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Corrupción

'Fui la cabeza de turco', dice un empresario canadiense preso en Cuba

Las autoridades 'quieren dar un ejemplo al resto de los empresarios. Quieren aterrorizarlos', afirma Sarkis Yacoubian, quien podría enfrentar 12 años de cárcel.

Miami

"Fui la cabeza de turco" (chivo expiatorio), dijo el empresario canadiense Sarkis Yacoubian, que ha estado preso durante casi dos años en Cuba, sin cargos, bajo investigación por corrupción.

Las autoridades cubanas "aprendieron que esto (la corrupción) era una epidemia que estaba teniendo lugar en todas partes". Ahora "quieren dar un ejemplo al resto de los empresarios (…) quieren aterrorizarlos", añadió Yacoubian, según un reportaje conjunto de los diarios The Toronto Star, canadiense, y El Nuevo Herald, de Miami.

Yacoubian, de 53 años, era propietario de Tri-Star Caribbean, una compañía de importación. Está preso en la cárcel habanera La Condesa.

"Estaba tan deprimido a veces, que me quería suicidar", dijo el hombre, quien ha "colaborado" con las autoridades cubanas revelando nombres de extranjeros y funcionarios cubanos implicados en la corrupción y desvelando la forma generalizada en que funciona.

Arrestado desde julio de 2011, el mes pasado Yacoubian recibió finalmente una acusación formal de 63 páginas con cargos de cohecho, evasión de impuestos y "actividades dañinas para la economía".

Pese a su colaboración, podría enfrentar 12 años de cárcel. Planea declararse culpable en su juicio, que comenzará el 23 de mayo en un tribunal especial de La Habana para Delitos Contra la Seguridad del Estado y podría ser secreto, indica el reporte.

Otro canadiense, Cy Tokmakjian, de 73 años y dueño de Tokmakjian Group, una empresa global de transportación, fue detenido por las autoridades cubanas en septiembre de 2011 y continúa en la cárcel sin que se hayan presentado cargos específicos en su contra.

Los dos empresarios de Ontario, de origen armenio, socios en el pasado y luego rivales, dirigían compañías multimillonarias que vendían equipos pesados, vehículos y suministros a empresas estatales cubanas del transporte, la construcción, el níquel y otras.

En la actualidad, las de ambos en Cuba están clausuradas, sus licencias revocadas, sus fortunas congeladas, y su futuro legal en el limbo.

"Así es que opera el sistema judicial en Cuba", dijo Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos de la Universidad de Miami. "Es caprichoso y autoritario".

Las autoridades cubanas y en la embajada de La Habana en Ottawa se negaron a dar declaraciones sobre la situación de los dos empresarios.

'Enamorarse' de Cuba

Las empresas de Yacoubian y Tokmakjian recibían fondos de Canadian Commercial Corporation (CCC) una intermediaria que asegura contratos entre el Gobierno cubano y selectas firmas canadienses y que funciona con aportaciones de los contribuyentes del país norteamericano. Con el proceso contra los empresarios, millones de dólares podrían estar en peligro, según el reporte del Toronto Star y El Nuevo Herald.

En 2011 y 2012, la corporación firmó 38 contratos en Cuba por valor de 68,4 millones de dólares, la parte más reciente de su comercio con la Isla, valorada en 650 millones desde 1991.

Gran parte de ese respaldo financiero se destinó a acuerdos hechos por el Tokmakjian Group, considerada la segunda operación canadiense en tamaño en la Isla, detrás de la gigante del níquel y el petróleo Sherritt, con al menos 80 millones en ventas anuales.

Ahora que Tokmakjian está en la cárcel y el Gobierno cubano ha revocado oficialmente su licencia para operar en la Isla, se cuestiona qué hará La Habana si sus tribunales dictaminan que los contratos respaldados por CCC estaban contaminados por la corrupción.

Raffi Tokmakjian, hijo del empresario, dijo que su padre "se enamoró" de la Isla cuando empezó a invertir en ella en la década de los sesenta.

Yacoubian también tenía grandes sueños cuando fue por primera vez a Cuba en 1993. Después de trabajar durante un breve tiempo para Tokmakjian, hizo crecer Tri-Star Caribbean, una empresa de 30 millones de dólares al año.

Todo se vino abajo cuando agentes de la Seguridad vestidos de civil irrumpieron en sus oficinas de La Habana en julio de 2011.

"Empezaron a gritar: '¡No se mueva nadie!'", recordó Yacoubian. "Yo no sabía qué estaba pasando".

Colaborando con los interrogadores

El empresario fue llevado a una "casa de seguridad" y sometido a interrogatorios. Solamente le permitían salir a caminar al aire libre una hora al día.

Yacoubian dijo que cayó en la desesperación y la depresión. "Enloquecí", relató. "Hablaba solo, me daba golpes en la cabeza". Fue entonces que tomó la decisión de empezar a colaborar con las autoridades cubanas.

El empresario dijo a sus interrogadores que no tenía más remedio que dar dinero a los funcionarios cubanos para asegurar contratos e incluso para que se cumplieran después de ganar una licitación.

"Si no pagaba, ellos acababan creándome problemas", aseguró.

La Fiscalía acusa a Yacoubian y sus empleados de sobornar a más de una docena de funcionarios con comidas en buenos restaurantes, tarjetas de teléfono prepagadas y dinero en efectivo, desde 300 dólares por una información sobre un negocio hasta 50.000 por la venta de un equipo pesado en 2008.

Yacoubian disputa muchos de los detalles en la acusación. Pero dice que lo que más le molesta es que "millones de dólares" que los cubanos de a pie necesitan son desviados a sobornos por lo que él llama las "fuerzas negras", otros hombres de negocios extranjeros que se benefician muchas veces de subsidios de gobiernos occidentales.

Según Yacoubian, los oficiales que lo interrogaron le aseguraron que "no estaban interesados" en él, sino en los otros más grandes. Por eso se pasó meses dándoles explicación detallada de cómo funciona la corrupción en Cuba.

"Traté de explicarles, sistemáticamente, cómo se pueden hacer las cosas", afirmó. "Les di dibujos, diseños. Les di nombres, gente, cómo lo hacen, por qué, cuándo, dónde".

Pero tras las promesas de las autoridades, su confesión se convirtió en la pieza principal de un vídeo, titulado Metástasis, que describió la corrupción y los sobornos como un cáncer propagándose dentro del Gobierno.

En el vídeo, mostrado solo a altos dirigentes del Gobierno y el Partido Comunista, Yacoubian confiesa que pasó paquetes de dinero a funcionarios cubanos, según un reporte de la agencia Reuters. El vídeo también acusa a Tokmakjian de corrupción.

Al menos dos funcionarios cubanos vinculados con Tokmakjian han sido detenidos. Los hijos del empresario niegan todo delito.

Tras los interrogatorios en las casas de seguridad, Tokmakjian y Yacoubian fueron trasladados a la prisión La Condesa, donde son mantenidos en secciones separadas.

Las familias de ambos empresarios dicen que han recibido un gran apoyo de la embajada canadiense en La Habana y garantías de que tanto el ministro de Relaciones Exteriores, John Baird, como la ministra de estado para Relaciones Exteriores, Diane Ablonczy, han presionado al Gobierno cubano para que haga justicia "en una forma más oportuna".

Canadá es uno de los socios comerciales más importantes de Cuba y el principal emisor de turistas hacia la Isla. Analistas de las relaciones entre ambos países opinan que Ottawa y la CCC tienen que estar preocupados cuando un importante hombre como Tokmakjian, respaldado por fondos del Gobierno canadiense, se mete en problemas con el régimen de Castro.

La CCC dice que por ahora recibe "a tiempo pagos del Gobierno de Cuba, de manera consistente, sin tener en cuenta las condiciones externas".

Los hijos de Tokmakjian siguen optimistas de que su padre estará en casa dentro de poco, porque otros 10 empleados extranjeros de su compañía detenidos durante la investigación han sido liberados en los últimos cuatro meses.

Por su parte, Yacoubian dice que tiene esperanzas de recibir una sentencia reducida porque colaboró "mucho".

Su colaboración fue confirmada por la Fiscalía en la acusación.

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