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Corrupción

Habaguanex S.A: la explosión

Directivos detenidos, tráfico de influencias, robos millonarios: una investigación en marcha saca a la luz la corrupción en las compañías asociadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad.

La Habana

Todo el país escuchó la explosión pero nadie conoce con exactitud a cuántas personas afectó y en qué medida. Lo cierto es que la corrupción en las compañías asociadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad finalmente dejó de ser un secreto público.

Todo indica que la detonación del problema comenzó por uno de los sitios más visitados por el turismo extranjero, "La Factoría", un bar-restaurante ubicado en la Plaza de Mercaderes del Centro Histórico conocido como La Casa de la Cerveza. Según testimonios de los trabajadores, el arresto del gerente general ocurrió en plena calle.

El dirigente fue acusado de enriquecimiento ilícito y según se conoció después de la detención, un sembrado de marihuana fue descubierto en una finca de su propiedad. Otras revelaciones devenidas de la investigación policial afirman que la droga se comercializaba en "La Factoría".

También se le ocuparon almacenes de comestibles para la venta en el bar-restaurante. Otros gerentes de tiendas asociadas a la compañía corrieron la misma suerte en una especia de purga en los niveles administrativos de la empresa.

Después de los arrestos fueron sustituidos todos los empleados de "La Factoría" y comenzó una investigación en los niveles superiores de Habaguanex S.A. que provocó la sustitución de Meisi Weiss, presidenta de la compañía. Weiss permaneció más de veinte años trabajando para la Oficina del Historiador de la Ciudad, su carácter despótico y discriminativo la llevó a ganarse la aversión de los trabajadores.

Hasta el momento el reemplazo de la ex presidenta la mantiene recluida en su casa en lo que los cubanos llamamos "plan piyama". Pero las investigaciones que se llevan a cabo apuntan que la funcionaria deberá responder a un proceso penal.

Según trabajadores activos de la compañía, Meisi mantenía en la nomenclatura de Habaguanex un clan al que llamaban "los intocables" y seleccionaba al personal femenino cercano a ella, según su gusto. Entre los acólitos de la funcionaria fue arrestado el jefe de los almacenes centrales de Habaguanex. Otros de los beneficiados de la dirigente están siendo citados a una oficina que estableció la Contraloría General de la República en el edificio de la Lonja del Comercio, ubicado en La Habana Vieja.

"Te citan para la Lonja del Comercio y debes llevar un informe, con copia de tu trabajo, todos están temblando porque en el mejor de los casos pueden ser sustituidos", advierte una ex funcionaria de Habaguanex.

La jefa de personal y la abogada de la compañía han sido de los funcionarios cuestionados en las últimas semanas. Las violaciones de las normas establecidas en su trabajo con el fin de obtener ganancias, indican que serán las próximas en ser destituidas.

Podredumbre ascendente

Algunos gerentes beneficiados por la política de la ex presidenta Weiss están tratando de retirarse a tiempo. José Raúl Rodríguez Agress, ex gerente del famoso y caro restaurante El Templete es uno de ellos. Agress se puso en la mira pública por la intención de viajar con su esposa a España para someterla a un tratamiento de fertilización.

En otros tiempos, los viajes turísticos costeados por los mismos directivos de la compañía no eran mal vistos. El lucro obtenido en las empresas asociadas a la Oficina del Historiador creó una burguesía de clase alta con influencias en todas las esferas de la sociedad.

Con las ganancias millonarias, los directivos de la red hotelera, de restaurantes, tiendas de lujo y mercados especializados controlan el tráfico de influencias de mayor envergadura del país. La ascendencia abarca embajadas como la de España, donde los dirigentes de estas compañías tienen facilidades para la obtención de visados.

Los establecimientos comerciales de la compañía mantienen un sistemático control del mercado negro, que es quien surte parte de las mercancías comercializadas por Habaguanex. Los comercios funcionan en forma de cooperativas donde los empleados invierten dinero, sacan sus ganancias y después entregan un aporte al Estado, convenido entre ellos.

En las Ferias de Habaguanex, quioscos de ventas levantados en áreas de derrumbes, son costeados por los propios gerentes. A pesar de encontrarse en los niveles "más bajos" de la corporación, las ganancias devenidas de la introducción de mercancías en la venta del Estado, son millonarias.

El pasado día 16, en la ceremonia por el 493 aniversario de la Villa de San Cristóbal de La Habana, el historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, declaró su deseo de que exista un "buen orden ciudadano para que las malas costumbres no prevalezcan sobre las virtudes en la administración".

En el ámbito de reuniones con dirigentes de las compañías asociadas a su oficina, Leal señaló que se había "aburrido de advertir que esos negocios no eran particulares". Reconoció el descontrol existente en Habaguanex y Puerto Carenas, las dos compañías investigadas hasta el momento. Funcionarios del ramo aseguran que el comprometimiento generado por la corrupción no deja espacio para el control de los ingresos, algo que Leal Spengler admitió ante sus empleados.

Pese a los rumores de que las Fuerzas Armadas del país tomarían la dirección de las compañías, hasta el momento las asignaciones de nuevos directivos se han otorgado a civiles. Puerto Carenas, cuyo presidente se encuentra detenido, fue ocupado por el presidente de San Cristóbal, compañía turística de la Oficina del Historiador.

Para la vicepresidencia de Habaguanex, el gobierno asignó a una funcionaria que hasta el momento era la encargada de dirigir la política nacional de Recursos Humanos en el Ministerio del Trabajo.

En la opinión general, los chivos expiatorios se encuentran detenidos. Los niveles de corrupción de las compañías asociadas a la Oficina del Historiador de la Ciudad están demasiado esparcidos para continuar hurgando en una podredumbre ascendente.

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