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Salud

La crisis de medicamentos en Cuba se ceba con los menores con enfermedades mentales

Las familias viven un infierno al convivir sin tratamientos para sus hijos y nietos con esquizofrenia o tendencias suicidas.

Madrid
Niños jugando en una calle en La Habana.
Niños jugando en una calle en La Habana. Diario de Cuba

La población que padece enfermedades mentales en Cuba corre mayor riesgo de caer en una crisis con desenlace mortal debido a la falta de tratamientos. El Gobierno es incapaz de cubrir las necesidades de medicación de estos pacientes, pese a que el país registra la segunda mayor cantidad de personas en la región de América Latina y el Caribe con desórdenes depresivos y "las lesiones autoinfligidas", un eufemismo de las estadísticas oficiales para evitar el término suicidio, constituyen la décima causa de muerte en la Isla.

En agosto las afectaciones al cuadro básico general de medicamentos en Cuba ascendían al 74% sumando las faltas totales (más de 250) y las bajas coberturas (fármacos disponibles por menos de 30 días en el sistema de salud), según admitió el grupo estatal BioCubaFarma. Entre esos medicamentos afectados abundaban los destinados a tratar enfermedades mentales, graves y crónicas.

Sonia, la madre de un adolescente diagnosticado con esquizofrenia, contó a DIARIO DE CUBA los malos momentos que está viviendo: "Alberto era un niño normal, le gustaba el ajedrez porque el ejercicio físico no lo lleva bien. Comenzó la secundaria y estaba contento. Un día se levantó raro, pensé que estaba tenso por los exámenes, pero aquello se prolongó en el tiempo. Gritaba, se alteraba y por momentos estaba perdido", dice.

A la esquizofrenia se han sumado otros problemas de salud del niño. "Su padre y yo estamos batallando con él porque, además, se ha declarado diabético e hipertenso. Sus medicamentos, más de cinco diferentes cada día, se han vuelto una odisea. El enalapril no viene hace tres meses a la farmacia", lamenta.

La abuela cubana Milagros García, residente en Holguín, hizo un llamado urgente a través del periodista Alberto Arego sobre la situación de su nieto adolescente, quien padece esquizofrenia desde los cinco años y ha pasado por varios tratamientos. Ahora no tiene la medicación y pide ayuda para encontrarlo.

"Este actual tratamiento lo tiene desde 2017 y ha controlado bastante su patología, pero hace aproximadamente un año no entra a Cuba, que lo adquiría en el mercado de Canadá y la India. Durante este tiempo hemos resuelto con personas dentro de la Isla. Pero ya no hemos conseguido más en el país ni con otras personas amigas desde el exterior que nos han brindado su ayuda", relató.

"Su tratamiento es permanente y lo toma dos veces al día. Cuando deja de tomar el medicamento no duerme, no se alimenta, se autoagrede y nos agrede. En resumen, su vida y la nuestra se convierte en un infierno", lamentó la abuela.

La hija de Yadenis, otra madre que habló con DIARIO DE CUBA, sufre la escasez de un antipsicótico recetado por un especialista.

"Yadira sufre mucho mi divorcio con su papá. Él se fue de la casa y ahora tiene dos hijos más. Era una niña alegre y de pronto solo quería estar en su cuarto. El psicólogo la vio y la notó deprimida. Toma trifluoperazina, pero está en falta", dijo la medre. "Resuelvo con vecinos o familiares, a ver si esto pasa pronto y vuelve a ser la niña que era", añadió resignada.

La angustia de Yordanka, una madre soltera de 34 años, ha sido creciente después de que su hija intentó suicidarse. "Ya no puedo con Carla. La encontré en su habitación con un pomo de pastillas. Había tomado 36. Tiene seguimiento", recordó angustiada.

La tasa de suicidios en Cuba es de 14,11 por cada 100.000 habitantes, por encima de la media a nivel mundial, que es de 9,49, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La entidad también coloca a Cuba en el segundo lugar de la región latinoamericana con mayor cantidad de personas con "desórdenes depresivos", casi 600.000 casos, por detrás de Brasil.

Solo en la provincia de Sancti Spíritus las autoridades de salud registran alrededor de 200 adolescentes con "conducta suicida" cada año, según datos ofrecidos por expertos para un reportaje del periódico local Escambray publicado en mayo.

Ese mismo mes, poco antes de la protesta antigubernamental en Caimanera, Guantánamo, una niña de 15 años, identificada como Yinet ingirió tantas pastillas que nunca volvió a despertarse. Gloria, de 16 año, se arrojó desde un edificio de 12 plantas. Los casos trascendieron en redes sociales en medio del silencio de la prensa oficial.

En el balance del año 2022 del Ministerio de Salud Pública, el ministro, José Ángel Portal Miranda, reconoció el caos del sector, duramente golpeado por la "falta de financiamientos". Sin embargo, volvió a despojar al Gobierno de responsabilidades y a descargarlas en terceros: son las sanciones económicas estadounidenses las que "han impedido adquirir medicamentos, equipos e insumos imprescindibles"... aunque no han detenido la construcción de hoteles para turistas que no llegan. 

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