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Literatura

Patricio Fernández: en Cuba y Venezuela, 'los pobres le sirvieron más a la revolución que la revolución a los pobres'

'La respuesta castrista o de Maduro no tiene por qué ser aceptada como la voz de los débiles', asegura.

Santiago de Chile

Patricio Fernández, periodista y escritor chileno, está presentando su último libro, Cuba: viaje al fin de la revolución, resultado de años de viajes y coberturas informativas desde la Isla.

El volumen le sirve para reflexionar sobre la la izquierda latinoamericana, tomando como referencia la experiencia cubana.

En diálogo con la publicación española El Diario.es, Fernández asegura que Cuba es un territorio donde confluyen lo maravilloso y lo inaceptable. "Lo maravilloso y lo inaceptable es que se ha convertido en un territorio ajeno a la actualidad y ajeno en muchas cosas a la realidad del mundo. Por eso mismo es un espacio de imaginación y a mí, en tanto que escritor, me genera una fascinación. Pero como testigo de las vidas que acontecen ahí también me genera cierto espanto", afirmó.

Según su perspectiva, la Isla se diferencia del mundo capitalista en que "las libertades políticas, las libertades individuales, la libertad de expresión son una renuncia casi íntima en los cubanos", mientras que "hay una libertad de costumbres que la da la prescindencia de la lucha por el dinero y por la creación infinita de bienes materiales. La acumulación de riqueza es un móvil imposible", de ahí que "las vidas transcurren en otra línea y otro eje."

"Ese otro eje muchas veces se puede llegar a llamar 'la espera', es como una resignación al acontecer que tiene un ámbito triste y un ámbito feliz. De alguna manera se aproxima a la resignación animal en la selva: lo que hay es lo que se hace y lo que se puede es lo que se desea", reflexiona.

Sobre la ausencia de un compromiso por el cambio democrático en la mayoría de los cubanos, que según el escritor es más profundo en las nuevas generaciones, reconoce que "también es verdad que estamos al final de un periodo histórico. Lo que se vaya generando en ausencia de los Castro será algo muy interesante. Los cubanos han vivido sometidos o entregados a esta clase revolucionaria que venía de la épica de la Sierra, que conquistó el poder en el 59 y que terminó siendo un gerontocracia de la que hoy quedan muy pocos representantes. Sin ellos es imaginable que empiecen a generarse nuevos grupos de poder que piensen por sí mismos. Eso yo lo estoy esperando desde hace rato."

A la pregunta de qué mató a la revolución cubana, a la que hace referencia el título de su libro, comenta: "La revolución era un fe. (...) Esa fe ya prácticamente no se ve en Cuba. Lo que se ve son los cardenales y los obispos de una iglesia en la que ya nadie reza porque el dios desapareció. Quedó el aparato y se fue la fe. Nadie en Cuba, y sería completamente hipócrita quien lo diga, cree que se está construyendo la sociedad justa, amable y deseable por los seres humanos. En Cuba hay un régimen que está resistiendo."

Fernández considera que "a partir de cierto momento, y esto también lo veo ahora en Venezuela, los pobres le sirvieron más a la revolución que la revolución a los pobres. A partir de cierto momento se genera un discurso en nombre del pueblo que se va convirtiendo en un discurso vacío. Donde esa especie de sujeto colectivo que mantiene a algunos en el poder no se ve beneficiado de los discursos."

Y agrega: "Yo me resisto absolutamente a esa especie de dicotomía manipuladora en la que se supone que solo aquellos que pertenecen a determinada órbita ideológica o que repiten determinadas consignas son los que hablan en nombre de los desposeídos o los frágiles. Creo que eso perdió sustento hace rato y tiene que ser repensado. La respuesta castrista o de Maduro no tiene por qué ser aceptada como la voz de los débiles. Eso no es verdad."

El escritor opina que ese periodo histórico revolucionario está terminando en América Latina, "y de la peor manera. (...) Las mayorías populares no están latiendo en defensa de estos gobiernos. En Venezuela y en Cuba es bastante evidente."

Pero advierte: "Esta derrota deja a su vez un vacío muy inquietante y un vacío que comenzamos a ver llenarse por otros monstruos que pueden llegar a ser mucho peores: autoritarismos de derechas, los monstruos de fascismos que retornan, nacionalismos..."

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