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Economía

Guapear los féferes, una tarea para Superman

Tras el huracán Irma ha empeorado el abastecimiento de alimentos en La Habana, mientras tiendas dañadas por las inundaciones siguen cerradas.

La Habana

Buscar féferes se suma a las angustias que han dejado a los damnificados las inundaciones del huracán Irma en las zonas bajas del litoral habanero.

El evento meteorológico dañó un sinnúmero de shoppings (tiendas en divisas) y los consumidores están obligados a caminar grandes distancias para trasladarse a los mercados que prestan servicio. Al llegar, soportan la decepción de chocar con anaqueles y frízeres vacíos o con una magra oferta de comestibles.

Con suerte pueden encontrar salchichas de pollo ("perritos"), pollo troceado, picadillo de pavo e hígado y mollejas de pollo, la exigua oferta de cárnicos más asequibles a los bolsillos del cubano de a pie. Sin embargo, el déficit no es del todo reciente, venía agudizándose desde abril de 2016, cuando fueron anunciadas un conjunto de medidas para elevar gradualmente el poder adquisitivo de las dos monedas en circulación, mediante una reducción de precios de hasta un 20% en las tiendas recaudadoras de divisas y mercados paralelos del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN).

Aquella medida, según la justificación oficial, sorprendió a los 5.000 establecimientos de las cadenas de tiendas CIMEX y TRD, detectándose fallos en la logística a causa del déficit de transporte refrigerado y las capacidades frigoríficas para almacenar los cárnicos y otros productos. Se añadieron la falta de información, la corrupción y la sempiterna ineficiencia estatal, dificultades que aún persisten.

Entre otros problemas, resaltan la falta de mercados mayoristas para abastecer el sector privado y la insuficiente infraestructura para hacerle frente al arribo de turistas, que aunque ahora registra una bajada, se incrementó entre 2015 y la primera mitad de 2017 con la política de deshielo Washington-La Habana y las campañas internacionales que declararon a la capital cubana "Ciudad Maravilla".

El incremento turístico le ha traído un proporcional aumento de utilidades al Estado cubano, de las cuales el 80% cae en el saco del consorcio militar GAESA, al tiempo que la mayoría de los nacionales se pregunta a dónde va a parar la pasta, porque nadie la ha visto pasar.

A las inquietudes se suma la mínima oferta de cárnicos norteamericanos en las shoppings. Entretanto, Brasil, Chile, México y Canadá se revelan como los principales proveedores.

Los únicos cárnicos estadounidenses ofrecidos a la población en las cadenas de tiendas en divisas fueron los paquetes de pollo troceado (azul y rojo), ofertas más baratas y con mejor calidad que los empaques nacionales; asimismo, desde la arrancada del deshielo ha sido insignificante la presencia de productos norteamericanos en los frízeres de las shopping, a pesar de las fanfarrias comerciales entre el Gobierno cubano y los empresarios norteamericanos de los estados agrícolas de la unión.

'Pasaje a lo desconocido'

Según el sitio Census.gov, donde son publicados los detalles del comercio exterior de Estados Unidos, hasta el mes de junio de 2017, las exportaciones norteamericanas a Cuba alcanzaron el monto de 143 millones de dólares.

La ventana comercial permitida con carácter humanitario por la sección 202 de la ley Helms-Burton autoriza a Cuba la compra al contado en el mercado estadounidense de alimentos, medicinas, equipos médicos y otras necesidades del pueblo. La propia página detalla que las bolsas de China y Venezuela asumieron el pago cash de las ventas y luego concedieron créditos a la Isla.

Por igual descorre las cortinas a las compras de suculentos volúmenes de carnes bovina, cerdo, pollo, pavo, jamones, leche en polvo, mantequilla, aceites de soya, más otros productos que no asoman por los frízeres y las góndolas de las shopping, pero se presume que abastezcan la industria hotelera, destino que no tiene ningún carácter humanitario ni de beneficio al pueblo.

Según las publicaciones de Census.gov, el comercio Cuba-Estados Unidos entre los años 1992 y 2001 oscilo entre 1,3 y 7,2 millones de dólares anuales, pero no fue hasta el año 2002 (después que el presidente venezolano Hugo Chávez se radicalizara en el poder) que creció desde 145 millones hasta el guarismo pico de 711 millones en 2008, año en que los precios del barril toparon los 140 dólares y se produjo una hambruna mundial por la subida de los precios de los alimentos. Hasta la fecha, China y Venezuela desembolsaron más 5,6 millardos de dólares por las compras de la Isla a Estados Unidos.

Después del deshielo, Cuba importó 180 millones (2015), 245 millones (2016) y 143 millones (hasta junio de 2017), cuyo total será publicado en 2018. Hasta entonces, no sabremos si las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos a Venezuela afectaron por carambola el comercio Cuba-Estados Unidos, puesto que la medida restringe el "flujo de caja" venezolano.

Superman de la calle

Hilda dice que ella es "tan fuerte como un tren y tan rápida como un avión", como decía el slogan de Superman en los años 50. Pero bromea, porque ya tiene 80 años y necesita un bastón para andar. Esta anciana vive sola y tiene que caminar cerca de un kilómetro para llegar al mercado Galerías Paseo en el Vedado y comprar lo que encuentre para servir la mesa.

En el municipio Plaza, las inundaciones afectaron la mayoría de las tiendas localizadas entre las avenidas Malecón y Línea. Según afirman bajo anonimato algunos trabajadores de TRD Caribe y CIMEX, los directivos de las cadenas no ordenaron la evacuación de los equipos de refrigeración y conservación de alimentos, lo que trajo como consecuencia la destrucción de estos e impidió la posterior venta de cárnicos a la población.

Lo paradójico de la historia es que en la esquina de las calles Línea y 12 en el Vedado (a menos de 50 metros de la casa de Hilda) se remodeló un mercado de CIMEX, cuyas góndolas han sido surtidas con víveres y otros productos desde hace más de un mes, pero aún no ha abierto sus puertas al público. Vale aclarar que el municipio Plaza es uno de los más envejecidos del país, con un 27% de habitantes mayores de 60 años.

Maritza, un ama de casa de 56 años, asevera que desde hace tiempo hay grandes dificultades para conseguir comida, pero desde el paso de Irma ha sido "el acabose".

"Para conseguir carne de cerdo en los agromercados hay que competir con los cuentapropistas y ni los carniceros saben cuándo les abastecerán. Por supuesto que los primeros en llegar se llevan la mejor parte, por eso hay que hacer constantes llamadas a sus móviles", apunta.

"También hay falta de especias y sazonadores", apunta Maritza y los precios de las ofertas se han disparado. "Hace poco tuve que echarle un paquete de perritos a una garbanzada; imagínate, era la única carne de que disponía".

Niurka, de 48 años, fue cajera de la corporación CIMEX y no descarta que el Estado cubano esté haciendo un uso inapropiado de las donaciones destinadas a la población. "Los lotes pueden haber ido a parar a los hoteles o las reservas de los militares, por eso en los mercados hay pocas ofertas de conservas", argumenta, aunque medios internacionales han señalado la falta de liquidez del Gobierno y demoras en el pago a los proveedores.

Cuenta que una vez, mientras trabajaba, un cliente español le solicitó una lata de leche evaporada para observarla, luego le indicó que esta tenía un rótulo en inglés que decía: "Donación. Prohibida la venta". Tiempo después Niurka comprobó que otros lotes de conservas que se ofertaban en su mercado tenían el mismo rótulo.

"Esta vez pude medir el descaro de este Gobierno", dice Nancy, de 35 años. Señala que antes del ciclón había un desabasteciendo casi total de conservas y después del evento comenzaron a aparecer a cuentagotas, en las góndolas y los frízeres, pollos, salchichas enlatadas, leche evaporada y condensada, e incluso jugos con envases plásticos jamás vistos por los consumidores. Comprobó además, que muchos tenían el rótulo "Prohibido la venta" y en su mayoría eran de procedencia mexicana.

Chapotín, un mecánico automotriz de 44 años, no cree que a las gallinas ponedoras que abastecían de huevos al país se las llevó el huracán Irma. "Nadie me jode —asevera— a esas se las jamaron con arroz los evacuados… Los cartones de 'huevos liberados' resolvían un mundo, ahora ni los cuentapropistas pueden hacer dulces, esto está de truco".

Aclara que él no tiene alma de vegetariano, por eso ya le destinó un espacio en el congelador de su refrigerador a los filetes de claria y tenca, ofertas que están muertas de risa en la pescadería. De esta forma, dice, comenzará a entrenar su estómago para la segunda temporada del Período Especial y la reaparición de los panes con bistec de frazada, el fricandel, la pasta de oca y las versiones de picadillo con cascaras de plátanos y toronjas.

"Ahora sí que los cubanos estamos atrapados y sin salida. Así que a apretar el culo y darle a los pedales hasta que esta mierda explote".

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