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Sociedad

Informe: El 70% de los edificios del malecón habanero deben ser demolidos total o parcialmente

Algunas cuadras completas, como la que se encuentra entre las calles Crespo y Águila, desaparecerán por entero.

La Habana

La imagen actual del zigzagueante malecón de La Habana que mezcla casas y edificios de estilo barroco, morisco, art decó y modernista está en riesgo de desaparecer, tanto por la falta de mantenimiento como los efectos del cambio climático.

El 70% de los edificios del malecón está en tan mal estado que deben ser demolidos total o parcialmente, según un informe oficial reciente al cual The Associated Press tuvo acceso.

Un informe oficial con un diagnóstico edificio por edificio de los casi dos kilómetros del llamado Malecón tradicional —las cuadras históricas que unen el casco viejo con la parte moderna de la ciudad y uno de los sectores de mayor potencial turístico— dio cuenta del drama que vive la famosa avenida.

De los 72 edificios —con 726 viviendas, en las cuales habitan 2.555 personas— que están en el Malecón tradicional, unos 52 sufrirán demoliciones parciales o totales debido a su pésimo estado.

"Los materiales y sistemas constructivos... son causa del deterioro acumulado, lógicamente aumentado por la falta de mantenimiento y rehabilitaciones adecuadas, teniendo en cuenta además el sobreuso y las condiciones climáticas adversas", señaló el informe titulado "Malecón Tradicional: Plan Especial de Rehabilitación. Regulaciones Urbanas", elaborado por la estatal Oficina del Historiador y presentado en enero pasado a expertos.

De las 726 viviendas, solo hay 46 en buen estado, el resto se reparte entre regulares (98), malas (162) y pésimas (420), según el reporte, el cual refirió que entre 1994 y 2013 se demolieron una treintena de edificios.

Algunas cuadras completas, como la que se encuentra entre las calles Crespo y Águila desaparecerán por completo.

"El mar siempre va buscar lo que le pertenecía y hay que lograr un equilibrio para la convivencia, para poder disfrutar de ese espacio público", dijo a la AP la arquitecta Patricia Rodríguez, directora del Plan Maestro de la Oficina del Historiador.

Por ahora, las autoridades prepararon un conjunto de propuestas para intentar aminorar la virulencia del mar sobre el Malecón: desarrollar un rompeolas en la costa, cambiar el alcantarillado para evitar que el mar ingrese por ahí y provoque socavones, hasta cambiar la geometría del actual muro bajo, recto y compacto, por uno curvo que favorezca el retiro del agua.

Los primeros tramos del malecón fueron urbanizados a comienzos del siglo XX. Una de las características de las edificaciones del área es la existencia de semisótanos que elevan el primer piso, para evitar la entrada del agua a las viviendas.

Debido a los costos de construir en la vía y la falta de presupuesto, cada vez que un edificio se derrumba por acción natural o es derribado, solo se instalan pequeños parques.

Pero lo que para Rodríguez y el informe de "Rehabilitación del Malecón Tradicional" está claro es que no se permitirá, al menos en la parte tradicional de la primera línea de costa, centros comerciales con decenas de pisos o rascacielos.

Las regulaciones anexas al informe oficial establecen las alturas permitidas y los perfiles exactos cuadra a cuadra y parcela a parcela, con máximos de 23 metros, salvo en algunas esquinas en donde edificios en buen estado de la década de los 50 alcanzaron los 43 metros de altura y se respetarán.

Además, las normas establecen que en esa línea de malecón y sus parcelas ahora vacías no se pueden instalar construcciones religiosas o militares, almacenes, estacionamientos. También se busca pasar de un uso de suelo netamente residencial a uno que incluya restaurantes, comercios o centros culturales.

El golpe más reciente lo dio el huracán Irma, que atravesó la Isla entre el 8 y el 10 septiembre, y dejó al menos diez muertos, la mayoría en la capital cubana, a donde el agua ingresó unos 500 metros tierra adentro.

Al menos cuatro edificios del malecón fueron cercados y se prevé que sean derrumbados próximamente. Los ocho kilómetros del Malecón fueron cerrados durante tres semanas debido a los socavones que provocó.

En estos días, grúas trabajaban en la esquina de Malecón y Crespo para echar abajo un edificio republicano de tres plantas con amplias ventanas y que alguna vez fueron departamentos de viviendas.

"Hubo familias aquí que lo perdieron todo... el agua le daba al pecho a la gente", contó a la AP Ismael Raulí, un arrendador de cuartos de 47 años y quien ofrece una habitación de su casa a turistas.

"Parecía que había caído una bomba en todo el malecón", añadió el hombre mientras rememoraba su experiencia tras el paso de Irma.

La vivienda de Raulí ganó varios centímetros de agua a pesar de que sus propietarios sellaron la puerta con planchas de acero.

"Pensar que el malecón vaya a sobrevivir tal cual, es muy difícil", consideró Rolando Lloga, un arquitecto cubano que realizó una tesis para un taller oficial convocado con el objetivo de buscar soluciones a la icónica vía.

"La naturaleza va más rápido que las acciones que se están acometiendo, importantes, pero no tan veloces", añadió.

Según los expertos cubanos, los efectos del cambio climático se harán sentir de tal manera en el litoral de la Isla que en algunas zonas el agua se elevaría hasta ganar casi un metro en 2100.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) ya ha dicho que por los efectos del cambio climático y para no reconstruir una y otra vez las viviendas afectadas por huracanes quiere trasladar un pueblo costero de Camagüey tierra adentro. Los vecinos del lugar arguyen que no creen que el mar los afecte "ni a corto ni a largo plazo y tampoco entienden que un pueblo como el de ellos tenga que mudarse".

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