Back to top
Prisiones

La justicia no condenó a muerte al cubano Leonys Vázquez, pero la cárcel sí

Y la burocracia de Salud Pública confirmó la condena.

Santiago de Cuba

Leonys Vázquez Saborí, de 47 años, sufre cáncer terminal de colón. La enfermedad le fue detectada a finales de 2017, mientras cumplía en la prisión de Boniato, Santiago de Cuba, una sanción de 28 años por asesinato y tentativa de asesinato.

"Me dieron la libertad extrapenal hace un año", relata. "Cuando se dieron cuenta de que la enfermedad se había convertido en un cáncer, me soltaron para la calle para que mi familia fuera la que buscara el medicamento. Pero no me he podido atender porque, según los doctores del Hospital Oncológico de Santiago de Cuba, los papeles de la historia clínica están mal hechos".

A juicio de Leonys, la demora de la atención médica en la prisión fue el factor que hizo que su enfermedad se convirtiera en terminal.

"Yo me encontré un bulto, me lo fui apretando y un día se lo mostré a la doctora Lisandra, de la prisión, quien dijo que era una fístula. Pasó un año para poder diagnosticarme. Entre los conduce (permisos de salida de la prisión), que eran un problema por acuartelamiento o lo que fuera, cuando finalmente me vio el proctólogo, doctor Sandy, del Hospital Clínico Quirúrgico, me dijo que ya la enfermedad estaba firme por el tiempo que había pasado, y decidió ingresarme".

Una vez concedida la extrapenal, Leonys se sintió desamparado. Fue acogido en casa de su tía, quien luchó con la burocracia del Hospital Oncológico Conrado Benítez.

"Decían que la doctora Lisandra había hecho mal el expediente, que tenía que actualizarlo para enviárselo al doctor Sandy. Ni con amistades de mi tía pudimos resolver. Cuando mi tía, que es una mujer fuerte, se cansó del peloteo del hospital y me dijo 'vamos a dejar esto', me fui de su casa y me puse a rodar por la calle, ni firmaba ni nada", condición que habían establecido las autoridades tras la excarcelación. "¿Cómo puedo ir a firmar todas las semanas en mi estado? Quería que me revocaran la extrapenal, por lo menos en prisión recibiría alguna atención. Pero ellos le tiraron el muerto a mi familia".

Leonys debe usar pañales y tomar medicamentos para el dolor, además de que no puede estar sentado. No ha tenido una consulta médica desde hace diez meses.

"Al no tener una historia clínica aceptada, no tengo tarjetón para comprar los medicamentos, así que los compro en la calle, con la gente que trae medicamentos de Haití. No me puede faltar el diclofenaco, el paracetamol y los compro a entre 10 y 20 pesos gracias al dinero de caridad que recibo de mi familia y amigos, que también me regalan la comida".

Actualmente Leonys vive en casa de su primo hermano Poncho, quien lo recogió de la calle, en una casa pequeña para la cantidad de personas que la habitan.

"Duermo en un catre en la sala; como no puedo sentarme, tengo que estar acostado o de pie. No hay condiciones, pero se lo agradezco. Pienso que me tiraron para la calle porque cuando vieron que tenían que cubrir los gastos de los medicamentos, que son caros, el gasto de gasolina para los conduce diarios para el hospital y los cuidados que hay que tener conmigo, era un gasto grande para el Estado."

"Me siento discriminado, tal parece que como soy un recluso no tengo derecho a recibir atención médica. Me dieron la extrapenal para que me muriera en la calle".

Más información

Sin comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.