Back to top
Agricultura

Precios castristas

El Gobierno experimenta en Isla de la Juventud. Vende herramientas, abonos, implementos de trabajo… ¿A cuánto? ¿Y por qué?

Puerto Padre

Accionando conmutadores y botones en un tablero de mando, el granjero estadounidense Warren North, de Indiana, alimentó a 400 vacas y 500 cerdos en diez minutos. Armados de baldes y horquillas, esa tarea hubiera requerido medio día de trabajo de cinco hombres.

"Hoy día se está dando el gran paso que lleva de la mecanización a la automatización", informó al respecto el semanario Times, en un reportaje de 1959 titulado "La granja se automatiza".

Por esa misma época, en Puerto Padre, un finquero cubano, Julio Queral, siguiendo los pasos del granjero North y de tantos otros, había importado ganado lechero selecto de Estados Unidos, y ya obtenía 30 litros de leche por vaca, cuando su finca fue expropiada por la Ley de Reforma Agraria, cubriéndose de marabú los pastizales, mientras las vacas importadas terminaron en el matadero.

Ahora, al cabo de 55 años, para "aplicar la política aprobada con carácter experimental en el municipio especial Isla de la Juventud", el régimen autorizó que se haga lo que se hace en cualquier lugar del mundo civilizado: establecer comercios donde agricultores y ganaderos puedan comprar lo preciso a siembras, animales y a ellos mismos. Solo que en Isla de la Juventud habrá un único vendedor, el Estado, quien en ocasiones también será el único comprador.

De tal suerte, a partir de este primero de junio los campesinos de la otrora Isla de Pinos están de plácemes. Equipos como los que ya en 1959 poseían Warren North en Indiana y Julio Queral en Puerto Padre, no están a la venta en Isla de la Juventud, con todo y ya transcurren 14 años del siglo XXI. Pero algo es algo, ¿no?

Tractores o implementos para ellos tampoco están en los comercios; pero quienes posean los suyos, algunos con 60 o más años de explotación, ahora podrán reponer los neumáticos y las baterías sin tener que recurrir al mercado negro.

Machetes, hoces, limas, picos, palas, barretas, clavos y herraduras para los caballos, y arados de vertederas, rastras de picos, cultivadoras y carretones para bueyes sí hay; esto es, herramientas e implementos para el trabajo manual o que, con tracción animal, todavía hace el campesino cubano como hacían los esclavos africanos.

Un azadón vale 26.30 pesos CUP, un pico-piocha sin cabo 47.40, una pala 37.20, un rastrillo 35.60, un machete 10.30; un cubo para ordeñar las vacas cuesta 45.50 y la cántara para que deposite la leche 186.30, mientras que el carretón para que se le transporte sale en 2.042.00 CUP.

También está a la venta abonos, plaguicidas, medicamentos de uso veterinario, semillas…

El kilogramo de urea, un fertilizante nitrogenado, cuesta 3.00 CUP, y 56.00 el de carbaryl, un insecticida; un bulbo de 20 mililitros de penicilina potásica cuesta 18.00 pesos CUP, mientras que por un kg de semillas de melón cobran 113.00 CUP.

Con todo, estos precios son mucho más bajos que en el resto del país, sin contar que solo en el municipio especial Isla de la Juventud los campesinos tienen estos surtidos con venta liberada.

Así y todo, las opiniones son encontradas.

"Los precios que ellos [los del Gobierno] han puesto son los de la calle [mercado negro]. Las baterías para tractor ellos las venden entre 1.200 y 1.400 pesos, y en ese precio están en la calle, entre 50 y 60 chavitos (CUC). Lo mismo pasa con las gomas [neumáticos]. Usted puede encontrarse un juego de gomas delanteras 6.50-16 en 2.000 y pico o 3.000 pesos, y eso es lo que ellos ahora están cobrando, 500 y pico o 900 y pico por cada rueda 16. Lo mismo pasa con el abono; ellos dicen, tres pesos el kilogramo de urea, pero es que un saco de urea tiene 50 kg y en la calle un saco de urea cuesta 150 pesos", dice un agricultor entrevistado para este reportaje.

"Mire, esto es ridículo. Pena debía darle a esta gente [los del Gobierno] ponerse ahora a vender machetes, hachas, arados de bueyes y un montón de porquerías después de 50 años cuando acabaron con todo y venir a decir que esto es un experimento, y nada menos que en Isla de Pinos, con el mar de por medio. ¿Por qué no lo hicieron en Bayamo o en Camagüey? ¿Sabe por qué? Porque todo lo que de algo sirve de eso que están vendiendo, la gente lo compra en dos días y después no tienen con que reponerlo y se acaba el experimento", asegura un septuagenario, que ya de muy joven trabajara en la finca paterna expropiada.

"Ridículo este experimento puede que lo sea, pero de ningún modo es cosa de tontos, no olvide que de ridiculeces, el circo y el teatro hacen dinero", argumenta un economista, que por años fuera directivo en una empresa agropecuaria estatal.

Según su opinión, el principal objetivo del "experimento" en Isla de la Juventud es "motivar sicológicamente al resto del país".

En Isla de la Juventud, a la par del suministro de insumos a precios diferenciados, la resolución del Ministerio de Finanzas y Precios también incrementó el valor de los productos agropecuarios en el municipio especial.

"Pongamos un solo ejemplo, el de la carne de res en pie, la que ahora pagarán al ganadero a 13.04 (CUP) el kilogramo, y la que solo el Estado puede comprar y vender; saque usted cuentas y después me dice", sugiere el exdirectivo.

Según Prontuario: Actividades Ganaderas y Agrícolas del Dr. Valdés Hernández, "por cada tonelada de carne de res deshuesada, se necesitarán 3.335 toneladas de carne de res en pie, con 7,9 cabezas de ganado con un peso promedio de 420 kilogramos".

7,9 cabezas de ganado con peso promedio de 420 kilogramos suman 3.318 kilos, que multiplicados por el precio de compra de 13.04, significan 43.266.72 CUP.

Salvo el caso de las dietas médicas y otros destinos que nada tiene que ver con enfermos, el comercio de la carne de res en Cuba es en moneda dura. Un kilogramo de carne de res primera en la Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD) cuesta 9.50 CUC; esto es, 237.50 pesos CUP.

Y según Prontuario, una tonelada de carne de res deshuesada, desglosada por piezas, rinde:

Filete: 25,8 kg

Riñonada: 67,3 kg

Bola: 49,2 kg

Palomilla: 53,9 kg

Boliche: 45,9 kg

Cañada: 76,9 kg

Stew: 135 kg

Carne segunda: 303,9 kg

Picadillo 1ra: 91,9

Picadillo 2da: 150,0

Así tendríamos que, mientras el granjero Warren North pagó 130.000 dólares de 1959 para automatizar su granja, de ahora en adelante, sin gastarse gran cosa, con 7,9 reses por las cuales el Gobierno pagará al vaquero en Isla de la Juventud 43.266.72 pesos CUP, conseguirá 454 kilogramos de carne primera, que luego venderá en las TRD a 9.50 el kilo, lo que importa 4.313 CUC, o 107.825 pesos CUP, más 303,9 kilogramos de carne segunda, la que venderá en TRD a 6.50 el kilo, importando 1975.35 CUC, o 49.383.75 pesos CUP; y súmele 241,9 kg de picadillo, los que sin rótulo de 1ra o 2da, las TRD venden a 5.75 el kilo, serían 1.390.925 CUC, o 34.773.125 pesos CUP.

Esto sumaría 7.679.275 CUC, o 191.981.875 pesos CUP, al actual cambio de 25 pesos CUP por 1 peso CUC.

Quedaría del lado del Gobierno la bonita suma de ciento cuarenta y ocho mil setecientos quince pesos con quince centavos (148.715.15), y todavía lo que es más importante: la cara de contento del vaquero, porque además de venderle pienso libremente para el ganado, el Gobierno, que es quien quita y pone precios, subió el de la carne de res en pie.

A este resultado del experimento en Isla de la Juventud se refería el economista y parece que no le falta razón: no es lo mismo gobernar un país con granjas automatizadas, que gobernar una isla experimentando con autómatas.

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.