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Opinión

Editorial: ¿Una Iglesia de todos?

Misa por los opositores muertos, encuentro del Papa con las Damas de Blanco.

Madrid

El cardenal cubano Jaime Ortega —acompañado por el nuncio apostólico del Papa en la Isla— ha celebrado una misa por la salud del presidente venezolano Hugo Chávez. Las Damas de Blanco le han pedido que también dedique una misa a los opositores fallecidos Laura Pollán, Juan Wilfredo Soto, Wilman Villar y Orlando Zapata. Hasta ahora, tal petición no ha obtenido respuesta.

Asimismo, las Damas de Blanco han reclamado ser recibidas por el Papa Benedicto XVI durante su visita a Cuba y, para descartar ese encuentro, el portavoz del Vaticano aduce que no está en el programa. Deja como única salida alguna posible referencia en los discursos del Sumo Pontífice. Ese mismo portavoz ha expresado, sin embargo, la disposición del Papa a encontrarse con Fidel Castro, aunque tal reunión no estuviera prevista en la agenda.

El embajador de La Habana ante el Vaticano dejó su advertencia contra la posibilidad de un encuentro entre el Papa y los disidentes calificándolo de "penoso". Más aun cuando, según él, la Iglesia y las autoridades cubanas se encuentran "hablando el mismo idioma". Por su parte, una nota del portavoz del cardenal Jaime Ortega reproducida en los diarios oficiales Granma y Juventud Rebelde condena la ocupación de templos por opositores, y afirma que la Iglesia "escucha y acoge a todos" e "intercede por todos".

Contrario a lo que esa nota afirma, puede concluirse que la Iglesia Católica cubana no escucha y acoge precisamente a todos, y es  claro que favorece unas acciones e inhabilita otras. Así, la agenda papal está abierta a un encuentro con Fidel Castro, aunque se halla de antemano cerrada a los opositores. Los rezos del Cardenal son puestos a disposición de un presidente extranjero, pero no a disposición de unos cubanos muertos bajo represión, algunos de ellos en cárceles. (La Iglesia, en su momento, evitó condenar la muerte de Orlando Zapata y no se pronunció acerca de la muerte de Wilman Villar.) Y es tal la identidad de lenguaje entre Iglesia y Gobierno de la que habló el embajador castrista en el Vaticano, que la nota del portavoz cardenalicio pudo ser publicada en Granma como un editorial más del órgano oficial del Partido Comunista.

¿Es esta la Iglesia de todos? Para que así sea, el cardenal Jaime Ortega debería empezar por dedicar una misa a los muertos de la oposición, y el papa Benedicto XVI tendría que recibir a las Damas de Blanco.

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