto por falta de camiones.

"Como la estadía hay que pagarla, ese dinero", comenta, "sale de descontarle un por ciento al trabajador, aunque nosotros en ningún caso tenemos la culpa de la demora. Eso es culpa de la administración del puerto y transporte". 

En comparación con los salarios de los estibadores de otros países de la región, los cubanos tienen uno de los salarios más bajos de America Latina. Ganan como promedio unos 30 o 40 dólares mensuales, mientras los panameños cobran 9 dólares la hora (más de 1.000 dólares mensuales) o los estadounidenses, quienes devengan 36 dólares la hora.

Otro estibador que no quiso dar su nombre por temor a perder el trabajo afirma que en muchas ocasiones descargan sacos con productos químicos como urea, fosfato, nitrato y muriato, y sin embargo no reciben ninguna capacitación ni orientación para manipular estos productos.

"No hay indicación de ningún tipo que te alerte sobre estos productos. Solo se nos da un par de guantes y una boquilla y ¡a trabajar!", denuncia. "Tampoco se nos paga peligrosidad por manipular estos productos. Y está demostrado que la exposición cercana y constante a estos productos es perjudicial para la salud. En mi caso personal cuando vuelva un barco con estos productos no pienso trabajarlo."

Aun cuando existe personal médico, no hay ninguna ambulancia en el puerto dispuesta a socorrer a un trabajador ante algún accidente.

Preguntado qué pasaría en el puerto habanero si de repente terminara el embargo y todos los barcos estadounidenses pudieran atracar en la Isla, otro de ellos contesta: "El puerto no puede asumir un desfile de barcos americanos, este muelle el González Line, solo tiene capacidad para tres atraques simultáneos y el otro muelle, Haiphong, su máxima capacidad es de cinco barcos a la vez. A esto hay que sumarle el déficit de camiones y de grúas. En estos momentos de las 10 grúas del puerto solo funcionan dos y se usan exclusivamente para los cargamentos que vienen con soya".

En sentido general, los estibadores se quejan también de la falta de higiene del puerto, la suciedad de los baños, la deficiente iluminación de los almacenes y el polvo como dueño y señor de muchos locales.

Hay mucha decepción e inconformidad entre los estibadores, son los que más trabajan y los que menos ganan. La inmensa mayoría de ellos son de raza negra y de un origen muy humilde.

"El jefe lo único que hace es mandar y nunca suda", concluye uno de los estibadores. "Siempre lo vemos en moto y con buena ropa. Jamás se reúne con nosotros para saber de nuestras necesidades como trabajadores. Todo es un descaro."

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