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Prisiones

'Si está preso, por algo será y merece que se violen sus derechos'

En un país donde la Declaración Universal de Derechos Humanos es un documento subversivo, muchos justifican los abusos contra los reclusos.

La Habana

Muchos cubanos consideran correcto que los presos sean privados de sus derechos humanos, lamenta Yamiuris Díaz Vilches, madre del recluso Yandis Francisco Vázquez Díaz, quien actualmente sufre severas golpizas, amenazas y negación de sus medicamentos por parte de las autoridades de un centro penitenciario de Mayabeque.

Es tarea pendiente para la sociedad civil en la Isla entender que la retórica del castrismo se ha encargado de crear confusión e imponer una visión selectiva de los derechos humanos.

Las denuncias sobre las condiciones de encierro a que son sometidos los reclusos —comunes y políticos— en cárceles de la Isla incluyen desde golpizas programadas, humillaciones, represalias judiciales, traslados arbitrarios hacia centros penitenciarios alejados de sus provincias de origen, hasta muertes por negación de asistencia médica.

Pero "un preso es un preso", dice Yuniel Martínez. En su opinión, un recluso, por estar cumpliendo una condena de privación de libertad, puede ser privado de sus derechos humanos.

"Cuando caes en el 'tanque' lo pierdes todo porque cometiste un delito. Ese es otro mundo con sus reglas y el único dios allí es el guardia. Si quieres derechos, lo mejor es no estar preso".

Tanto Yuniel como su padre, Juan Armando, jamás han leído la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento que el Gobierno cubano clasifica como subversivo. Tal vez por ello desconocen que en su Artículo 5 este documento expresa que "nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes".

"Quizás algunos presos, por la gravedad de sus delitos, merezcan un trato diferente", considera la farmacéutica Lucrecia Oropesa, pero al ser preguntada sobre cuál sería ese trato opta por el silencio.

"Creo que defender los derechos de un preso es un poco como justificar el delito cometido y suavizar la condena", añade, y además confiesa que tampoco ha leído ningún documento sobre los derechos humanos.

Para Regla Fernández, exeducadora de círculos infantiles, ese modo de ver las cosas cambia cuando la cárcel "toca de cerca y en la sangre".

Sus dos hermanos cumplen condenas en el correccional Ho Chi Minh, ubicado en la localidad de Jaruco, y desde octubre del pasado año —asegura Fernández— ambos están siendo "incriminados" por directivos del penal en delitos "construidos".

"Solo cuando tienes a un familiar en una situación así comprendes que a toda persona se le deben respetar sus derechos. Recurrí a defensores de los derechos humanos, que en ocasiones suelen defenderte o instruirte mejor que un abogado de oficio".

No pocas organizaciones internacionales y locales han denunciado que en la Isla se violan al menos 15 de los 30 artículos contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Defender los derechos humanos, una actividad mal vista en Cuba

Roselin Peñalver, activista de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CDHRN), recuerda que los derechos humanos son universales.

"No se puede suponer que sean aplicables a unos sí y a otros no, pues como expresa el propio preámbulo de la Declaración, los derechos son extensivos a todos los miembros de la familia humana. Creo que la sociedad civil cubana tiene que ser alfabetizada al respecto".

La responsabilidad de todo defensor de los derechos humanos se basa en el principio de la neutralidad y "quizás por ello es una actividad mal vista", justifica Rafael Domínguez, abogado.

"Desde mi perspectiva, defender los derechos humanos de un condenado es arar en el mar y no tiene sentido en un país que asegura la igualdad social y la tranquilidad ciudadana mediante la ley y la justicia".

Al ser interrogado sobre el creciente número de denuncias radicadas por familiares de reclusos en el Departamento Provincial de Prisiones, por malos tratos y violaciones de derechos fundamentales en cárceles cubanas, considera que se trata de "casos aislados".

Asimismo, afirma desconocer el Artículo 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde figura que "toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución o por la ley".

Muchos ciudadanos cubanos suelen recurrir a los defensores de derechos humanos, quienes son constantemente hostigados por la policía política, cuando todos los recursos legales se agotan y "cuando las instituciones del Gobierno te desamparan".

Esta lección la aprendió Luis Herrera Paz, uno de los llamados "excluibles", deportados a Cuba por el Gobierno de Estados Unidos.

"Tuve que obligar a mi familia a que contactaran con los defensores de los derechos humanos porque si no hubiese muerto de una enfermedad en el Combinado del Este", recuerda.

"Mi madre decía que lo de esa gente era política y contrarrevolución, pero gracias a ellos logré la licencia extrapenal y tengo una hija de 12 años".

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